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Curar la impotencia y desmontar mitos

Los mitos sexuales aumentan el nivel de exigencia y pueden desencadenar impotencia. En este artículo aprendemos a desmontar esos mitos sexuales.


Es muy frecuente que al mantener relaciones sexuales nuestras expectativas sean muy elevadas – irreales – y que esto nos lleve a un nivel de insatisfacción que sea el detonante de nuestra impotencia.

Curar la Impotencia y Desmontar mitos 01
Para comenzar a superar esta situación que tanto nos afecta debemos aprender primero qué hay de real en estas expectativas, qué es lo realmente importante en la relación sexual, hasta qué punto estamos siendo realistas con nuestras posibilidades y nuestras expectativas y si no será que estamos poniendo el listón demasiado alto y somos nosotros mismos los que – de manera inconsciente – estamos desencadenando nuestro problema de disfunción eréctil.

Esta bitácora versa sobre cualquier tipo de impotencia (excepto la traumática, donde sólo los médicos te pueden ayudar) pero se especializa en la más frecuente: la impotencia psicológica, en la cual es nuestra mente, nuestra manera de modelar la realidad el detonante de nuestro problema.

En la impotencia psicológica es importante (no esencial) que seamos conscientes de qué estamos diciendo a nuestra mente. Es frecuente que estos pensamientos se refieran a falsos mitos y, por tanto, tenemos que conocer


Los falsos mitos sexuales y la impotencia



Veamos pues si nos sentimos identificados con alguno de los mitos sexuales más frecuentes, si alguno está en nuestra línea de pensamiento:

El Sexo es cuestión de orgasmos.

Este es sin lugar a dudas el mito más extendido, sobre todo entre los hombres. El número de orgasmos, la intensidad que se obtuvo en cada uno de ellos y su calidad es una cuestión muy debatida, continuamente se oyen leyendas de actuaciones épicas no contrastadas y generalmente falsas y, lo que seguro todos hemos vivido en más de una ocasión: se tiende a exagerar incluso hasta situaciones claramente irreales.

El problema es que esta exageración, esta prevalencia de gente inclinada a sobrevalorar el orgasmo, nos afecta y tendemos a querer emular sus “hazañas”. De igual manera que sería una tontería que intentáramos emular al actor de una película X (es como si de repente consideráramos que somos débiles por no tener la destreza de rambo en el combate y nos decayéramos por no poder emularlo: ¡que es una película ¡), tampoco debemos sentirnos decaídos por no poder emular las exageraciones de nuestros amigos.

La relación sexual es una experiencia muy personal, algo que sólo compartimos con nuestra pareja y, para comenzar a superar nuestra impotencia psicológica, es con ella con la que debemos encontrar una manera que se nos adecúe y satisfaga, una manera a nuestro ritmo e intensidad.

Para emular a nuestros amigos solo es necesario ser tan maquillador de la realidad como lo son ellos.

Un mundo de números.

Vivimos en un mundo de números: cuántas horas trabajas, cuánto dinero ganas, cuántos pantalones tienes, etc. y solemos trasladar esta mentalidad estadística a nuestras relaciones sexuales: cuántos coitos practicamos, cuántos orgasmos conseguimos, cuánto tiempo dedicamos, qué frecuencia semanal, qué evolución temporal están teniendo nuestras relaciones, etc.

Estamos más pendientes de cumplir con las estadísticas que de aquello que realmente nos aporta la relación.

No podemos caer en esta trampa. El nivel de satisfacción no se puede medir. Aunque algunos te dirán que cuanto más dinero tienes, más feliz eres, la realidad estadística (ya que te gustan los números) es que los países más felices no son los más ricos. Con un nivel suficiente de dinero, la felicidad que alcances dependerá de tus expectativas, de cómo lo gestiones y de a qué lo dediques.

El sexo no es una cuestión de números. Para superar la impotencia psicológica, deja de contar y dedica tus esfuerzos a lo que realmente importa y es el disfrutar, dar y recibir en cada relación, aunque esta no incluya coito ni orgasmo.

Diferencia de género

En la sexualidad de pareja, que hombres y mujeres somos distintos es algo innegable tanto física como psicológicamente. Pero esta diferencia tiende a maximizarse llegando a resultar problemática.

Ni los hombres son animales de pensamiento único que se pasan las 24 horas del día pensando en el sexo, ni las mujeres son tan románticas como se les atribuye y también buscan en ocasiones la satisfacción puramente sexual en la relación.

Resulta contraproducente el estar constantemente intentando cumplir con esta falsa expectativa, con este mito que nos acarrea más problemas que ventajas. Para superar la impotencia debemos comenzar a aceptar nuestra manera de vivir la sexualidad, nuestra frecuencia, intensidad, calidad, etc. Debemos aprender nuestra manera de sentir y hacer y centrarnos en encontrar la manera de disfrutar de nuestra propia sexualidad y la de nuestra pareja, conectando con ella a nuestro ritmo.

Cuerpos esbeltos

Cuerpos de ensueño. ¿Realmente consideras que es necesario tener un cuerpo perfecto con unas medidas ideales para disfrutar del sexo?

La respuesta es simplemente no. Permite recordar una historia que nos lleva a un hombre ya muy mayor que intenta a mantener una relación sexual con una joven y al mostrar su cuerpo viejo, débil y de pene pequeño, ve como la joven se ríe y le pregunta ¿A quién piensas dar placer con eso viejo? A lo que el experimentado hombre le contesta: A mí.

En una relación de pareja, lo importante no es tu cuerpo ni el de tu pareja, lo importante es nuestra destreza y desempeño, lo que queramos transmitir y recibir. Para superar el bloqueo que te está conduciendo a la impotencia sexual psicológica debes entender que la realidad de un buen amante, la diferencia entre un amante resolutivo y otro solo aparente, está en la capacidad de dar y de saber recibir, una capacidad íntimamente ligada a la seguridad en uno mismo.



En este artículo hemos visto mitos sexuales que, aunque aparentemente tengamos superados, suelen influirnos, solemos tenemos interiorizados y nos afectan. Mitos con esquemas que hacen que pongamos nuestras expectativas en niveles irreales y que olvidemos lo realmente importante en las relaciones: dar y recibir satisfacción. Esquemas mentales de pensamiento que debemos superar para superar nuestro problema de impotencia (psicológica o no).