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Aumentar la libido en cuatro pasos

Al padecer impotencia cada vez espaciamos más nuestras relaciones. El deseo sexual (la libido) se desvanece y se agrava el problema. Veamos cómo recuperarnos.


Con el término libido, tanto en medicina como en psicología, nos estamos refiriendo al deseo sexual de la persona (no confundir – como resulta demasiado frecuente – con lívido, que hace referencia a la palidez de una persona y que no es objeto de esta bitácora).

Como comentamos en nuestro artículo Practicar sexo para curar la impotencia, una de las peores cosas que podemos hacer al padecer de impotencia es interrumpir o espaciar nuestra actividad sexual. El no mantener relaciones sexuales, muy al contrario de lo que podría suponerse, no va a mejorar nuestro estado sino que va a agravar nuestra situación.

Aumentar la libido en cuatro pasos
Huir no es la solución aunque, si bien se defiende pues que debemos reemprender nuestra actividad, también es cierto que deberemos hacerlo de manera que nos resulte beneficiosa, esto es: no deberemos exigirnos volver a ser los mismos de antes y rendir como antaño desde el primer día, sino aprovechar la oportunidad que nos brinda este trastorno para aumentar en nuestro autoconocimiento y en el de nuestra pareja, para así no sólo superar el problema sino hacerlo mejorando nuestra calidad sexual.

Un problema con el que nos enfrentaremos en esta situación es que – de manera más o menos consciente – nuestra libido se ha ido adormeciendo.
  • Puede que sea el resultado de nuestra voluntad consciente de espaciar las relaciones (no funcionamos y preferimos no mantener relaciones a tenerlas y salir frustrados)

  • Puede que sea debido a una reacción de nuestro subconsciente (quien nos está intentando liberar de la presión añadida de ser impotentes)

  • O puede, simplemente, responder a que con la distancia se pierde la costumbre (no pongamos cara de extrañados, si nos quedamos parados esperando a tener ganas para hacer algo, probablemente estas nunca llegarán, las ganas, la apetencia, normalmente aparece cuando nos forzamos a hacer aquello que queremos – aún sin ganas – y mientras lo hacemos).


La cuestión es que nuestro deseo sexual ha desaparecido, nuestra libido está ahora dormida y necesitamos despertarla. Necesitamos reactivar el deseo sexual pero


Como Aumentar la libido



Existen cuatro sencillos pasos que van a permitirnos aumentar la libido, cuatro pasos para aumentar el deseo sexual que son aplicables a hombres y a mujeres, padezcan o no de impotencia (psicológica u otra) y es que son los cuatro pilares sobre los que asentar el deseo aumentando la actividad de nuestro principal órgano afrodisíaco: El cerebro.


Relajarnos.

Lo sabemos, no hay peor consejo para una persona nerviosa que el típico comentario de “¡relájate!”, es como un resorte automático, es oír la orden relájate para que se dispare aún más nuestro nerviosismo: ¡si pudiera relajarme no estaría así! ¿no crees?. Conocedores de esta realidad te proponemos que la cambies por aquella con la que te sientas más cómodo: respira, despacio, etc.

Volviendo al tema central los nervios son el anti-libido, son como comprar todos los boletos de la rifa y jugar a si vamos a tener un “pinchazo”. Los nervios nos impiden “meternos en situación” y, por tanto debemos aprender a manejarlos.

Para alejar estos nervios un excelente método consiste en: contar con la complicidad de nuestra pareja. A partir de este momento.
  • Debemos asumir que la relación se realiza sin expectativas. Nuestro objetivo no debe ser mantener una relación completa sino el disfrutar de nuestra pareja.

  • Cada persona dispone de actividades que le resultan relajantes: oír música, pasear, leer, ver la televisión, etc. En este caso vamos a aprovechar que disponemos de nuestra pareja y de su complicidad para realizar otro tipo de actividades igual de relajantes y mucho más eróticas: darnos un baño compartido, darnos un masaje mutuo, una cena romántica e íntima, etc.

Recordemos: no estamos intentando superar nuestra impotencia de golpe, nuestro objetivo ahora es aumentar nuestra libido, reactivar el deseo sexual.


Crear el ambiente.

Muchos hombres hemos oído en reiteradas ocasiones las quejas de nuestra pareja por “ir demasiado rápidos”. Hombres y mujeres tenemos ritmos diferentes y tenemos necesidades diferentes. Puede que antaño no tuvieras problemas con el aquí te pillo aquí te mato en cualquier momento o lugar, pero es algo que debemos olvidar.

El ambiente en el que se va a realizar nuestro proceso por aumentar la libido es mucho más importante de lo que se le suele atribuir. Deberemos asegurarnos de disponer del lugar idóneo, del tiempo necesario y del momento apropiado.

El tiempo es importante porque las prisas no son buenas consejeras y no contribuyen a tener la calma necesaria.

El momento es aquel en el que tanto tú como tu pareja podáis dedicaros a esa relación, en cuerpo y mente.

Y el espacio, el ambiente es importantísimo pues nos va a servir como fuente de inspiración: tal vez un cambio en la iluminación (velas, luz tenue, etc.), una música propicia, un cambio en las sabanas (si es que es en una habitación), un espejo estratégicamente orientado, etc.

El invertir nuestro tiempo en preparar el escenario ideal y hacerlo con tranquilidad, planeando cada detalle va a estimular nuestra imaginación hacia el deseo

Recordemos que no debemos ser exigentes: estamos planeando y – con ello – anticipando una situación, pero no debemos perder de vista que un planteamiento no es una realidad, puede que llegado el momento nuestros planes vuelvan tortas y nada salga como habíamos planeado. No importa. Nuestra parte que es aumentar nuestro deseo, revivir nuestra libido y la de la pareja, ya se habrá puesto en marcha. Una mala experiencia no es una frustración sino una nueva oportunidad para aprender de lo ocurrido y mejorar en la próxima ocasión. Un paso en nuestra intención de curar la impotencia psicológica.


Compartir fantasías.

La cuestión es que todos tenemos fantasías sexuales, cierto es que el grado de las mismas difiere de unos a otros, pero todos las tenemos.

Tú también las tienes, al igual que tu pareja. Poder realizar estas fantasías es uno de los mayores estímulos mentales que podemos tener, pero debemos ser extremadamente cuidadosos.

Deberemos intentar abrirnos a nuestra pareja, hacerle conocedora de nuestras fantasías e indagar sobre las suyas. En este punto debemos ser sumamente sutiles, debemos ir profundizando poco a poco observando si nuestras insinuaciones son bien recibidas o no. Puede que nuestra fantasía choque frontalmente con el pensamiento de nuestra pareja y, en ese caso, deberemos valorar cómo afectará a nuestra relación. (Lo mismo puede ocurrir en tí con las fantasías de tu pareja).

Aunque con cautela, compartir fantasías con nuestra pareja es un fuerte lazo de complicidad que reforzará nuestra relación y aumentará nuestra libido.


Comunicación de pareja.

Estrechamente relacionado con los tres puntos anteriores. Nuestra pareja es el otro pilar de la relación. Existen muchas formas de comunicación aunque la más sencilla es aquella con la que nos comunicamos con los demás: hablar.

En la cura de la impotencia, contar con el apoyo, el compromiso y la confianza en/de nuestra pareja, es un gran punto que tenemos a nuestro favor. Aunque pueda existir este grado de complicidad en otras facetas, es habitual que en el terreno sexual, existan puntos negros, existan cosas ocultas.

Para poder avanzar en nuestra cura de la impotencia debemos superar estas barreras que nos separan y profundizar en el conocimiento del mundo erótico de nuestra pareja (y del nuestro propio). Este juego de aprendizaje aumentará nuestra libido y nos será de gran utilidad a la hora de plantear los tres puntos anteriores.



En este artículo hemos tratado sobre cómo es posible despertar nuestro deseo sexual, cómo aumentar nuestra libido y sacar del coma a nuestra excitación sexual. Debemos contar con el deseo de nuestra mente por mantener relaciones para superar la impotencia y este es el primer camino que debemos emprender.

Como ya hemos comentado los cuatro pasos a seguir son aplicables a cualquier persona pero en especial a aquellos que padecemos de impotencia psicológica pues, a nosotros, nos afecta más directamente el nerviosismo en nuestra mente. Una intensidad diferente que no quita el que tengamos y podamos aumentar nuestra libido siguiendo estos pasos.




Pareja e Impotencia

Hablar de impotencia psicológica es hablar de una disfunción eréctil debida a problemas de la mente. En este artículo tratamos cuando el problema es interno a la pareja.


La impotencia es un trastorno que imposibilita el mantener relaciones sexuales satisfactorias por problemas en la erección, problemas que van desde que la erección no se produzca hasta que sí lo haga pero no tenga la fuerza o dure lo suficiente para poder consumar la relación. La impotencia, puede deberse a traumatismos y a una gran cantidad de problemas físicos, entre los que incluiremos el consumo de drogas (legales o no tanto).

Pareja e Impotencia 01
Un caso especial (y que es el objeto de esta bitácora) es cuando esta impotencia no responde a ningún problema físico y lo hace aun problema psicológico. Son varias las neurosis que pueden ser las responsables de nuestra impotencia: depresión, estrés, ansiedad, problemas en el trabajo, problemas familiares, etc. En este artículo vamos a tratar de una circunstancia muy concreta que puede ser la responsable de nuestra disfunción eréctil: cuando el problema está en la propia pareja. Hablamos de cuando los problemas de inseguridad, los problemas de pérdida de intimidad, los problemas de aburrimiento, la pérdida de interés, etc. dentro de la pareja son el desencadenante principal de nuestro trastorno.

La buena noticia es que, cuando estamos en esta situación, las posibilidades de curar la impotencia son muy altas.

El primer problema con el que deberemos enfrentarnos es con le problema de la aceptación. La impotencia psicológica es un trastorno estigmantizante, es un trastorno mal visto socialmente, un trastorno que socialmente pone en tela de juicio nuestra hombría, nuestra “varonilidad”, es como si pensáramos que el hombre impotente no es tal, que la hombría depende del funcionamiento de una parte de nuestro cuerpo. Deberemos aprender a superar este primer escollo: de la misma manera que tu hombría no va a depender de si tienes o no un dedo, no lo va ha hacer de cómo funcione tu pito. La impotencia psicológica no define tu hombría. La hombría se va a demostrar en la entereza, la decisión y el compromiso que muestres en superar este y otros problemas de la pareja porque – aunque parece olvidarse – la impotencia es un problema que padece uno de los miembros de la pareja, pero que afecta a la pareja en su conjunto.

Aceptado el problema, llega el momento de analizarlo, buscar la solución al mismo y aplicarla. En este punto, cuando tenemos impotencia psicológica tenemos una ventaja que no siempre se da en otros tipos de impotencia: la cura de la impotencia psicológica no necesita de procesos de cirugía o el consumo (o dejar de consumir) productos químicos. El proceso de cura la de impotencia psicológica va a requerir trabajar la mente.

Habitualmente esta re-programación de nuestra mente, este proceso de apertura de la mente a nuevas ideas y de liberarla de aquellos condicionantes que nos han abocado a la impotencia se va a realizar por dos vías distintas:

  • Por una parte tenemos el trabajo que se realiza en la pareja en su conjunto, con técnicas que van a enseñarnos cómo podemos renovar aquella intimidad y recuperar la excitación sexual.
    La pareja está expuesta al mundo exterior, un mundo hostil que puede repercutir en su interior, afectando a uno de los miembros o a los dos haciendo que se pierda la intimidad y el interés y esto desemboca en una espiral de distanciamiento que causa la impotencia. En este tipo de trabajo, mediante charlas, actividades, ejercicios en pareja y cada miembro individualmente, vamos a aprender a recuperar la ilusión y el interés de nuestros inicios, vamos a recordar qué nos unió, aprender a volver a dar a la pareja la importancia que se merece y cómo podemos establecer barreras para proteger aquello que en realidad tiene importancia.

  • Por otra parte tenemos un conjunto de técnicas que van a estar enfocadas a que desarrollemos una nueva relación con nosotros mismos.
    Esta vía suele generar confusión, por protección propia, la mayoría de las personas tendemos a pensar que actuamos de la manera correcta y el problema radica en los demás. En estas técnicas vamos a trabajar cuánto hay de cierto en la creencia anterior, hasta qué punto estamos actuando de manera coherente con lo que realmente pensamos. Se va a trabajar qué expectativas tenemos de nosotros mismos y de la pareja.
    Unas técnicas con las que vamos a profundizar en nuestro autoconocimiento, un aprendizaje que va a repercutir de manera muy favorable, no sólo en la superación de nuestro problema de impotencia psicológica, sino también en nuestra personalidad en general.



Impotencia Psicológica Dentro de la Pareja



Este artículo sobre la impotencia psicológica y su relación con la pareja, no está orientado a cómo nuestra disfunción eréctil afecta a la pareja sino a cómo puede ser la relación de pareja la causante de nuestro problema. Las técnicas descritas anteriormente deben y serán tratadas de manera más detallada y profunda en próximos artículos pero, por el momento, sí hay determinadas valoraciones que podemos ir avanzando y que nos serán de gran utilidad a la hora de acotar el problema que nos atañe:


Expectativas:

Tenemos tendencia a idealizar, cuando comenzamos la relación creamos un mundo imaginario y un desempeño de la relación que probablemente no se concrete en la realidad. La realidad tiende a imponerse, alterando nuestra imaginación y moldeando nuestro presente y el de nuestra relación. Es importante en este punto hacer una reflexión profunda sobre tú realidad actual y la de tu relación y sobre qué rumbo quieres que tomen ambas realidades.


Comunicación:

Que una pareja es de dos, es fácil de asimilar pues así nos lo enseñaron. Ahora cuando hablamos de una pareja de personas, lo que significa que es de dos es que ambos miembros son partícipes y responsables de su desempeño.

Pareja e Impotencia 02
Aunque algunas parejas pretendan que la comunicación fluya sin necesidad de palabras, la realidad puede estar afectando a esta vía de comunicación y dificultándola mucho. Es importante retomar la comunicación por las vías habituales, es importante buscar el momento, el lugar y el tiempo para dedicárselo a una parte tan importante de la pareja como es la comunicación. Debemos comunicar qué nos está afectando, cómo pensamos que podemos mejorarlo, aprender qué está afectando al otro miembro y qué piensa que se puede hacer. Debemos indagar sobre las inquietudes y expectativas de cada miembro y, de esa manera, plantear una estrategia común para afrontar la realidad diaria.

Una comunicación sin discusión buscando cómo superar la impotencia de las que, además, saldremos reforzados al saber que contamos con el apoyo y la comprensión de nuestra pareja.


Estilo de Vida.

En una ocasión un médico hacía esta reflexión sobre las necesidades que nos imponemos: ¿para qué trabajamos día y noche, horas y horas extra e invertimos todo este esfuerzo en adquirir una segunda vivienda en otro lugar, cuando luego no tenemos ni el tiempo ni las ganas de disfrutarlo? ¿No sería más productivo invertir menos horas y ganar lo justo para hacer aquello con lo que realmente disfrutamos?.

De esta reflexión surgen muchas más consecuencias que lo meramente material. Nosotros nacemos con un cuerpo, este cuerpo es la carcasa con la que vamos a tener que desenvolvernos toda la vida. Una carcasa, un coche que sistemáticamente descuidamos y maltratamos: grandes ingestas de grasas que obstruyen nuestras venas, nos generan sobrepeso y destrozan nuestra imagen; tabaco, alcohol y otras sustancias, que nos aportan un placer momentáneo y cuyas consecuencias quedan grabadas en el cuerpo para siempre, trabajo duro y constante pensando en un mañana que quizás no llegue y descuidando el presente, etc.

Debemos reflexionar sobre lo que realmente estamos haciendo con nuestro estilo de vía, qué cambios van a proporcionarnos una mayor calidad de vida y cuales no nos resultan productivos en nuestro objetivo de tener una vida plena y sí nos impiden llegar a él. Y, lo más importante, ponerlos en práctica.



La pareja puede ser origen o no de nuestra impotencia pero, de manera irremediable es la diana en la que se sufren sus consecuencias. En el caso en que nuestra impotencia psicológica responda a problemas en el seno de la pareja, es precisamente ahí donde vamos a encontrar la respuesta a cómo superarla. Nosotros y nuestra pareja, causa y cura de la impotencia psicológica. La buena noticia es que nuestro aliado es precisamente aquella persona con la que queremos estar y contar en los momentos difíciles.





Impotencia Psicologica: Ansiedad

La impotencia psicológica puede responder a distintos trastornos. En este artículo tratamos la impotencia psicológica por Ansiedad.


Dentro de los distintos trastornos conocidos genéricamente como neurosis, uno que suele referirse de manera incorrecta es el de Ansiedad. La ansiedad es un sistema de defensa alojado en lo más primitivo de nuestro cerebro (la amígdala).

Impotencia Psicologica Ansiedad
La Ansiedad es el mecanismo automático que activa nuestras defensas cuando percibe que estamos en peligro. Es un sistema por tanto preventivo y el que permitió que el hombre primitivo superara los peligros de los primeros tiempos de su historia cuando apenas disponía de recursos para enfrentarse a los peligros de la naturaleza.

La Ansiedad como sistema está presente en todos los seres humanos y, como decíamos, es un sistema beneficioso, pues nos prepara previniendo el peligro y preparándonos para superarlo con más garantías.

Cuando decimos que una persona padece de ansiedad en realidad lo que estamos intentando expresar es que padece de “trastorno de ansiedad”, esto es: su sistema ansiedad no funciona correctamente y está informando de peligros que no existen o no es capaz de determinar cuando el peligro a pasado y, por tanto, no se desactiva nunca o la respuesta que está provocando en nuestro cuerpo es desproporcionada para el peligro real.

El trastorno de ansiedad suele ir acompañado, además de los trastornos de inquietud, nerviosismo, trastornos del sueño, etc. que parecen considerarse “normales” (pues se asocian a problemas de la mente), de gran cantidad de síntomas físicos muy diversos y que resultan más difíciles de asimilar que respondan a este trastorno. Síntomas como dolores cervicales, mareos, vómitos, diarrea, sensaciones de irrealidad, sensaciones de ahogo, sensaciones de arritmias y fallos cardiacos, etc.

En este artículo vamos a tratar de la relación que existen entre la impotencia (la disfunción eréctil) y la ansiedad.

Hablar de impotencia psicológica es hablar de un trastorno en nuestro sistema de erección, una alteración que hace que no podamos tener una erección o que, cuando la tengamos, esta no tenga la fuerza o se mantenga el tiempo necesario para completar una relación satisfactoria.

El órgano principal que interviene en la erección es el cerebro. El cerebro es el primer y principal involucrado en la estimulación, es el auténtico afrodisiaco. Cuando tenemos ansiedad este es también el primer involucrado y, con ello, tenemos una pescadilla que se muerde la cola. Simplificando:

  • Cuando tenemos ansiedad nuestro cerebro no reacciona correctamente, está constantemente en alerta informándonos de peligros que no existen pero que percibe y nos hace sentir como reales. La ansiedad nos provoca problemas físicos, de origen psicológico es cierto, pero en sí reales: muy reales. Con este coctel, con un cerebro que no es capaz de centrarse y con un cuerpo dolorido, tenemos todos los ingredientes anti-libido y, por tanto no es de extrañar que se produzca la impotencia psicológica.

  • Al tener impotencia no podemos mantener relaciones y esto, a su vez, trae dos consecuencias principales: La primera es que en esta relación nuestro cuerpo produciría gran cantidad de sustancias “del bien estar” que nos ayudarían a sobrellevar, incluso curar nuestra ansiedad. Sustancias pues que no producimos. La segunda tiene que ver con el hecho de que la impotencia va a generarnos sentimientos de inseguridad, sentimientos de que ya no somos capaces de estar con nuestra pareja, sentimientos desagradables que van a hacer que temamos el tener (y no volver a tener) relaciones y que van a disparar aún más nuestros niveles de ansiedad.


Esta bitácora no surge con la única intención de describir el problema sino que pretende ofrecer soluciones a la impotencia psicológica y, por tanto, te mostramos


Recursos para superar la impotencia psicológica por Ansiedad

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Ante la impotencia psicológica producida por ansiedad, deberemos utilizar aquellos recursos que nos permitan aprender a manejar la ansiedad hasta niveles tolerables, hasta niveles en los que podamos reemprender nuestra actividad sexual algo que, como ya hemos visto, no sólo nos va a permitir superar nuestra impotencia psicológica sino que va a dotarnos de un arma muy valiosa en nuestra tarea de superar el trastorno de ansiedad.



Relajación.

Existen multitud de métodos para relajarnos. Dependiendo del tipo de persona que seas, encontrarás más o menos beneficios en ellos y mayor o menor dificultad en ponerlos en práctica. Probablemente el más simple sea aquel que consiste en centrar nuestro cerebro en aquello opuesto a lo que normalmente realiza: si eres una persona que tiene un trabajo intelectual, deberás buscar actividades manuales para centrar tu mente, de manera análoga, si tu actividad diaria es fundamentalmente física, deberemos buscar actividades más “intelectuales”.

Otros métodos de relajación incluyen técnicas de respiración, yoga, mindfulness, etc. Si estos métodos te parecen esotéricos, siempre puedes recurrir a la relajación muscular progresiva un sistema físico y pautado para conseguir relajarte.

Un problema frecuente en la gente de padecemos de ansiedad es que queremos soluciones rápidas. La relajación, la capacidad de relajarse a voluntad (como casi todo en esta vida) es algo con lo que pocos nacen. Aprender cómo relajarnos es algo que llevará un tiempo y el hacerlo con una relativa soltura un poco más de práctica, pero es algo que podemos conseguir y va a sernos muy beneficioso.


Visualización.

De igual manera que los actuales entrenadores de los equipos deportivos, preparan en partido y motivan a sus jugadores mostrándoles las mejores jugadas, los momentos más emotivos, los logros, etc., nosotros podemos utilizar la visualización para manejar nuestra ansiedad ante el acto sexual y tratar así nuestra impotencia.

En un lugar tranquilo y sin interrupciones deberemos imaginar qué y cómo va a desarrollarse nuestro próximo encuentro. Debemos imaginar cada detalle intentando no olvidar ninguno, desde los prolegómenos, el desempeño, el encuentro en sí y los momentos posteriores.

En esta recreación imaginativa no debemos introducir nuestros miedos, (no queremos profundicar en nuestra nuestra disfunción eréctil sino resolver nuestro problema de impotencia), debemos imaginarnos con todo nuestro cuerpo y nuestro ser involucrado en aquello que estamos haciendo, resolviendo la situación de manera satisfactoria para nosotros y nuestra pareja.

Si vemos que nos atenazan nuestros miedos probaremos a cambiar el enfoque de la cámara: si estamos imaginando la situación como si viéramos una película, cambiaremos y trataremos de imaginarnos la situación como si la cámara estuviera en nuestros ojos. Si estábamos imaginando como si viéramos directamente, cambiaremos la perspectiva a verla desde fuera, como un observador. Modificaremos el punto de vista hasta encontrar aquel con el que nos sintamos más cómodos.

Complicidad.

Un problema frecuente en la impotencia psicológica es el temor que nos produce por el reparo educacional que todos hemos recibido. Debemos entender que la impotencia es un problema que sufre uno de los miembros de la pareja pero que afecta a los dos y, por tanto, requiere de los dos para ser superado.

Debemos hablar con nuestra pareja, buscar su apoyo y complicidad en la búsqueda de la solución. Contar con nuestra pareja, con que ella sea conocedora del problema, con que ella está con nosotros en este proyecto (sin que con ello vaya a protegernos o disculparnos falsamente). Este es un eje que nos va a permitir afrontar el problema con nuevas perspectivas.


Ejercicio Físico.

La práctica regular del ejercicio físico nos va a proporcionar muchos beneficios. Al hablar de esta práctica no estamos refiriéndonos a que nos apuntemos a un gimnasio y pasemos de la noche a la mañana a convertirnos en atletas, podemos practicar ejercicios sencillos y muy económicos – recordemos nuestro artículo sobre los beneficios de caminar en la impotencia psicológica

La práctica del ejercicio físico va, además, a sernos de gran ayuda en nuestro empeño por conseguir manejar la ansiedad.

En resumen: la inclusión del ejercicio físico en nuestra rutina, va a beneficiar nuestro estado de salud general pero va a sernos de gran utilidad para superar los trastornos de ansiedad y de impotencia (psicológica).



Sabemos que estas técnicas, estos recursos para superar la impotencia psicológica por ansiedad, pueden resultar poco convincentes para determinadas personas, pero podemos asegurar que funcionan y son una base muy sólida sobre la que construir nuestra recuperación.



Curar la impotencia en tres semanas

Impotente, eso somos: impotentes. Tenemos problemas de erección nosotros, sí, pero afecta a la pareja. En este artículo analizamos cómo resolverlo.


Cuando nos damos cuenta de que nuestro antaño gran amigo “sandokan” se ha tomado unas vacaciones y, aparentemente, no tiene intención de volver en breve, tenemos una sensación de vacío, una percepción de que alguien nos está traicionando.

Curar la impotencia en tres semanas
Primero pensamos que será algo pasajero, un gatillazo fruto del infortunio, la edad o esas copas de más. Cuando la situación comienza a hacerse rutinaria, repetimos el gatillazo o notamos que nuestra erección o no viene, o no tiene la fuerza de antes o no se mantiene el tiempo necesario para permitirnos que la relación sea satisfactoria, en ese momento somos conscientes de que somos impotentes.

La temida disfunción eréctil nos ha atrapado. Empezamos a dudar, toda la cultura que nos rodea ahora nos es hostil: no somos hombres, no podemos responder ante nuestra pareja, hemos perdido la virilidad, etc.

Superado este primer momento de crisis (para lo cual esperemos que te hayan sido de utilidad nuestros artículos anteriores), una vez hemos comprendido que sí tenemos un problema de impotencia pero no por ello somos menos “machos” que antes, es el momento de afrontar la realidad y superar el problema de la impotencia.

En este artículo te hemos dicho que te vamos a “desvelar” un sistema y, fieles a nuestra palabra, vamos a explicarte en qué consiste.

Antes debes responder a estas tres preguntas:
  • ¿Tienes pareja?
  • Tu pareja y tú ¿vivís juntos o tenéis posibilidades de mantener relaciones con continuidad?
  • Tu pareja ¿Entiende que es un problema de pareja?

Para poder aplicar esta “solución”, este tratamiento de tres semanas, para curar la impotencia, la respuesta a las tres preguntas anteriores debe ser sí. Necesitas tener pareja por que, como verás, es pieza clave en el tratamiento. Necesitas tener la oportunidad de mantener relaciones porque vas a tener que practicar mucho. Y, lo más importante, necesitas que la pareja te apoye.

En la resolución de la impotencia psicológica, cuando tratamos de personas que tienen pareja, es importantísimo que esta comprenda que la impotencia no es algo que afecte a tu capacidad como hombre y, por tanto, que el impotente no se sienta atacado y pueda confiar en su pareja para juntos resolver el problema. Es importante que la pareja comprenda que es un problema que tiene uno de los miembros pero que afecta a la pareja en sí (en otro momento puede ser el otro miembro el afectado). Es importante que entienda todo esto pues debe participar de manera activa en la solución que proponemos.



Ahora, sin más preámbulos, veamos en qué consiste esta


Cura de la impotencia en tres semanas.



Como comentábamos este tratamiento va a implicar que ambos miembros de la pareja estén de acuerdo y dispuestos a trabajar juntos en la resolución del problema. Necesitamos el compromiso de que van a realizar estos “ejercicios” por lo menos cuatro veces a la semana.

Primera semana:

En la primera semana de nuestro “tratamiento” vamos a tener que hacer algo que puede resultar difícil (o no): En la primera semana NO mantendremos ningún tipo de relación sexual con nuestra pareja. Se puede ser afectivo, educado, conversar, etc. pero nos abstendremos de cualquier tipo de contacto: no caricias, no besos y, mucho menos, lo que estáis pensando.

Segunda semana:

Por lo menos en cuatro ocasiones, en cuatro días distintos, ambos miembros de la pareja estaremos desnudos. Por turnos, primero uno y luego otro, nos tumbaremos y recibiremos las caricias de nuestra pareja por lo menos durante 20 minutos. En estas caricias, el que acaricia se abstendrá de acariciar las zonas genitales (regla que no puede saltarse) y se centrará en percibir las respuestas del acariciado. El acariciado se centrará en sentir y hacer percibibles sus sensaciones (que el otro note cómo nos está afectando),

Tercera semana:

Hemos llegado a la última semana de nuestro plan de cura de la impotencia. En esta semana volveremos a estar desnudos durante por lo menos cuatro días, en esas cuatro (o más ocasiones) volveremos a alternar el tratamiento, en estos encuentros volveremos a tener que acariciar a nuestra pareja y dejar que nos acaricie, podremos eso sí, acariciar las zonas genitales pero teniendo presente que no se busca en ningún momento el que nuestra pareja llegue al orgasmo, sólo buscamos darle placer y aprender qué y cómo le excita, así como mostrar a nuestra pareja qué y cómo nos excita de lo que hace.



Hemos acabado el tratamiento. No debemos esperar nada en concreto, no debemos suponer que ahora nuestras fuerzas estarán como cuando teníamos muchos años menos. No tenemos que exigir nada. Simplemente debemos retomar nuestra relación sin forzar, dejando que sean nuestros instintos quienes nos guíen en cuando y cómo mantener una relación con la pareja y hacerlo sin buscar nada más allå que el sentir y hacernos sentir.

Recordar: el orgasmo no es la meta última, sino el dar y recibir satisfacción a nuestra pareja.


Puede que tres semanas te parezcan mucho tiempo, pero en realidad no son nada si superas el problema y dejas de considerarte impotente. Puede que pienses que este sistema no es útil o que con tu impotencia psicológica no va a funcionar, en ese caso permítenos una consideración: no te va a suponer ningún costo económico y, como máximo, te arriesgas a aprender qué y cómo darle placer a tu pareja sin necesidad de utilizar a “sandokan”.




Remedios para la impotencia

En este artículo vamos a tratar qué remedios podemos utilizar en el tratamiento de la disfunción eréctil, en la cura de la impotencia.


Hablar de disfunción eréctil es hablar de un problema que ha afectado a los hombres desde el principio de los tiempos. Un problema el de la impotencia que existe desde siempre pero, que se ha hecho más palpable en la sociedad actual, pues antes existían muchos más tapujos que dificultaban o impedían el hablar de ella.

Remedio Para La Impotencia
Ciclista en la pared - Toni RaskoInikov
La sociedad ha avanzado, actualmente ante un problema de disfunción eréctil es fácil encontrar información: la prensa, la televisión, Internet, las ciudades están plagadas de consultorios de psicólogos y sexólogos, es fácil acudir a terapias de pareja o, lo más próximo, la consulta a nuestro médico de cabecera o asistir a nuestro centro de especialidades.

Con la nueva sociedad, afortunadamente, se ha perdido gran parte del pudor que existía en tratar los problemas sexuales, los problemas de erección (en este caso la disfunción eréctil o impotencia).

Menos pudor para expresar nuestro problema y buscar ayuda, más medios y más cercanos para resolverlo y un resultado sorprendente: Según diversos estudios, el problema de la disfunción eréctil en lugar de estar cada vez más erradicado, se encuentra en prefecto estado y creciendo. Con la llegada de los nuevos tiempos, los problemas de erección se están incrementando cada vez más.

Es precisamente en esta coincidencia donde debemos encontrar el origen del problema. Si la sociedad moderna provee más tratamientos y más efectivos para curar la impotencia y cada vez son más las personas que padecen de disfunción eréctil, la conclusión sólo puede ser una: es la propia sociedad moderna la que está provocando este incremento en el número de personas con problemas de erección.

La sociedad actual, con todos sus avances, nos está arrastrando cada vez más al sedentarismo (no hacemos ejercicio y nuestros trabajos ya no suelen requerir de esfuerzo físico), las ciudades y pueblos están contaminados, estamos rodeados constantemente de contaminación atmosférica, acústica, visual, nuestros alimentos están tratados químicamente, etc.

Nos hemos convertido en autómatas arrastrados por el ritmo de vida actual, acudimos a los sitios en coche o transporte público, subimos por las escaleras mecánicas o cogemos el ascensor, no preparamos las comidas, no tenemos tiempo, compramos comida preparada, o comida rápida, cuando nos duele algo o tenemos algún problema físico acudimos al auxilio rápido de los comprimidos químicos (las pastillas), etc. En definitiva, con la sociedad actual, estamos contaminado nuestro organismo.

La sociedad actual nos ha hecho creer que éramos nosotros quienes disponíamos del control de la naturaleza y nuestro cuerpo. Nada más alejado de la realidad. Contaminamos la naturaleza y ella nos devuelve el favor destrozando nuestro cuerpo. Alimentamos nuestro cuerpo de manera rápida y sin pensar qué repercusiones tiene y nuestro cuerpo responde, como cualquier motor maltratado, nuestro cuerpo nos responde con enfermedades, dolencias y,…, disfunción eréctil.

Por suerte la batalla no está perdida, podemos introducir cambios en nuestra forma de vivir que van a permitirnos romper el círculo vicioso en el que nos encontramos inmersos.


Remedios para la disfunción eréctil



Algunas personas cuando hablamos de estos cambios a realizar en nuestra vida cotidiana inmediatamente los relacionan con intentos por mejorar el estado de salud general, sin ser conscientes que es precisamente ahí donde va a residir el tratamiento de la disfunción eréctil, que es ahí donde debemos incidir para mejorar nuestro rendimiento sexual.

Son cambios en nuestra rutina diaria que van a contribuir significativamente en una mayor flexibilidad del cuerpo y en conseguir una mente más ágil. Son cambios que van a permitirnos que nuestro cuerpo esté más fuerte, más fuerte en el exterior (musculatura, huesos, agilidad, etc.) y en el interior (un sistema inmunológico fuerte para hacer frente con mayores garantías a las enfermedades que nos rodean). Son cambios que harán que recuperemos el sueño, ese merecido y reparador descanso que reconstruye nuestras funciones orgánicas. Son cambios que deberemos hacer si queremos solucionar nuestro problema de disfunción eréctil.

Son cambios relativamente sencillos que constituyen el auténtico remedio para la disfunción eréctil, remedio para la impotencia como:

  • Modificar nuestra dieta hacia una más equilibrada, una dieta baja en grasas (especialmente las saturadas) y en sodio, una dieta que nos permita adquirir los nutrientes necesarios para una buena salud en la cantidad apropiada a nuestra constitución (evitando el sobrepeso o gordura).

  • Realizar ejercicio físico con regularidad (por lo menos tres veces por semana). Para la realización de la actividad física no es necesario recurrir a gimnasios ni centros de entrenamiento. Caminar, hacer footing, la bicicleta, incluso nadar (si tenemos una playa cerca) son actividades al alcance de la mayoría que no requieren de una inversión económica.

  • Aprender técnicas que mejoren nuestra capacidad de oxigenación, que nos ayuden a relajarnos de manera voluntaria en el momento que lo necesitemos y que mejoren nuestra capacidad para concentrar nuestra mente.

  • Incorporar en nuestra vida actividades que nos resulten placenteras, entender la necesidad que equilibrar nuestro organismo y nuestra mente con actividades que nos resulten relajantes y des-estresantes.

  • Dejar de pensar que determinados alimentos son afrodisiacos y van a potenciar nuestra virilidad. En realidad los alimentos que sí nos van a ayudar en nuestro problema de disfunción eréctil son aquellos alimentos naturales, saludables y ricos en vitaminas, beneficios que vamos a encontrar en las frutas y verduras frescas.

  • Evitar (mejor suprimir completamente) alimentos prefabricados, que aportan pocos nutrientes y demasiadas grasas saturadas y azúcares refinados.

  • Renunciar o reducir al mínimo las denominadas drogas naturales: cafeína, tabaco o alcohol. Este último sí es posible tomarlo en dosis moderadas.



Mediante la aplicación de estos sencillos remedios para la impotencia, podremos reducir de manera casi inmediata la temible disfunción eréctil. Los efectos de estos sencillos cambios en nuestra vida serán visibles de manera rápida en nuestros problemas de erección.



Curar la Impotencia con los sentidos

La impotencia, la impotencia psicológica en especial es un problema que tiene solución. El problema es que intentamos hacerlo sin orientación y cada vez se agudiza más.


Decidir crear este blog (impotencia psicológica cura) no se debió a que nosotros fuésemos unos especialistas en la materia que tenían nuevas y revolucionarias maneras de solucionar el problema, fue – simplemente – porque nuestra experiencia, nuestra desagradable experiencia con el problema de la impotencia y la búsqueda de soluciones, nos obligaba a compartir aquello que vivimos y cómo conseguimos solucionarlo.

Curar la impotencia con los sentidos
Cuando padeces de impotencia, en especial cuando se trata de una impotencia psicológica, lo normal es que trates de resolver el problema por tu cuenta. Nosotros lo hemos hecho. Sí, la sociedad ha evolucionado mucho. Sí, cada vez hay menos tabús en la gente. Sí, cada vez tenemos más y mejores medios a nuestro alcance. Sí,…, pero la realidad es que no. Nuestra sexualidad, posiblemente por falta de confianza en nosotros mismos, es algo que no solemos compartir, es como si pusiéramos en duda nuestra hombría por tener problemas de erección.

No compartimos, no buscamos ayuda, no nos apoyamos en nuestra pareja y nos obsesionamos con cumplir con ella, recurriendo a trucos mentales más o menos sofisticados: buscamos métodos de excitación adicionales, recurrimos a pócimas alimentarias, intentamos retrasar el encuentro para reunir las fuerzas, etc. Te suena ¿verdad?, probablemente sí, todos lo hicimos.

En este artículo vamos a tratar de dar un nuevo enfoque al problema, un enfoque en el que descubrirás qué estás haciendo de manera incorrecta y como revertirlo simplemente aprendiendo,


Como curar la impotencia a través de los sentidos.



El principal problema que tenemos todos los hombres es que nadie nos ha enseñado qué es la sexualidad y cómo debemos hacer para disfrutar de la misma.

De las denominadas películas eróticas, de las conversaciones entre los “machotes”, normalmente hemos entendido que la relación sexual se basa en un mero encuentro en el que interviene única y exclusivamente el tacto.

Cuando tenemos problemas de impotencia tenemos que revivir aquello que nos apasiona, tenemos que redescubrir la sexualidad para poder disfrutar nuevamente de ella en toda su fuerza. Cierto es que el sentido del taco, el roce de la piel contra otra piel, tiene un gran poder erótico pero no es el único. Debemos descubrir este nuevo mudo de sensaciones para poder estimular nuevamente nuestro sistema de excitación sexual y curar nuestra disfunción eréctil.


Vista.

En cierta ocasión emitieron un programa de televisión en el que las “animadoras” del ejército explicaban sus técnicas para elevar el “ánimo” de las tropas en la segunda guerra mundial. Lo sorprendente de aquel programa fue comprobar cómo en la guerra de corea, los militares no conseguían la misma excitación aunque las mujeres que nos animaban pasaban directamente al desnudo. La respuesta era muy clara, la cuestión no está en cuanto se enseñe, sino en mostrar a la vista lo necesario, la cuestión radica en el cómo y en el cuándo. La cuestión está en percibir con la vista lo necesario para que nuestro cerebro haga el resto.

Al hablar de la vista no hablamos de tener las luces encendidas o apagadas, no es algo en lo que debamos decidirnos, existe un mundo de posibilidades: luces tenues, difusas, velas, luces coloreadas, luces dirigidas, etc.

Debemos aprender a mimar nuestro sentido de la vista, agradarlo con una decoración, una ambientación, unas ropas, etc. No dudemos en invitar a participar en el juego a nuestra pareja.


Oído.

Cómo decíamos antes, nuestra fuente de información principal: el cine erótico, es uno de nuestros grandes enemigos.

Sin restar importancia a aquellos sonidos que pueda realizar nuestra pareja o nosotros mismos durante la relación (suspiros, gemidos, gritos pueden resultar muy excitantes), tendemos a olvidar y deberemos volver a descubrir la importancia del susurro, la importancia de las palabras susurradas a nuestra pareja en momentos de complicidad.

Aprendamos cómo utilizar el sonido, cómo apoyarnos en una música agradable para ambientar la estancia, cómo de erótica puede ser la palabra: un relato breve y de alto voltaje contado susurrando en la intimidad.


Olfato.

El olfato es uno de nuestros sentidos más potentes a la hora de hablar de la relación sexual. El aroma del placer, el olor corporal de nuestra pareja excitada es un gran afrodisiaco.

Para resolver nuestro problema de impotencia debemos aprender a utilizar toda esa fuerza en nuestro provecho. Aprendamos cómo podemos ambientar la habitación (la bergamota es, según se cuenta, el prozac natural de la aromaterapia), pero no nos quedemos ahí.

Perfumemos nuestro cuerpo para resultar más atractivos (el olor a limpio suele resultar muy excitante), aprovechemos los aceites esenciales y sus fragancias para unir el tacto con un masaje sensual, el olfato con su fragancia y la vista con el movimiento sinuoso de las manos recorriendo un cuerpo desnudo que se excita bajo ellas. Debemos aprender que no es sólo el tacto el sentido que nos informa y nos excita, aprendamos a superar nuestra impotencia redescubriendo nuestros sentidos y, en el caso del olfato: ¿qué tal un baño compartido?.


Gusto.

Desde antiguo se han buscado los denominados afrodisiacos naturales, aquellos alimentos que nos van a aumentar la libido y la resistencia en la cama. Ahora no estamos refiriéndonos a este tipo de cosas sino a descubrir como el sentido del gusto puede ayudarnos en nuestro problema de dificultad de excitación.

Fresas, chocolate, aceites masaje comestibles, etc. Existen muchas posibilidades, la idea está en redescubrir el sabor de no nuevo y sorprendente, en sentir nuevas experiencias también a partir del sentido del gusto.-



Tenemos impotencia y queremos superarla. Padecemos de disfunción eréctil y queremos que se cure a toda costa. Nos empeñamos en superarla forzando la maquinaria y las situaciones o por el contrario, nos avergonzamos y reunimos a nuestra sexualidad. La respuesta no está en ninguna de las dos opciones, la cura de la impotencia (en especial la impotencia psicológica) está en recuperar nuestra confianza y nuestra libido y, para ello, debemos redescubrir qué nos pueden aportar nuestros sentidos.