Curar la impotencia en tres semanas

Impotente, eso somos: impotentes. Tenemos problemas de erección nosotros, sí, pero afecta a la pareja. En este artículo analizamos cómo resolverlo.


Cuando nos damos cuenta de que nuestro antaño gran amigo “sandokan” se ha tomado unas vacaciones y, aparentemente, no tiene intención de volver en breve, tenemos una sensación de vacío, una percepción de que alguien nos está traicionando.

Curar la impotencia en tres semanas
Primero pensamos que será algo pasajero, un gatillazo fruto del infortunio, la edad o esas copas de más. Cuando la situación comienza a hacerse rutinaria, repetimos el gatillazo o notamos que nuestra erección o no viene, o no tiene la fuerza de antes o no se mantiene el tiempo necesario para permitirnos que la relación sea satisfactoria, en ese momento somos conscientes de que somos impotentes.

La temida disfunción eréctil nos ha atrapado. Empezamos a dudar, toda la cultura que nos rodea ahora nos es hostil: no somos hombres, no podemos responder ante nuestra pareja, hemos perdido la virilidad, etc.

Superado este primer momento de crisis (para lo cual esperemos que te hayan sido de utilidad nuestros artículos anteriores), una vez hemos comprendido que sí tenemos un problema de impotencia pero no por ello somos menos “machos” que antes, es el momento de afrontar la realidad y superar el problema de la impotencia.

En este artículo te hemos dicho que te vamos a “desvelar” un sistema y, fieles a nuestra palabra, vamos a explicarte en qué consiste.

Antes debes responder a estas tres preguntas:
  • ¿Tienes pareja?
  • Tu pareja y tú ¿vivís juntos o tenéis posibilidades de mantener relaciones con continuidad?
  • Tu pareja ¿Entiende que es un problema de pareja?

Para poder aplicar esta “solución”, este tratamiento de tres semanas, para curar la impotencia, la respuesta a las tres preguntas anteriores debe ser sí. Necesitas tener pareja por que, como verás, es pieza clave en el tratamiento. Necesitas tener la oportunidad de mantener relaciones porque vas a tener que practicar mucho. Y, lo más importante, necesitas que la pareja te apoye.

En la resolución de la impotencia psicológica, cuando tratamos de personas que tienen pareja, es importantísimo que esta comprenda que la impotencia no es algo que afecte a tu capacidad como hombre y, por tanto, que el impotente no se sienta atacado y pueda confiar en su pareja para juntos resolver el problema. Es importante que la pareja comprenda que es un problema que tiene uno de los miembros pero que afecta a la pareja en sí (en otro momento puede ser el otro miembro el afectado). Es importante que entienda todo esto pues debe participar de manera activa en la solución que proponemos.



Ahora, sin más preámbulos, veamos en qué consiste esta


Cura de la impotencia en tres semanas.



Como comentábamos este tratamiento va a implicar que ambos miembros de la pareja estén de acuerdo y dispuestos a trabajar juntos en la resolución del problema. Necesitamos el compromiso de que van a realizar estos “ejercicios” por lo menos cuatro veces a la semana.

Primera semana:

En la primera semana de nuestro “tratamiento” vamos a tener que hacer algo que puede resultar difícil (o no): En la primera semana NO mantendremos ningún tipo de relación sexual con nuestra pareja. Se puede ser afectivo, educado, conversar, etc. pero nos abstendremos de cualquier tipo de contacto: no caricias, no besos y, mucho menos, lo que estáis pensando.

Segunda semana:

Por lo menos en cuatro ocasiones, en cuatro días distintos, ambos miembros de la pareja estaremos desnudos. Por turnos, primero uno y luego otro, nos tumbaremos y recibiremos las caricias de nuestra pareja por lo menos durante 20 minutos. En estas caricias, el que acaricia se abstendrá de acariciar las zonas genitales (regla que no puede saltarse) y se centrará en percibir las respuestas del acariciado. El acariciado se centrará en sentir y hacer percibibles sus sensaciones (que el otro note cómo nos está afectando),

Tercera semana:

Hemos llegado a la última semana de nuestro plan de cura de la impotencia. En esta semana volveremos a estar desnudos durante por lo menos cuatro días, en esas cuatro (o más ocasiones) volveremos a alternar el tratamiento, en estos encuentros volveremos a tener que acariciar a nuestra pareja y dejar que nos acaricie, podremos eso sí, acariciar las zonas genitales pero teniendo presente que no se busca en ningún momento el que nuestra pareja llegue al orgasmo, sólo buscamos darle placer y aprender qué y cómo le excita, así como mostrar a nuestra pareja qué y cómo nos excita de lo que hace.



Hemos acabado el tratamiento. No debemos esperar nada en concreto, no debemos suponer que ahora nuestras fuerzas estarán como cuando teníamos muchos años menos. No tenemos que exigir nada. Simplemente debemos retomar nuestra relación sin forzar, dejando que sean nuestros instintos quienes nos guíen en cuando y cómo mantener una relación con la pareja y hacerlo sin buscar nada más allå que el sentir y hacernos sentir.

Recordar: el orgasmo no es la meta última, sino el dar y recibir satisfacción a nuestra pareja.


Puede que tres semanas te parezcan mucho tiempo, pero en realidad no son nada si superas el problema y dejas de considerarte impotente. Puede que pienses que este sistema no es útil o que con tu impotencia psicológica no va a funcionar, en ese caso permítenos una consideración: no te va a suponer ningún costo económico y, como máximo, te arriesgas a aprender qué y cómo darle placer a tu pareja sin necesidad de utilizar a “sandokan”.