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Curar la impotencia y desmontar mitos

Los mitos sexuales aumentan el nivel de exigencia y pueden desencadenar impotencia. En este artículo aprendemos a desmontar esos mitos sexuales.


Es muy frecuente que al mantener relaciones sexuales nuestras expectativas sean muy elevadas – irreales – y que esto nos lleve a un nivel de insatisfacción que sea el detonante de nuestra impotencia.

Curar la Impotencia y Desmontar mitos 01
Para comenzar a superar esta situación que tanto nos afecta debemos aprender primero qué hay de real en estas expectativas, qué es lo realmente importante en la relación sexual, hasta qué punto estamos siendo realistas con nuestras posibilidades y nuestras expectativas y si no será que estamos poniendo el listón demasiado alto y somos nosotros mismos los que – de manera inconsciente – estamos desencadenando nuestro problema de disfunción eréctil.

Esta bitácora versa sobre cualquier tipo de impotencia (excepto la traumática, donde sólo los médicos te pueden ayudar) pero se especializa en la más frecuente: la impotencia psicológica, en la cual es nuestra mente, nuestra manera de modelar la realidad el detonante de nuestro problema.

En la impotencia psicológica es importante (no esencial) que seamos conscientes de qué estamos diciendo a nuestra mente. Es frecuente que estos pensamientos se refieran a falsos mitos y, por tanto, tenemos que conocer


Los falsos mitos sexuales y la impotencia



Veamos pues si nos sentimos identificados con alguno de los mitos sexuales más frecuentes, si alguno está en nuestra línea de pensamiento:

El Sexo es cuestión de orgasmos.

Este es sin lugar a dudas el mito más extendido, sobre todo entre los hombres. El número de orgasmos, la intensidad que se obtuvo en cada uno de ellos y su calidad es una cuestión muy debatida, continuamente se oyen leyendas de actuaciones épicas no contrastadas y generalmente falsas y, lo que seguro todos hemos vivido en más de una ocasión: se tiende a exagerar incluso hasta situaciones claramente irreales.

El problema es que esta exageración, esta prevalencia de gente inclinada a sobrevalorar el orgasmo, nos afecta y tendemos a querer emular sus “hazañas”. De igual manera que sería una tontería que intentáramos emular al actor de una película X (es como si de repente consideráramos que somos débiles por no tener la destreza de rambo en el combate y nos decayéramos por no poder emularlo: ¡que es una película ¡), tampoco debemos sentirnos decaídos por no poder emular las exageraciones de nuestros amigos.

La relación sexual es una experiencia muy personal, algo que sólo compartimos con nuestra pareja y, para comenzar a superar nuestra impotencia psicológica, es con ella con la que debemos encontrar una manera que se nos adecúe y satisfaga, una manera a nuestro ritmo e intensidad.

Para emular a nuestros amigos solo es necesario ser tan maquillador de la realidad como lo son ellos.

Un mundo de números.

Vivimos en un mundo de números: cuántas horas trabajas, cuánto dinero ganas, cuántos pantalones tienes, etc. y solemos trasladar esta mentalidad estadística a nuestras relaciones sexuales: cuántos coitos practicamos, cuántos orgasmos conseguimos, cuánto tiempo dedicamos, qué frecuencia semanal, qué evolución temporal están teniendo nuestras relaciones, etc.

Estamos más pendientes de cumplir con las estadísticas que de aquello que realmente nos aporta la relación.

No podemos caer en esta trampa. El nivel de satisfacción no se puede medir. Aunque algunos te dirán que cuanto más dinero tienes, más feliz eres, la realidad estadística (ya que te gustan los números) es que los países más felices no son los más ricos. Con un nivel suficiente de dinero, la felicidad que alcances dependerá de tus expectativas, de cómo lo gestiones y de a qué lo dediques.

El sexo no es una cuestión de números. Para superar la impotencia psicológica, deja de contar y dedica tus esfuerzos a lo que realmente importa y es el disfrutar, dar y recibir en cada relación, aunque esta no incluya coito ni orgasmo.

Diferencia de género

En la sexualidad de pareja, que hombres y mujeres somos distintos es algo innegable tanto física como psicológicamente. Pero esta diferencia tiende a maximizarse llegando a resultar problemática.

Ni los hombres son animales de pensamiento único que se pasan las 24 horas del día pensando en el sexo, ni las mujeres son tan románticas como se les atribuye y también buscan en ocasiones la satisfacción puramente sexual en la relación.

Resulta contraproducente el estar constantemente intentando cumplir con esta falsa expectativa, con este mito que nos acarrea más problemas que ventajas. Para superar la impotencia debemos comenzar a aceptar nuestra manera de vivir la sexualidad, nuestra frecuencia, intensidad, calidad, etc. Debemos aprender nuestra manera de sentir y hacer y centrarnos en encontrar la manera de disfrutar de nuestra propia sexualidad y la de nuestra pareja, conectando con ella a nuestro ritmo.

Cuerpos esbeltos

Cuerpos de ensueño. ¿Realmente consideras que es necesario tener un cuerpo perfecto con unas medidas ideales para disfrutar del sexo?

La respuesta es simplemente no. Permite recordar una historia que nos lleva a un hombre ya muy mayor que intenta a mantener una relación sexual con una joven y al mostrar su cuerpo viejo, débil y de pene pequeño, ve como la joven se ríe y le pregunta ¿A quién piensas dar placer con eso viejo? A lo que el experimentado hombre le contesta: A mí.

En una relación de pareja, lo importante no es tu cuerpo ni el de tu pareja, lo importante es nuestra destreza y desempeño, lo que queramos transmitir y recibir. Para superar el bloqueo que te está conduciendo a la impotencia sexual psicológica debes entender que la realidad de un buen amante, la diferencia entre un amante resolutivo y otro solo aparente, está en la capacidad de dar y de saber recibir, una capacidad íntimamente ligada a la seguridad en uno mismo.



En este artículo hemos visto mitos sexuales que, aunque aparentemente tengamos superados, suelen influirnos, solemos tenemos interiorizados y nos afectan. Mitos con esquemas que hacen que pongamos nuestras expectativas en niveles irreales y que olvidemos lo realmente importante en las relaciones: dar y recibir satisfacción. Esquemas mentales de pensamiento que debemos superar para superar nuestro problema de impotencia (psicológica o no).



Como aumentar la libido

Es posible aumentar la libido introduciendo cambios totalmente naturales en nuestras comidas, te mostramos cómo y cómo potenciar tu potencia sexual.


Está dentro del llamado conocimiento popular que a partir de los 40 años, muchos hombres comienzan a desarrollar problemas de erección. Esta bitácora está dedicada a la impotencia, a la dificultad de tener o mantener una erección, y este es un problema que afecta a personas de cualquier edad. (Notar que decimos personas porque, aunque es un problema que normalmente se atribuye al hombre, también se da en las mujeres).

Como aumentar la libido - Ginkgo biloba
Como ya hemos comentado en artículos anteriores, la impotencia puede deberse a problemas físicos, traumatismos o problemas psicológicos. Ante los primeros síntomas de estar padeciendo impotencia, lo primero que debemos hacer es acudir a nuestro médico o especialista que será quién mejor pueda diagnosticar cual es nuestra circunstancia, hecho esto; una vez conocido que nuestro problema de impotencia se debe a un problema psicológico, sí podemos y debemos tomar cartas en el asunto y poner de nuestra parte para superarlo.

En este artículo vamos a tratar de aquellas comidas, aquellos alimentos que van a ayudarnos a aumentar nuestra libido (nuestro deseo sexual) y, de paso, ayudarnos a mejorar nuestro desarrollo y potencia sexual. Comencemos pues:


Como aumentar nuestra libido con las comidas



Aunque existen alimentos, comidas, que son útiles en nuestro propósito (mira nuestro inciso sobre cómo aumentar la libido en la mesa), los mejores resultados los vamos a obtener con el consumo de determinadas plantas en pastillas naturales, preparados o en infusiones. Estas plantas serán:


Cómo aumentar la libido en la mesa

Existen multitud de comidas que, por sus principios activos, resultan muy útiles para favorecer la circulación sanguínea (principal causa de la impotencia); estos alimentos van a favorecer el que nuestra circulación retome su camino normal y seamos capaces de inundar los cuerpos cavernosos de nuestro pene teniendo nuevamente erecciones fuertes, otros nos van a ayudar a combatir los efectos del cansancio y otros estimularán nuestra libido:

Zumo de limón: podemos tomarlo directamente o disuelto con agua (algunos incluso prefieren añadirle algo de azúcar); este zumo es un auténtico aliado a la hora de combatir el problema que nos ha traído a esta bitácora: la impotencia.

Apio: Podemos tomar esta planta directamente en ensaladas o tomando su zumo después de licuar. El apio además de tener grandes propiedades a la hora de mejorar la circulación sanguínea, es conocido por su capacidad de aumentar el deseo y la potencia sexual. (nota: Esta planta, además, es conocida por sus propiedades anticancerígenas, contra el colesterol, antiinflamatorias, digestivas, diuréticas y adelgazantes).

Ajo: El ajo – además de ahuyentar a los vampiros – tomado crudo contiene gran cantidad de arginina, la cual mejora la circulación y favorece la erección. (nota: si tienes reparo por el sabor que deja en tu boca, el mejor remedio es masticar perejil crudo después de comerlo). .

Miel y los frutos secos: son excelentes productos para aportar energía casi instantánea. La miel además introduce una pequeña subida de azúcar muy beneficiosa para las relaciones íntimas.

Ginseng Panax:

Esta planta de origen chino es considerada un estimulante y está reconocida como uno de los principales afrodisiacos masculino. Según la teoría sistémica, esta planta es un adaptógeno que va a aportarnos los nutrientes necesarios para restablecer la energía corporal y aumentar nuestra potencia. Vamos a poder encontrarla en cualquier herbolario o farmacia.

Destacar que, pese a sus propiedades beneficiosas, esta planta está contraindicada en el caso de padecer problemas cardiacos (en el corazón), problemas estomacales o problemas de ansiedad y/o estrés. Si alguno de estos es tu caso, consulta con tu médico sobre tu intención de empezar a consumirlo y si puedes hacerlo.


Shisandra.

Para aumentar la vitalidad sexual.

Esta planta también proviene de la china (en este caso del norte) está indicada para tratar la impotencia (y la eyaculación precoz), aumentar la vitalidad sexual, actúa contra el cansancio crónico y contra el estrés.

Esta planta tiene la ventaja respecto al Ginseng que no presenta sus contraindicaciones, aunque puede resultar un poco más complicada de encontrar.


Ginkgo Biloba.

Esta planta está considerada uno de los mejores alimentos para mejorar la circulación sanguínea (que, como hemos comentado, está detrás de muchos de los problemas de impotencia, incluida la impotencia psicológica que comienza por "tropiezos" de erección que no son manejados de la manera adecuada). Por sus propiedades facilita el restablecimiento de la correcta circulación de la sangre lo que permite que esta pueda llegar e inundar los cuerpos cavernosos del pene.

Notar que tomada en exceso, el guinkgo biloba puede producir dolores de cabeza y problemas gástricos.


Sabal contra la impotencia.

Para luchar contra la falta de erección y de libido, deberemos incorporar media cucharadita de la tintura de esta planta diluida en agua. Repetiremos este proceso tres veces al día – aunque por un máximo de seis semanas -.



Un efecto similar podremos obtenerlo con las decocciones de hinojo, poniendo aproximadamente 10 gramos en cada taza y tomando tres tazas al día.



Chocolate:

Por muchos considerado directamente “el afrodisiaco”, algunos llegan incluso a predicar sus bondades como sustitutivo del sexo.

Por sus principios activos, el chocolate aúna en un único alimento las sustancias que se cree aumentan el enamoramiento, aumentan la sensación de placer, estimulan nuestro organismo y favorecen la erección. Todo un compendio de virtudes.



Existen multitud de alimentos que podemos introducir en nuestra dieta habitual que, de manera totalmente natural, van a ayudarnos a mejorar nuestro desempeño sexual, desde haciendo que vuelva a revivir nuestro deseo hasta ayudándonos a tener y mantener la potencia sexual (y nuestra erección).


Podéis visitar el vídeo que hemos creado para exponer estos alimentos para aumentar la libido y la potencia sexual de manera totalmente natural:





Remedios para la impotencia

En este artículo vamos a tratar qué remedios podemos utilizar en el tratamiento de la disfunción eréctil, en la cura de la impotencia.


Hablar de disfunción eréctil es hablar de un problema que ha afectado a los hombres desde el principio de los tiempos. Un problema el de la impotencia que existe desde siempre pero, que se ha hecho más palpable en la sociedad actual, pues antes existían muchos más tapujos que dificultaban o impedían el hablar de ella.

Remedio Para La Impotencia
Ciclista en la pared - Toni RaskoInikov
La sociedad ha avanzado, actualmente ante un problema de disfunción eréctil es fácil encontrar información: la prensa, la televisión, Internet, las ciudades están plagadas de consultorios de psicólogos y sexólogos, es fácil acudir a terapias de pareja o, lo más próximo, la consulta a nuestro médico de cabecera o asistir a nuestro centro de especialidades.

Con la nueva sociedad, afortunadamente, se ha perdido gran parte del pudor que existía en tratar los problemas sexuales, los problemas de erección (en este caso la disfunción eréctil o impotencia).

Menos pudor para expresar nuestro problema y buscar ayuda, más medios y más cercanos para resolverlo y un resultado sorprendente: Según diversos estudios, el problema de la disfunción eréctil en lugar de estar cada vez más erradicado, se encuentra en prefecto estado y creciendo. Con la llegada de los nuevos tiempos, los problemas de erección se están incrementando cada vez más.

Es precisamente en esta coincidencia donde debemos encontrar el origen del problema. Si la sociedad moderna provee más tratamientos y más efectivos para curar la impotencia y cada vez son más las personas que padecen de disfunción eréctil, la conclusión sólo puede ser una: es la propia sociedad moderna la que está provocando este incremento en el número de personas con problemas de erección.

La sociedad actual, con todos sus avances, nos está arrastrando cada vez más al sedentarismo (no hacemos ejercicio y nuestros trabajos ya no suelen requerir de esfuerzo físico), las ciudades y pueblos están contaminados, estamos rodeados constantemente de contaminación atmosférica, acústica, visual, nuestros alimentos están tratados químicamente, etc.

Nos hemos convertido en autómatas arrastrados por el ritmo de vida actual, acudimos a los sitios en coche o transporte público, subimos por las escaleras mecánicas o cogemos el ascensor, no preparamos las comidas, no tenemos tiempo, compramos comida preparada, o comida rápida, cuando nos duele algo o tenemos algún problema físico acudimos al auxilio rápido de los comprimidos químicos (las pastillas), etc. En definitiva, con la sociedad actual, estamos contaminado nuestro organismo.

La sociedad actual nos ha hecho creer que éramos nosotros quienes disponíamos del control de la naturaleza y nuestro cuerpo. Nada más alejado de la realidad. Contaminamos la naturaleza y ella nos devuelve el favor destrozando nuestro cuerpo. Alimentamos nuestro cuerpo de manera rápida y sin pensar qué repercusiones tiene y nuestro cuerpo responde, como cualquier motor maltratado, nuestro cuerpo nos responde con enfermedades, dolencias y,…, disfunción eréctil.

Por suerte la batalla no está perdida, podemos introducir cambios en nuestra forma de vivir que van a permitirnos romper el círculo vicioso en el que nos encontramos inmersos.


Remedios para la disfunción eréctil



Algunas personas cuando hablamos de estos cambios a realizar en nuestra vida cotidiana inmediatamente los relacionan con intentos por mejorar el estado de salud general, sin ser conscientes que es precisamente ahí donde va a residir el tratamiento de la disfunción eréctil, que es ahí donde debemos incidir para mejorar nuestro rendimiento sexual.

Son cambios en nuestra rutina diaria que van a contribuir significativamente en una mayor flexibilidad del cuerpo y en conseguir una mente más ágil. Son cambios que van a permitirnos que nuestro cuerpo esté más fuerte, más fuerte en el exterior (musculatura, huesos, agilidad, etc.) y en el interior (un sistema inmunológico fuerte para hacer frente con mayores garantías a las enfermedades que nos rodean). Son cambios que harán que recuperemos el sueño, ese merecido y reparador descanso que reconstruye nuestras funciones orgánicas. Son cambios que deberemos hacer si queremos solucionar nuestro problema de disfunción eréctil.

Son cambios relativamente sencillos que constituyen el auténtico remedio para la disfunción eréctil, remedio para la impotencia como:

  • Modificar nuestra dieta hacia una más equilibrada, una dieta baja en grasas (especialmente las saturadas) y en sodio, una dieta que nos permita adquirir los nutrientes necesarios para una buena salud en la cantidad apropiada a nuestra constitución (evitando el sobrepeso o gordura).

  • Realizar ejercicio físico con regularidad (por lo menos tres veces por semana). Para la realización de la actividad física no es necesario recurrir a gimnasios ni centros de entrenamiento. Caminar, hacer footing, la bicicleta, incluso nadar (si tenemos una playa cerca) son actividades al alcance de la mayoría que no requieren de una inversión económica.

  • Aprender técnicas que mejoren nuestra capacidad de oxigenación, que nos ayuden a relajarnos de manera voluntaria en el momento que lo necesitemos y que mejoren nuestra capacidad para concentrar nuestra mente.

  • Incorporar en nuestra vida actividades que nos resulten placenteras, entender la necesidad que equilibrar nuestro organismo y nuestra mente con actividades que nos resulten relajantes y des-estresantes.

  • Dejar de pensar que determinados alimentos son afrodisiacos y van a potenciar nuestra virilidad. En realidad los alimentos que sí nos van a ayudar en nuestro problema de disfunción eréctil son aquellos alimentos naturales, saludables y ricos en vitaminas, beneficios que vamos a encontrar en las frutas y verduras frescas.

  • Evitar (mejor suprimir completamente) alimentos prefabricados, que aportan pocos nutrientes y demasiadas grasas saturadas y azúcares refinados.

  • Renunciar o reducir al mínimo las denominadas drogas naturales: cafeína, tabaco o alcohol. Este último sí es posible tomarlo en dosis moderadas.



Mediante la aplicación de estos sencillos remedios para la impotencia, podremos reducir de manera casi inmediata la temible disfunción eréctil. Los efectos de estos sencillos cambios en nuestra vida serán visibles de manera rápida en nuestros problemas de erección.



Mitos y Leyendas sobre la impotencia

No todo lo que oímos es verdad. Si bien la impotencia es un problema traumatizante para quien lo sufre no creamos los mitos que se han formado entorno a ella.


Si visitas esta página es porque sufres de impotencia (disfunción eréctil), tienes problemas para tener o mantener una erección y su origen es psicológico, esto es: no existe una causa física que esté produciendo esa impotencia sino que se debe a un problema mental, bien sea un periodo de mayor nerviosismo, estrés, un tiempo de decaimiento o no sabemos bien qué.

Mitos sobre la Impotencia - Impotencia Psicologica Cura
El problema está en que la impotencia es un problema estigmatizante, esto es, crea marcas en quien la padece, es un problema socialmente “mal visto” y, esta percepción, hace que sea un problema que tiende a tratarse e intentar resolverse en la intimidad.

En este artículo vamos a tratar sobre qué hay de verdad en esos mitos sobre la impotencia, en hasta qué punto debemos dejar que nuestro problema afecte a nuestra autoestima, de cómo no podemos permitir ahondarnos más en nuestro problema por leyendas urbanas, mitos, que no tienen nada de real.

Veamos qué hay de cierto en esos


Falsos Mitos sobre la Impotencia



1. El hombre impotente es menos viril.

El macho con impotencia es menos macho.

Primero debemos definir qué es la virilidad, debemos entender que un hombre es hombre no solo por el hecho de satisfacer sexualmente a su pareja sino por otros muchos rasgos. Sí, no seamos prehistóricos, nuestras parejas nos eligieron (o nos elegirán) no por nuestra manera de satisfacerlas en la cama sino por otras cualidades como el nivel de protección, el nivel de confianza, el compañerismo, etc.

Es cierto que con nuestro problema de disfunción eréctil tenemos más problemas a la hora de satisfacer sexualmente a nuestra pareja – destacamos; más problemas, lo que no indica que no podemos hacerlo, para eso está la imaginación y buscar métodos alternativos en tanto en cuanto superamos nuestra crisis -, pero eso no nos hace menos viriles. La virilidad la demostraremos cuando haya problemas serios y un hombre tenga que demostrar que lo es.




2. La impotencia es un problema asociado a la edad.

¿Ser mayor es igual a padecer impotencia?, la respuesta es definitivamente NO.

Es cierto que con la edad todo nuestro cuerpo se ralentiza, nuestro metabolismo es más lento, nuestros reflejos decaen, nuestro cuerpo se hace más sensible a los cambios, etc. Es innegable que esta ralentización afecta a todos nuestros sistemas y, al sistema sexual, también: con la edad necesitaremos mayores periodos de excitación, nos haremos más “cómodos”, etc. Pero esto no quiere decir que tengamos impotencia, solo que – como en el resto de cosas – deberemos amoldarnos a nuestra nueva realidad.

Existen multitud de ejemplos de personas de avanzada edad que nunca han tenido problemas de impotencia, aunque eso sí; debemos ser conscientes que maltratar nuestro cuerpo, con una mala dienta, alcohol, tabaco, drogas, etc. Nos va a pasar una factura mucho más cara que cuando éramos jóvenes, una factura que puede afectar a nuestro miembro.


3. El hombre impotente no tiene interés sexual

Este falso mito provoca más quebraderos de cabeza de los que aparentemente debiera.

No son pocos los hombres que padecen de impotencia y, sin embargo, no pierden el apetito, el interés sexual, esto les crea un conflicto pues consideran que existe una relación causa efecto que en realidad no existe: hay hombres que no tienen interés sexual y no tienen problemas de erección y hombres con problemas de impotencia que mantienen un gran apetito sexual.

En el caso concreto de esta bitácora, la impotencia psicológica, estos dos temas sí suelen estar más relacionados, pero no como podría pensarse de que es la falta de interés sexual el desencadenante de nuestra impotencia sino al contrario, nuestra impotencia nos genera un miedo interno del que podemos protegernos bajando nuestro interés sexual.


4. La impotencia es fruto del desuso.

Tengo problemas de impotencia por no haber practicado. Esta es uno de los mitos más extendidos que existen, ni practicar mucho sexo va a hacer que estemos libres de sufrir impotencia, ni los largos periodos de abstinencia van a desencadenarla.

En el caso concreto de la impotencia psicológica, lo que sí ocurre es que el distanciar nuestras relaciones no contribuye a resolver el problema ni el forzar encuentros - condenados al fracaso – van a mejorarnos sino todo lo contrario.


5. La masturbación produce impotencia.

Un mito tan falso como el que reza que si te masturbas se te cae el miembro a trozos.

Masturbarse no sólo no produce impotencia sino que es un método que se utiliza como terapia de apoyo en la superación de algunos tipos de impotencia.

La masturbación no produce impotencia, aunque sí puede producirla los complejos de culpabilidad o vergüenza ante la pareja. Estos sentimientos pueden estar generando un conflicto en nuestra mente que sea el detonante de nuestra disfunción eréctil.


6. Impotencia y eyaculación precoz están relacionados.

Como ya vimos en nuestro artículo sobre la eyaculación precoz, esta es un problema sexual de una esfera distinta al de la impotencia.

Una persona puede padecer cualquiera de los dos trastornos de manera independiente sin que el tener uno haga que se produzca el otro o los dos simultáneamente.


7. Si tienes un pene pequeño es más probable que tengas impotencia.

Está más de demostrado que no hace falta tener un tamaño de pene grande para satisfacer a la pareja. Además del miembro, en una relación que resulte satisfactoria para la pareja, tendremos que ser capaces de crear el clima, el entorno, la atmósfera, el movimiento y un conjunto de cosas que lleve a nuestra pareja a un éxtasis sexual. Un éxtasis que sólo con un miembro grande nunca vamos a conseguir.

En el caso de las personas que tenemos un miembro pequeño, esta creencia de que no podemos satisfacer a la pareja, sí puede conducirnos a una impotencia psicológica motivada no por el tamaño de nuestro miembro sino por nuestra inseguridad de poder satisfacer.


8. El hombre sano se levanta empalmado.

En realidad esta afirmación es totalmente falsa. La erección matutina no está tan relacionada con la salud sexual como con la calidad del sueño. El no levantarnos con el miembro armado no significa que no tengamos una buena salud sexual, puede ser simplemente que no durmamos bien.


9. La impotencia hace que mi pareja no me desee.

Como hemos dicho antes, impotencia y deseo no están relacionados en una persona, mucho menos tu impotencia con el deseo de tu pareja.

El problema que sí puede darse es cuando no sabemos manejar este trastorno y cómo nos afecta a nosotros y a nuestra relación y, de esta falta de comunicación y entendimiento, es del que pueden derivarse los problemas de interés por parte de nuestra pareja.

Por ese motivo es necesario que nuestro problema de impotencia sea algo compartido, no obsesivo, algo en lo que contar con nuestra pareja para poner solución.


10. La diabetes produce impotencia.

La diabetes es un problema de regulación de insulina y esta sustancia no bien controlada puede provocar alteraciones en los vasos sanguíneos y en los nervios que tienen una implicación directa en nuestro desempeño sexual.

La diabetes es, por tanto, una enfermedad que debe estar bajo control pues si puede ser la causante de nuestra disfunción (una impotencia física, no psicológica). Aun así, ser diabético no implica tener impotencia, con un control adecuado se puede tener diabetes y una vida sexual totalmente satisfactoria.



11. Las pastillas azules son la solución.

Las pastillas azules son el gran engaño de nuestro sistema farmacéutico actual. No estamos diciendo que estos fármacos no hayan contribuido a mejorar la calidad de vida de muchos de las personas que padecen de disfunción eréctil por causad físicas.

Estas pastillas se fundamentan en conseguir un aumento del riego sanguíneo en nuestro miembro en respuesta a una estimulación, son por tanto una solución cuando tenemos un problema de comunicación pero, con el precio, de un conjunto importante de contraindicaciones.

En el caso de la impotencia psicológica esta comunicación se ha interrumpido no por problemas en el cable sino porque el emisor no está por la labor. En estas circunstancias, el recurso de las pastillas puede resultar incluso contraproducente, pues aumenta nuestra inseguridad y afianza nuestra creencia de que no podemos prescindir de ellas, nos hace dependientes. Dependientes de unas sustancias químicas que pueden poner en peligro nuestra salud en general.



Hemos intentado desmitificar la impotencia, en concreto la impotencia psicológica. Sabemos que la disfunción eréctil está afectando mucho tu calidad de vida y tu autoestima pero no eres menos hombre de lo que eras antes, no tienes la culpa de lo que te está ocurriendo y tu relación no corre peligro por tu problema sexual, aunque no por ello es un problema del que debas desentenderte.





Impotencia Psicologica Cura Caminando

Veamos como un ejercicio tan simple como caminar es muy útil en el tratamiento y cura de la disfunción eréctil, en especial de la impotencia psicológica.


Impotencia Psicologica Cura Caminando 01
La disfunción eréctil o impotencia es una alteración de nuestro organismo que provoca el que no seamos capaces de tener una erección o tenerla lo suficientemente fuerte y por un periodo de tiempo que nos permita mantener una relación sexual completa y satisfactoria.

Esta alteración puede deberse tanto a traumatismos (lesiones), como a problemas físicos, como a problemas psicológicos.

Existe una práctica que todos realizamos desde nuestra más tierna infancia que resulta especialmente útil en el tratamiento y cura de la impotencia, tanto cuando su origen es físico como – especialmente – cuando su origen es psicológico.

Esta práctica es algo tan sencillo como el simple hecho de Caminar. Caminar es un ejercicio que está al alcance de casi todos:
  • No necesita que invirtamos ningún dinero.
  • No es necesario disponer de ningún equipamiento especial.
  • Puede realizarse en cualquier momento sin necesidad de planificación.
  • Es apto para cualquier edad, sexo y estado físico inicial.



Caminar en la Cura de la Impotencia



Hablar de una impotencia de origen físico es hablar de una disfunción eréctil que se produce porque nuestro organismo no está en condiciones. Cuando se asocia la disfunción eréctil a la edad, no se hace porque el hecho de que al ir acumulando años nuestro cuerpo pierda la capacidad de mantener la erección, sino porque tendemos a no cuidar nuestro cuerpo, este se deteriora y este deterioro es el que produce la disfunción. De hecho, si no tenemos esta edad pero sí se ha deteriorado nuestro cuerpo, la impotencia aparecerá de igual manera.

La impotencia de origen físico suele responder a enfermedades y/o medicaciones utilizadas en su tratamiento. En la impotencia tienen especial impacto los trastornos relacionados con la circulación sanguínea y es en este punto donde el caminar puede proporcionarnos grandes beneficios.

  • Caminar es un ejercicio aeróbico, esto es, es un ejercicio que va a mejorar nuestra oxigenación. Una buena oxigenación es indispensable para alimentar correctamente a nuestras células.
  • Caminado mejoraremos nuestro sistema cardiovascular (pondremos en forma a nuestro corazón, la bomba que mueve nuestro sistema circulatorio).
  • Reduciremos los niveles de colesterol. El colesterol malo se pega en las paredes de nuestras venas, como la cal en las tuberías, haciendo que la sección por la que puede circular la sangre sea cada vez más pequeña y produciendo también que las venas pierdan elasticidad. Recientes estudios han demostrado que, a la hora de reducir el colesterol, el ejercicio de caminar es tan efectivo como el de correr; se ha comprobado que el efecto se obtiene por el tiempo invertido y no por la intensidad del ejercicio.
  • Si caminamos 30 minutos diarios, consumimos 1000 calorías semanales. El caminar nos ayuda a controlar el sobrepeso tan perjudicial para nuestra salud.



Todos estos beneficios van a tener un impacto directo y positivo en la cura de la impotencia, sea cual sea su origen. Cuando estamos hablando de la impotencia psicológica, de la disfunción eréctil producida por un problema psicológico, el caminar va a proporcionarnos una serie de beneficios adicionales que lo hacen especialmente interesante:


Generamos endorfinas.

Las endorfinas son una sustancia que funciona como neurotransmisor (la comunicación de las neuronas). En el caso que nos interesa en el presente artículo (la impotencia psicológica y su cura), las endorfinas son la sustancia que va a aumentar nuestro nivel de energía y la sensación de placer, felicidad y bienestar en general.

Generando endorfinas vamos a ser capaces de paliar los niveles de tristeza o depresión, de abatimiento.


Consumimos adrenalina.

La adrenalina es la sustancia que genera nuestro cuerpo ante una situación de peligro real o aparente, es la sustancia que genera para preparar a nuestro cuerpo para poder dar una respuesta rápida y efectiva a este peligro.

Cuando estamos en un estado de alteración psicológica, nuestro cuerpo genera adrenalina ante peligros no reales. Esta adrenalina, a diferencia de cuando el peligro es real y se consume en su respuesta, permanece en nuestro cuerpo produciéndonos un estado de alteración que, además de falso, es muy incómodo y responsable de muchos de los síntomas de los trastornos psíquicos.

Con el simple hecho de caminar vamos a poder consumir esta adrenalina sobrante y, como consecuencia, vamos a reducir nuestro nivel de tensión.


Aumento de la confianza en nosotros mismos.

Probablemente sólo sufres un trastorno psicológico serás capaz de entender este punto. Caminar es un ejercicio sencillo, al alcance de todos con independencia de la edad, el sexo y el estado físico inicial pero, ¿qué ocurre cuando mi problema psicológico me impide incluso salir a pasear?.

Impotencia Psicologica Cura Caminando 02
No tenemos ningún impedimento físico pero, estamos generando una especie de agorafobia, estamos desarrollando un temor a que nuestros síntomas nos ataquen en el momento que dejemos la seguridad de nuestro hogar y, para evitarlo, simplemente no salimos.

En este punto es donde el mero hecho de “obligarnos” a salir y caminar, se convierte en un proceso de autocontrol y de superación. Un proceso en el que vamos a aprender que sí podemos hacer aquello que nos proponemos aumentando la autoconfianza, algo importante en la superación de la discapacidad eréctil, en la cura de la impotencia psicológica.


Relatividad de los problemas.

En los trastornos psicológicos nuestra mente suele estar inmersa en un constante proceso de análisis y preocupación por aquello que nos acontece. Un proceso de saturación mental que dificulta nuestra memoria, nuestra atención, nuestra forma de razonar, etc. Nos bloquea.

El simple ejercicio de caminar nos va a reportar dos beneficios:
  • Al forzarnos a irnos fijando en qué dirección cogemos en la caminata, en qué nos rodea, qué tiempo hace, con quiénes nos cruzamos en el camino, etc. Al centrar nuestra atención en el proceso de caminar estamos realizando una especie de meditación centrando nuestra mente en algo distinto a aquello que nos obsesiona y, por tanto, relajando la mente.
  • Al caminar durante largo tiempo, llega el cansancio, este mismo cansancio es el que nos va a ayudar a relativizar. Cuando estamos cansados, el resto de problemas es como si perdieran la fuerza que tenían, es como si en ese momento fueran importantes pero menos: aprendemos a poner las cosas en su justa medida.

Relativizar problemas, comprender qué es importante y qué no nos va a ayudar a volver a aprender qué es lo importante en la relación, va a liberar nuestra mente y esto va a repercutir directamente en la cura de nuestra impotencia psicológica.



Tanto si sufrimos de una impotencia psicológica como si tenemos una disfunción eréctil debida a otras causas, el simple ejercicio de caminar va a proporcionarnos muchas facilidades en su proceso de cura. Como se ha señalado, estos beneficios van a ser incluso mayores cuando el origen de nuestra impotencia sea psicológico.




Eyaculación Precoz

Eyaculación Precoz un problema que parece imposible que pueda ser padecido a la vez que la impotencia pero, como nosotros sabemos, no es así.


Cuando hablamos de impotencia (psicológica o no), estamos hablando de disfunción eréctil, un problema que padecemos aquellos que no podemos tener y/o mantener la erección el tiempo suficiente para una relación sexual satisfactoria.

Eyaculación Precoz
La Eyaculación Precoz es otro problema del ámbito sexual, un problema con muchas y muy distintas definiciones, la más extendida y aceptada actualmente de las cuales es: Se considera que una persona padece de eyaculación precoz cuando no posee el control suficiente sobre su sistema eyaculatorio, evaluando esta deficiencia de control en que esta en la relación sexual, en el bienestar sexual y emociona de uno o los dos miembros de la pareja.

Una definición algo rimbombante para indicar que padecemos de eyaculación precoz cuando no somos capaces de controlar nuestra eyaculación y esta se produce antes de tiempo produciéndonos insatisfacción a nosotros o a nuestra pareja.

Puesto que para que haya eyaculación debe haber erección, estos problemas no deberían coincidir en una misma persona y al mismo tiempo. Respuesta: la premisa es incorrecta, no es necesario una erección completa, suficiente para una penetración, para eyacular.


Eyaculación Precoz e Impotencia Psicológica



En la mayoría de casos en los que se produce esta coincidencia, la historia viene a ser algo parecido a esto:

Cuando comenzamos nuestras relaciones sexuales, teníamos que sandokan era muy sensible, sólo un roce, una caricia, una insinuación, servía para que se envalentonara y se alzara orgulloso mostrando todo su poder. El problema era que sandokan, inexperto y mal educado tomaba decisiones independientes de nuestra voluntad y eyaculaba de manera desconsiderada sin importarle nuestra opinión ni, mucho menos, la de nuestra pareja.

Avergonzados por su actitud insolente, empezamos a realizar trucos de feriante para contrarrestar su poderío: nos asegurábamos que llegara a la cita descargado, incluíamos ejercicios de dispersión mental para descentrarlo (pensar en otra cosa, contar hasta infinito, imaginarnos cosas desagradables), etc.

Lo sorprendente de la historia fue que sandokan no se tomo a bien nuestros intentos y, un buen día y sin previo aviso, decidió que ya no volvería a jugar. Ya no volvería a levantarse. Ya no participaría en nuestros juegos. Si no podía ser como él quería no habría juego.


Estamos ante uno de los casos más claros de impotencia psicológica, Una impotencia que se ha producido como consecuencia de ser eyaculadores precoces.

Como consecuencia de padecer de eyaculación precoz hemos desarrollado un problema de confianza en nosotros mismos y nuestra capacidad en la relación sexual que inconscientemente nos ha conducido a una disfunción eréctil o impotencia psicológica.

Aunque algunos lo consideren imposible, la realidad es que ambos trastornos pueden coincidir y debemos aprender cómo curarlos.

El proceso de tratamiento para superarlos comenzará por resolver primero el problema de la impotencia psicológica, volver a hacer que nuestro pene vuelva a tener erecciones fuertes como para mantener una relación sexual completa, para posteriormente centrarnos en el problema de la eyaculación precoz, resolver el problema de no saber controlar la eyaculación.

Una ventaja que tiene este tipo de tratamiento es que al resolver la impotencia psicológica avanzamos en nuestro autoconocimiento y autoestima, un aprendizaje que repercute directamente en la cura de la eyaculación precoz.

Antes de plantearnos cualquier tratamiento debemos razonar y asimilar tres conceptos básicos:

  • Hombres y mujeres tenemos ritmos sexuales diferentes. Aunque generalizar no es bueno, normalmente las mujeres tienen un ritmo sexual más lento que los hombres, ellas necesitan mas prolegómenos para llegar al estado de excitación del hombre.

  • En la relación sexual, buscar el “acabar juntos” es en muchos casos una utopía. El mero hecho de centrarnos en conseguirlo hace que perdamos la concentración en lo realmente importante que es disfrutar y hacer disfrutar de la relación. Además, los tiempos del clímax son distintos y aunque comencemos a la vez, difícilmente acabaremos juntos.

  • En la relación sexual, si tu pareja es capaz de hacerte feliz con más partes y más cosas que el coito en sí, también ella es capaz de recibirlo.



Para los ajenos a la materia, puede parecer imposible que impotencia psicológica y eyaculación precoz se aúnen en una misma persona y tiempo. Ahora ya sabemos que no, lamentablemente no pero, por suerte la solución a ambos problemas va unido (al menos en parte).




Pastillas para la ereccion

Queremos resolver nuestra impotencia y, como siempre, queremos encontrar las pastillas para la erección. Analicemos qué hay de verdad en ellas.


En la sociedad en la que estamos, en esta sociedad en la que los médicos y farmacéuticos nos han acostumbrado a que cualquier dolencia puede ser curada recurriendo a los concentrados químicos que llamamos pastillas, hasta no hace mucho no existían las pastillas para la erección.

Pastillas Para La Ereccion 01
Decimos hasta no hace mucho porque actualmente sí existen las ansiadas pastillas para la erección, pastillas para la impotencia. Aquellos que tenemos ya una edad recordamos como no hace mucho se anunció con bombo y platillo la aparición de estas milagrosas pastillas que iban a ayudarnos a superar uno de los problemas más antiguos y estigmatizantes del hombre: la temible impotencia o disfunción eréctil.

Aunque estás pastillas fueron diseñados para determinadas dolencias específicas y sólo pueden ser adquiridas bajo receta, esto es, con el correspondiente dictamen y control médico, en la actualidad muchos son los hombres que recurren a ellas. La existencia de estas pastillas (de color azul) está muy generalizada y son fácilmente adquiribles por vías “alternativas”, evitando los problemas de los sistemas de distribución legales.

El problema de estas pastillas azules (o no), el problema de estas pastillas para la erección, radica en que tienen una gran cantidad de contraindicaciones. Una cantidad muy larga y nada despreciable, una relación que viene detallada en los prospectos, pero que nadie o casi nadie lee (en caso de tenerlos).

La obtención de estos medicamentos es fácil porque, aprovechando la desesperación de quienes tenemos disfunción eréctil o impotencia, es posible obtener grandes beneficios económicos (se obtienen por vías alternativas pero su precio es considerablemente alto) siendo poco escrupulosos y comercializando productos sin el correspondiente control sanitario y omitiendo los graves riesgos en los que ponemos nuestra salud al consumirlos.

La generalización del recurrir a estas pastillas para la erección ha sido tal que incluso se han documentado casos de personas que, sin padecer de disfunción eréctil, las han consumido para mejorar su performance sexual, para incrementar su rendimiento (aunque esta no sea la finalidad pues fueron diseñadas para tratar determinados problemas de impotencia). Personas estas que han puesto en peligro su salud, para obtener un beneficio que estas pastillas no proporciona (ni ha anunciado nunca que lo haga – por lo menos las pastillas legales-).


Son buenas las pastillas para la erección



Pastillas Para La Ereccion 02
Aunque actualmente existen muchas formulaciones, muchos tipos de pastillas para la erección, todas tienen en común que tienen gran cantidad de contraindicaciones. Las pastillas para la erección, sin excepción, sólo pueden ser recetadas por un médico especialista tras la realización de las pruebas clínicas y de laboratorio pertinentes. Si no se deben consumir sin esta prescripción médica, ni que decir tiene de consumir aquellas que se obtienen por vías laterales, sin ningún tipo de control.

La gran cantidad de contraindicaciones de este tipo de pastillas hace que su consumo pueda resultar incluso mortal para personas con problemas (especialmente cardiacos, con insuficiencia renal, con retinitis, etc.). No contar con el correspondiente control médico hace que nos estemos exponiendo pues, aunque aparentemente no padezcamos de estas dolencias, no es extraño que la cuestión de creer que no padecemos de ellas radique en que aún no se han detectado. Cometemos el error de arriesgar nuestra calidad de vida por una demora en el diagnóstico, un diagnóstico que puede llegar demasiado tarde.

Ante la pregunta que da lugar a este artículo, ante la cuestión de si debemos consumir pastillas para la erección para resolver nuestro problema de disfunción eréctil, la respuesta es un contundente y rotundo NO. Si consideramos además lo elevado de su coste y los riesgos que conllevan, la respuesta vuelve a ser, con mayor insistencia incluso, NO. Sólo en caso de contar con la correspondiente prescripción médica, sólo en el caso que un especialista, tras la realización de las pruebas oportunas, nos haya recetado las pastillas para la erección, sólo en este caso es posible (que no deseable) recurrir a estas pastillas para resolver el problema de la disfunción eréctil o impotencia.

Pensemos, además, que las pastillas para la erección no son pastillas que vayan a resolver el problema en su origen. Son fármacos diseñados para resolver momentáneamente la situación, no curan la impotencia y, por tanto, en el mejor de los casos serán “un apaño” para salir del paso en el momento pero que luego pueden acarrear consecuencias no deseadas.

Pastillas Para La Ereccion 03
Aunque es un punto que suele omitirse al hablar de las maravillas de estas pastillas para la erección, no podemos ignorar el flaco favor que realizan al erotismo. Las pastillas para la erección deben tomarse con antelación a la relación sexual. Se acabaron la sorpresa, la naturalidad, las relaciones libres y espontáneas, las relaciones deben ser pautadas y programadas, las pastillas deben tomarse un periodo de tiempo antes de la relación, sólo funcionan cuando hay estímulo directo sobre “el aparato y tienen un "periodo de vigencia" limitado. Relaciones pautadas y obligatorias: Poco romanticismo.





Impotencia Psicologica

Hablar de impotencia psicológica es hablar de una disfunción eréctil motivada por un trastorno en la mente, algo que requiere un tratamiento singular.


Como ya hemos visto en otros artículos, hablar de disfunción eréctil o de impotencia es hablar que un trastorno que afecta a la erección del pene, un trastorno que afecta a los hombres que tenemos una incapacidad –reiterada en el tiempo – para conseguir la erección y/o para mantenerla el tiempo suficiente para tener una relación sexual satisfactoria.

Son muchas las causas que pueden motivar la impotencia, desde causas físicas (en este grupo se incluyen los problemas relacionados con el mal funcionamiento del cuerpo: desde enfermedades hasta consumo de medicamentos para su “cura”), causas traumáticas (lesiones) y, el tema que ahora nos afecta y que constituye el origen de esta bitácora: la impotencia psicológica y su cura.

Estaremos hablando de una impotencia psicológica cuando nuestra impotencia no responde a ninguna de las otras causas, esto es: no tendremos problemas físicos o traumáticos que sean los causantes de esta disfunción eréctil y sí tengamos algún trastorno psicológico que pueda estar generándola (aunque no esté diagnosticado).

Al hablar de los trastornos psicológicos que pueden estar generando nuestra impotencia psicológica, estaremos hablando de trastornos muy distintos, principalmente ansiedad, depresión o estrés.

Aunque estos trastornos suelen agruparse dentro de la impotencia psicológica como un origen común de la misma, son trastornos del ánimo muy distintos y que requieren de un tratamiento diferenciado.


Por qué de la Impotencia Psicológica



Actualmente se calcula que entre el 10 y el 20% de los problemas de disfunción eréctil son debidos a problemas psicológicos, un número muy grande que justifica la creación de esta bitácora (Impotencia Psicológica Cura) pero no la asociación problema psicológico con impotencia pues, en realidad, muchas personas con problemas psicológicos no tienen disfunción eréctil.

Entonces ¿porqué a mí si me ha ocurrido?

En este punto debemos separar la impotencia psicológica de la impotencia producida por los fármacos utilizados para tratar los problemas psicológicos.

Aunque el origen es el mismo (los problemas psicológicos) cuando hablamos de una impotencia debida a los fármacos utilizados para tratar este trastorno psicológico, no estaremos hablando de una impotencia psicológica sino de una impotencia por causas físicas. Su tratamiento estará relacionado con la supresión de esta medicación bien sustituyéndola por otra, bien ajustando las dosis o bien recuperando las funciones de nuestro cuerpo para combatirla (Importante: Nunca dejar la medicación para el tratamiento de los problemas psicológicos sin la supervisión de un profesional de la medicina).

En este artículo vamos a centrarnos en cuando es el problema psicológico el causante de la impotencia, cuando es la alteración de la manera que tenemos de percibir la realidad la que está produciéndonos esta disfunción eréctil.

Está demostrado que las alteraciones psicológicas tienen una repercusión directa en la química de nuestro cerebro, unas alteraciones que tienen un reflejo directo en una pérdida del apetito sexual (libido) y de la capacidad de erección de nuestro pene.

Aparte de esta explicación química de las repercusiones de la impotencia en nuestro cerebro debemos considerar las repercusiones en nuestra manera de razonar.

La impotencia psicológica es la más proclive a entrar en un círculo de razonamiento erróneo y que alimenta su perpetuación.

Nuestro problema psicológico tiene nuestra mente ocupada en tratar de resolver qué nos está produciendo este trastorno y contrarrestar sus síntomas(los trastornos psicológicos pese a su origen mental suelen tener una expresión física muy real y suelen resultar muy estigmatizantes socialmente), este esfuerzo mental unido a los cambios en la química de nuestro cerebro tienen una reflejo directo en nuestra libido y hacen que nuestro pene no responda como antaño; cuando notamos que nuestro pene ya no tiene el vigor y la fuerza de antes, entramos en una dinámica de preocuparnos por si no funcionará, si no tendrá la capacidad suficiente para mantener una relación completa, etc.; estos pensamientos se van agolpando y, finalmente, se produce la temida impotencia psicológica.

Estamos hablando de la profecía autocumplida. Es el estudiante que se prepara un examen y piensa que no va a poder superar la prueba; el día de la prueba, se presenta y el propio miedo le bloquea e impide que demuestre sus conocimientos; se ha cumplido su profecía, él sabía que no iba a superar la prueba pero, con lo que no contaba, es que este fracaso no tiene porqué responder a no tener la suficiente preparación, responde a su bloqueo mental.

De la misma manera cuando hablamos de impotencia por origen psicológico estamos hablando de la impotencia que se produce por el hecho de que estamos convencidos de que nuestro miembro no va a responder como esperamos en el momento que lo necesitamos.


Como veremos en próximos artículos, para tratar este tipo de disfunción eréctil vamos a poder recurrir a distintas técnicas: sistemas para apoyar la fortaleza de nuestro cuerpo, sistemas para minimizar el impacto del problema psicológico, sistemas para aumentar la confianza en nosotros mismos, etc. Un tratamiento de la impotencia psicológica que, como todos, sólo va a permitir su cura completa cuando superemos el problema raíz: cuando resolvamos el problema psicológico de confianza que bloquea nuestra potencia sexual

Nota: no necesariamente, será necesario superar completamente nuestro trastorno de ansiedad, estrés o depresión; lo que sí es una realidad es que superar la impotencia psicológica y recuperar nuestra actividad sexual normal será muy beneficioso para superar estos trastornos psicológicos.



Practicar sexo para curar la impotencia

Los hombres con disfunción eréctil tendemos a evitar hacer el amor. Un error que sólo agrava nuestro problema de impotencia y retrasa su cura.


Sexo para curar la impotencia
Cuando sufrimos algún tipo de trastorno sexual (no sólo una disfunción eréctil, también cuando tenemos trastornos de orgasmo o eyaculación precoz), solemos intentar distanciar e incluso evitar las relaciones amorosas.

Es una reacción natural y hasta cierto punto lógica: puesto que tenemos problemas, lo más razonable es evitar este conflicto. Algunos incluso podemos intentar recubrirlo de una cierta comprensión a nuestra pareja: queremos evitarle la situación incómoda que se produce cuando después de los prolegómenos nuestro aparato es incapaz de finalizar la tarea.

Es un error. Si padecemos de disfunción eréctil, si tienes impotencia, lo último de que debemos hacer es dejar de mantener relaciones.

Las cuestiones habituales serán:

  • ¿Cómo voy a practicar sexo si tengo impotencia?
  • ¿Cómo voy a implicar a una mujer si estoy seguro de que, con mi impotencia, no voy a poder satisfacerla?
  • ¿Cómo va a ayudar a mi impotencia y a su cura el recordarme con hechos el que sufro de disfunción eréctil?


Practicar sexo como cura de la impotencia



Primero debemos conocer los beneficios que aporta la práctica regular de relaciones sexuales a nuestro organismo:

Según un estudio elaborado por Boston Medical Group, los hombres que practican sexo con regularidad (tres o más veces por semana) se ha demostrado que tienen hasta cuatro veces menos probabilidades de padecer de impotencia o disfunción eréctil.

Este estudio se fundamenta en los tres beneficios principales de la relación sexual:

  • Al mantener relaciones con regularidad se mejora la elasticidad de las arterias y de los cuerpos cavernosos de nuestro pene (ponemos al miembro “en forma”) y se favorece la activación y buen funcionamiento del sistema cardiovascular (el pene es un órgano que funciona como un globo que llenamos de sangre para que se ponga en erección). En resumen al practicar relaciones con frecuencia estamos preparando físicamente a nuestro cuerpo para mantener nuevas relaciones.

  • Aumento en la producción de testosterona; esta hormona es la principal hormona sexual masculina, está implicada en muchos de los procesos que tienen que ver con el desarrollo sexual pero, a los efectos de este artículo, es la hormona que va a encargarse de aumentar nuestro deseo de mantener nuevas relaciones – A más relaciones mayor deseo de mantener otras: aumento de la lívido -.

  • Esta bitácora está dedicada al tratamiento y la cura de la impotencia, centrándonos en especial en la impotencia psicológica: Con la práctica regular de las relacione sexuales, está demostrado que se reduce la producción de las hormonas implicadas en provocar la ansiedad y el estrés, que son precisamente los dos trastornos psicológicos implicados con mayor frecuencia en los problemas de impotencia o disfunción eréctil.


Aunque, para algunos, los beneficios anteriores sean como una broma de mal gusto, un recordatorio de aquello que se están perdiendo, la realidad es que no se están mostrando para desmoralizar a nadie sino para mostrar que podemos utilizarlos para curar nuestra impotencia.

Estamos en una pescadilla, un pez que se muerde la cola y no encuentra fin: puesto que tenemos una disfunción eréctil, nuestra impotencia nos avergüenza y evitamos tener relaciones sexuales; puesto que no tenemos relaciones, nuestro cuerpo se atrofia, deja de producir testosterona y sustancias que limitan nuestra ansiedad y estrés; puesto que no tenemos estas sustancias, nuestros niveles de ansiedad y estrés se disparan y nuestra lívido (nuestras ganas de nuevas relaciones) se hunden hasta casi extinguirse; puesto que nuestros problemas se disparan, cada vez tenemos un mayor impacto en nuestra disfunción eréctil, cada vez es mayor nuestra impotencia, con lo que cada vez tendemos a distanciar más nuestras relaciones;...

Debemos salir de esta situación y, para ello, debemos volver a tener relaciones sexuales.

Pero, ¿cómo lo haremos?.

Cuando tenemos un problema, la mejor manera de superarlo es afrontarlo. Cuando tenemos miedo al agua, las playas, las piscinas, etc., debemos vencer este miedo y, para ello, una buena técnica es la de la exposición: debemos ir a donde nos asusta y hacer aquello que nos atemoriza. Pero eso no quiere decir que debamos tirarnos a una piscina llena de agua (mucho más si no sabemos nadar), dependiendo de nuestro estado utilizaremos técnicas de aproximación más o menos rápidas.

En el caso que nos atañe, cuando estamos intentando curar nuestra impotencia, la solución va a residir precisamente en hacer aquello que nos avergüenza. Vamos a tener que hablar con nuestra pareja y exponerle la situación. Vamos a tener que contar con el apoyo y la comprensión de nuestra pareja para comenzar sin prisa pero sin pausa el camino de nuestra recuperación.

Para resolver esta impotencia que nos atenaza, para vencer la disfunción eréctil, debemos comenzar por entender que la relación sexual no es sólo penetración, que existen juegos, cortejos previos, caricias que aumentan nuestra lívido y, para ello, debemos contar con la colaboración de nuestra pareja en implicarse en actividades que nos ayuden a romper el circulo en el que estamos inmersos.

Debemos aprender otra vez a mantener relaciones para curar nuestra impotencia.





Que es impotencia

Piensas que tienes impotencia, que tienes problemas de erección, pero ¿realmente es así?. Veamos qué es realmente la impotencia.


Si estas visitando esta página es porque estás preocupado por si sufres la temible "impotencia". Probablemente has tenido una o varias relaciones en las que tu pene no ha reaccionado como consideras que debiera. Has tenido distintas experiencias con problemas de erección. Puede que tuvieras una erección pero esta no fuera lo suficientemente fuerte, o no tuvieras una erección lo suficientemente duradera o, simplemente, esta no se produjera.

Que es Impotencia
Aunque ya estamos en el siglo XXI, aunque presumimos de estar en una sociedad avanzada, la realidad es que seguimos teniendo los mismos tabús que tenían nuestros antepasados: seguimos preocupados por el sexo, seguimos valorando nuestra hombría en función de nuestra capacidad para mantener la erección y relaciones sexuales.

Considerábamos la disfunción eréctil, la impotencia, como un problema de otros, como un problema que no nos podía ocurrir a nosotros, pero hemos tenido algunos "gatillazos" y - a nuestro pesar - debemos buscar qué es impotencia y, lo más importante ahora, cómo tratarla y curarla.


El primer punto que debes tener claro es que no hay que perder los papeles, no debemos sobredimensionar el problema (ni tampoco despreciarlo): aunque realmente tengamos una disfunción eréctil, eso no quiere decir que esta vaya a ser una impotencia permanente, que no tenga tratamiento ni cura, muy al contrario: Los problemas de erección tienen solución (con independencia de tu edad - que es una creencia errónea muy extendida -).

Para explicarte que no eres ni mucho menos extraño te daremos unos datos estadísticos: Se considera que entre el 25 y el 40% de los hombres sufre de problemas de erección. Esto quiere decir que cuando os reunís 10 amigos a celebrar algo, además de ti hay otros tres con el mismo problema.

Es probable que el dato anterior no te haya tranquilizado mucho, pero tenemos más datos: Se considera que más del 75% de la población ha padecido en algún momento de problemas de erección. Esto quiere decir que, en la misma reunión de antes, deberás sumar otros cuatro de tus compañeros que habrán sufrido el mismo problema de erección que tú tienes en este momento en algún momento (y, probablemente, ya lo habrán superado).

Según los datos, el problema de la impotencia es el problema sexual más extendido entre los hombres. Con esto queremos decir, que no eres ningún bicho raro ni debes sentirte inferior: eres una persona con un problema frecuente que - a diferencia de otros - es consciente del problema - y está buscando una solución.

Estamos hablando de la impotencia, la disfunción eréctil, los problemas de erección, pero


¿Realmente qué es impotencia?.



Antes de seguir tratando sobre cómo tratar y curar la disfunción eréctil, deberíamos asegurarnos de tenerla.

Se considera que padecemos de impotencia o disfunción eréctil cuando tenemos una incapacidad persistente para conseguir tener una erección lo suficientemente firme y duradera como para mantener una relación sexual satisfactoria.

En la anterior definición el punto clave que debemos considerar es que para tener impotencia, la dificultad para mantener relaciones sexuales satisfactorias debe ser "persistente". Aunque no existe un tiempo exacto para diferenciar cuando realmente es un trastorno de impotencia lo que tenemos, debemos separarlo del típico "gatillazo", esto es: cuando hemos tenido problemas en las últimas relaciones pero estas han sido escasas y distanciadas en el tiempo.

Otro punto muy importante a considerar es que no debemos confundir la impotencia con otros trastornos de la esfera sexual, como son:
  • Falta de deseo sexual.
  • Problemas o alteraciones eyaculatorias.
  • Trastornos de orgasmo.

Si realmente tenemos impotencia, lo primero que deberemos hacer es buscar la causa de la misma: qué está produciendo nuestros problemas de erección. Estas causas pueden ser: orgánicas, traumáticas o psicológicas (tema central de nuestra bitácora).

Conocidas estas causas es cuando podremos avanzar en cómo curar la impotencia.