Impotencia Psicologica

Hablar de impotencia psicológica es hablar de una disfunción eréctil motivada por un trastorno en la mente, algo que requiere un tratamiento singular.


Como ya hemos visto en otros artículos, hablar de disfunción eréctil o de impotencia es hablar que un trastorno que afecta a la erección del pene, un trastorno que afecta a los hombres que tenemos una incapacidad –reiterada en el tiempo – para conseguir la erección y/o para mantenerla el tiempo suficiente para tener una relación sexual satisfactoria.

Son muchas las causas que pueden motivar la impotencia, desde causas físicas (en este grupo se incluyen los problemas relacionados con el mal funcionamiento del cuerpo: desde enfermedades hasta consumo de medicamentos para su “cura”), causas traumáticas (lesiones) y, el tema que ahora nos afecta y que constituye el origen de esta bitácora: la impotencia psicológica y su cura.

Estaremos hablando de una impotencia psicológica cuando nuestra impotencia no responde a ninguna de las otras causas, esto es: no tendremos problemas físicos o traumáticos que sean los causantes de esta disfunción eréctil y sí tengamos algún trastorno psicológico que pueda estar generándola (aunque no esté diagnosticado).

Al hablar de los trastornos psicológicos que pueden estar generando nuestra impotencia psicológica, estaremos hablando de trastornos muy distintos, principalmente ansiedad, depresión o estrés.

Aunque estos trastornos suelen agruparse dentro de la impotencia psicológica como un origen común de la misma, son trastornos del ánimo muy distintos y que requieren de un tratamiento diferenciado.


Por qué de la Impotencia Psicológica



Actualmente se calcula que entre el 10 y el 20% de los problemas de disfunción eréctil son debidos a problemas psicológicos, un número muy grande que justifica la creación de esta bitácora (Impotencia Psicológica Cura) pero no la asociación problema psicológico con impotencia pues, en realidad, muchas personas con problemas psicológicos no tienen disfunción eréctil.

Entonces ¿porqué a mí si me ha ocurrido?

En este punto debemos separar la impotencia psicológica de la impotencia producida por los fármacos utilizados para tratar los problemas psicológicos.

Aunque el origen es el mismo (los problemas psicológicos) cuando hablamos de una impotencia debida a los fármacos utilizados para tratar este trastorno psicológico, no estaremos hablando de una impotencia psicológica sino de una impotencia por causas físicas. Su tratamiento estará relacionado con la supresión de esta medicación bien sustituyéndola por otra, bien ajustando las dosis o bien recuperando las funciones de nuestro cuerpo para combatirla (Importante: Nunca dejar la medicación para el tratamiento de los problemas psicológicos sin la supervisión de un profesional de la medicina).

En este artículo vamos a centrarnos en cuando es el problema psicológico el causante de la impotencia, cuando es la alteración de la manera que tenemos de percibir la realidad la que está produciéndonos esta disfunción eréctil.

Está demostrado que las alteraciones psicológicas tienen una repercusión directa en la química de nuestro cerebro, unas alteraciones que tienen un reflejo directo en una pérdida del apetito sexual (libido) y de la capacidad de erección de nuestro pene.

Aparte de esta explicación química de las repercusiones de la impotencia en nuestro cerebro debemos considerar las repercusiones en nuestra manera de razonar.

La impotencia psicológica es la más proclive a entrar en un círculo de razonamiento erróneo y que alimenta su perpetuación.

Nuestro problema psicológico tiene nuestra mente ocupada en tratar de resolver qué nos está produciendo este trastorno y contrarrestar sus síntomas(los trastornos psicológicos pese a su origen mental suelen tener una expresión física muy real y suelen resultar muy estigmatizantes socialmente), este esfuerzo mental unido a los cambios en la química de nuestro cerebro tienen una reflejo directo en nuestra libido y hacen que nuestro pene no responda como antaño; cuando notamos que nuestro pene ya no tiene el vigor y la fuerza de antes, entramos en una dinámica de preocuparnos por si no funcionará, si no tendrá la capacidad suficiente para mantener una relación completa, etc.; estos pensamientos se van agolpando y, finalmente, se produce la temida impotencia psicológica.

Estamos hablando de la profecía autocumplida. Es el estudiante que se prepara un examen y piensa que no va a poder superar la prueba; el día de la prueba, se presenta y el propio miedo le bloquea e impide que demuestre sus conocimientos; se ha cumplido su profecía, él sabía que no iba a superar la prueba pero, con lo que no contaba, es que este fracaso no tiene porqué responder a no tener la suficiente preparación, responde a su bloqueo mental.

De la misma manera cuando hablamos de impotencia por origen psicológico estamos hablando de la impotencia que se produce por el hecho de que estamos convencidos de que nuestro miembro no va a responder como esperamos en el momento que lo necesitamos.


Como veremos en próximos artículos, para tratar este tipo de disfunción eréctil vamos a poder recurrir a distintas técnicas: sistemas para apoyar la fortaleza de nuestro cuerpo, sistemas para minimizar el impacto del problema psicológico, sistemas para aumentar la confianza en nosotros mismos, etc. Un tratamiento de la impotencia psicológica que, como todos, sólo va a permitir su cura completa cuando superemos el problema raíz: cuando resolvamos el problema psicológico de confianza que bloquea nuestra potencia sexual

Nota: no necesariamente, será necesario superar completamente nuestro trastorno de ansiedad, estrés o depresión; lo que sí es una realidad es que superar la impotencia psicológica y recuperar nuestra actividad sexual normal será muy beneficioso para superar estos trastornos psicológicos.