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Tapping para curar la impotencia

La impotencia es un problema traumático. Un problema que ahora podremos curar con la ayuda del Tapping. Una técnica fácil y que podemos hacer desde nuestra casa.


Tapping para la impotencia
Seamos honestos, ya desde nuestra más tierna infancia sólo plantearnos la más remota posibilidad de que nuestro “sandokan” pudiera tener algún problema es algo que nos aceleraba el corazón, comenzábamos a sudar, nos flaqueaban las piernas, etc. en definitiva desencadenaba un golpe de ansiedad. Los llamados problemas del ánimo (ansiedad, estrés y depresión) son, a su vez, causantes directos del problema de impotencia; contribuyen a su mantenimiento y pueden ser su causa principal. En este artículo veremos cómo podemos romper el círculo a partir de una técnica denominada Tapping.

La impotencia o disfunción eréctil es la incapacidad mantenida en el tiempo de tener y/o mantener la erección el tiempo necesario para completar una relación de manera satisfactoria. Es un problema que afecta a las personas de distinta manera, mientras que hay personas que son incapaces de tener ninguna erección, a otras les afecta de manera que sí consiguen tenerlas pero no tienen la fuerza necesaria o no consiguen que se mantenga el tiempo preciso para completar la relación.

En muchas ocasiones este problema que se achaca a la edad o problemas con la pareja. Cómo vimos en nuestro artículo “Mitos y Leyendas sobre la impotencia”, estos razonamientos carecen de fundamento. Si bien es habitual que los hombres, pasada cierta edad tengan mayores dificultades o requieran más tiempo para la relación sexual, esto no implica que la edad lleve asociada la impotencia. La impotencia afecta a los hombres en tanto en cuanto es un problema de erección, pero no es exclusivo de los hombres, las mujeres –adaptado a su fisionomía – también pueden tener impotencia. Lo que sí es frecuente es que aquellas personas que tenemos impotencia (psicológica o no) nos veamos afectados psicológicamente por este problema.

El problema psicológico, bien siendo causa o efecto, está presente en la impotencia y es precisamente apoyándonos en él en el que vamos a buscar la solución al problema; vamos a curar la impotencia a partir de una técnica denominada tapping.


Tapping para la impotencia



El primer paso para quienes no sepan qué es el tapping es definirlo: el tapping es una técnica que parte de la premisa de que cualquier problema de la persona (en nuestro caso concreto el de la impotencia) está motivado por un desequilibrio energético en la misma. El objetivo del tapping es pues restablecer ese equilibrio para sanar el problema.

El tapping parte de la acupuntura y la digipuntura, se diferencia de estas en que no utiliza agujas y se enfoca a la parte emocional de los problemas. Por la acupuntura (medicina milenaria) se sabe que nuestro cuerpo está recorrido por energías sutiles a los que llamamos meridianos. Mientras que en la acupuntura tratamos con agujas estos meridianos, en el tapping se estimulan estos meridianos mediante golpecitos con las puntas de los dedos para reequilibrar la energía.

Veamos ahora en cómo poner en práctica esta técnica en nuestro problema de impotencia.


Cómo hacer tapping para la impotencia



La práctica del tapping es muy sencilla y sólo precisa de dos pasos:

  1. Formular el problema con una frase que sea sencilla y nos resulte cómoda a nuestra manera de expresarnos.

    Para el problema de la impotencia podrían ser frases como: no la puedo levantar, me rechazará y me dejará, me siento flácido y débil, mi cuerpo me ha fallado, etc. Remarquemos que estas son frases de ejemplo, tú tienes que buscar aquella que exprese tú problema, cómo te repercute el problema de la impotencia.

    Es importante que al crear esa frase utilices las palabras y expresiones que sueles usar y que son representativas para ti: si a tu miembro le llamas pene, o poya, o pito, utiliza esa palabra y no digas “Siento que sandokan me ha fallado” cuando quieres decir que “Mi poya es una hija-de-….”

  2. Golpear suavemente con los dedos los puntos que indicamos a continuación haciendo rondas mientras se repite la frase elegida.


Los puntos principales del tapping son nueve:

Puntos de Tapping para la impotencia
  1. El punto de karate: El lateral de la mano, entre la base del dedo meñique y la muñeca.
  2. Coronilla: parte superior de la cabeza.
  3. Orilla del ojo: en el extremo interior de la ceja.
  4. Lateral del ojo.
  5. El hueso que hay debajo del ojo.
  6. Entre la nariz y el labio superior.
  7. Barbilla: en la depresión que hay entre el labio inferior y la barbilla.
  8. Clavícula: En la punta del extremo interior de la clavícula.
  9. Axila: En el costado, unos cuatro dedos por debajo de la axila.


Muchos estamos obsesionados con la precisión, con localizar exactamente el lugar del punto. En el tapping esto no es necesario, con golpear la zona va a ser suficiente. Lo que sí es recomendable es centrar todos nuestros golpes en un mismo lado del cuerpo (sí, ya lo sabemos, el de la coronilla no tiene lados pues es sólo un punto: esta es la excepción, se golpeará sea cual sea el lado elegido).

Cómo funciona una sesión de tapping:

El primer paso será de preparación: mientras golpeamos continuamente el punto de karate (1), repetiremos la expresión “aunque la_frase_que_describe_nuestro_problema, me acepto completamente”. Es un paso preparatorio puesto que su objetivo es hacer presente el problema, manifestarlo para poder trabajar en él.

El segundo paso será ir golpeando repetidamente los puntos del 2 al 9, en orden, repitiendo la_frase_que_describe_nuestro_problema. En cada punto golpearemos varias veces el punto con las puntas de los dedos índice y corazón repitiendo la frase y pasaremos al siguiente. Haremos varias rondas completas.


Con esto habremos realizado una sesión completa de tapping. La pregunta que todos nos formulamos es cuantas sesiones son necesarias para notar los resultados, para saber que estamos curando la impotencia, y aquí la respuesta es la temida: no hay una respuesta. Cada persona en función de su realidad y de lo arraigado de su problema necesita un tiempo para notar los beneficios.


Podremos cuestionarnos más o menos esta técnica, podremos tener más o menos confianza en la misma, pero lo que es incuestionable es que es una técnica sencilla, el que podemos realizarla desde la comodidad de nuestro hogar y que su precio es francamente ajustado: tendremos que pagar pero será con constancia y ánimo. Probar no te va a costar nada.





Ansiedad por Impotencia

La posibilidad de una relación unida a nuestra impotencia nos pone malos. Nuestra impotencia nos está generando ansiedad y esta a su vez nos hace impotentes. Veamos qué esta ocurriendo.


Ansiedad por impotencia
Loving couple lying in bed - Richard foster
En nuestro artículo Impotencia Psicologica: Ansiedad estuvimos analizando la relación que existe en las personas que padecemos de trastorno de ansiedad y la impotencia psicológica. Vimos como el trastorno de ansiedad limita nuestras capacidades mentales y altera nuestras capacidades físicas y es habitual que esto repercuta directamente en nuestra capacidad para mantener relaciones sexuales, siendo el causante directo de nuestra impotencia psicológica.

Este artículo va a versar sobre la otra cara de la moneda: cómo la impotencia puede provocarnos un trastorno de ansiedad.

Aunque, aparentemente, la sociedad y la cultura han avanzado mucho y cada vez estamos más cerca de conseguir la igualdad de la mujer y el hombre, de romper los estereotipos con que solíamos clasificar a las personas, la realidad es que este avance es más teórico que práctico y seguimos condicionados por este pensamiento tradicional.

Queremos salir triunfantes en las relaciones con la pareja (relaciones sexuales). Cuando soñamos, casi nadie quiere ser el músico que toca el bombo en la cola de la banda de música donde nadie se percata de su labor, habitualmente, todos soñamos con ser la majorette (bailarina) que encabeza el desfile deslumbrando con sus movimientos y su habilidad con el bastón que agita. En las relaciones sexuales la cuestión también es la misma: no queremos pasar desapercibidos pero, en esta faceta el problema es que – culturalmente - nuestra valía parece depender de nuestro desempeño, algo que está aún más marcado en el caso de los hombres que parecen ser los responsables del placer de sus parejas. Más aún, nuestro buen rendimiento está condicionado por la capacidad de llevar al orgasmo a nuestra pareja.

Como decimos la sociedad ha avanzado pero las viejas ideas se mantienen. El hecho que provoca este artículo es que este deseo, esta necesidad social de satisfacer sexualmente a nuestra pareja (y, como no, nuestro ego), nos genera un nivel de nerviosismo, de excitación, una ansiedad ante la posibilidad de fracaso que, paradójicamente, es la que impide que nuestro sistema nervioso responda de manera adecuada y con ello nos predispone a la impotencia, esto es a no tener o no poder mantener la erección.


El círculo de la Ansiedad por Impotencia



La ansiedad que se genera ante la posibilidad que no cumplir las expectativas en nuestra relación sexual, conduce a los primeros “pinchazos”.

Ante esta situación nuestra reacción natural es que, en las próximas relaciones, estemos más pendientes de no repetir nuestro mal desempeño que en recibir los estímulos eróticos. Centramos nuestra mente en no repetir los errores e inconscientemente estamos adentrándonos cada vez mas: nuestra mente está nerviosa, nuestro cuerpo está exaltado (que no excitado), tenemos todo nuestro ser pendiente que no fracasar, de salir del círculo de la impotencia y, esta misma tensión es la que está cerrando nuestros sentidos a las señales de estímulo sexual. El desenlace es previsible y el problema se sigue agravando.

La reiteración de los fracasos hace que pensemos en que este es un problema que no vamos a conseguir corregir, nos invaden los pensamientos de frustración y la angustia, la ansiedad crece cada vez mas en nuestro interior y hace que temamos, evitemos o demos por perdido el encuentro erótico: con la impotencia estamos aumentando cada vez más nuestra ansiedad, con cada fracaso estamos alimentando nuestro temor a nuevos encuentros.

Hemos descrito el círculo que nos lleva a la realidad de no saber qué fue primero, la gallina o el huevo. Tenemos impotencia, puede que los médicos nos hayan dicho que esta no responde a causas físicas y, por tanto, estamos ante una impotencia psicológica, o puede que responda a algo físico, el hacho es que esta impotencia y el miedo que nos genera ha desembocado en un trastorno de ansiedad, en un “miedo” anticipatorio a las relaciones sexuales y al fracaso. Una ansiedad que, a su vez, es causante de la impotencia y que, por tanto, hace difícil dilucidar qué nos produce impotencia (aunque en un principio no estuviéramos padeciendo de impotencia psicológica).



A los factores educativos y sociales que hemos apuntado anteriormente como causantes de la ansiedad en personas que padecemos de impotencia, deberíamos añadir:

  • La pareja: la forma en la que nuestra pareja reaccione ante el problema, la forma que tenga de afrontar la insatisfacción sexual y, sobre todo, la manera en la que se comprometa en afrontar de manera conjunta el problema es un punto clave que puede disparar rápidamente el nivel de ansiedad.

  • El tiempo que transcurre desde que surge el problema hasta que comienza a tratarse. El nivel de ansiedad irá aumentando con el tiempo, ignorarlo no va a hacer que desaparezca. Es importante comenzar a tratar los dos problemas (impotencia y ansiedad) desde ya.

  • La pérdida de la libido. En nuestro artículo Aumentar la libido en cuatro pasos estuvimos hablando de cómo no tratar de manera correcta la impotencia, nos lleva a distanciar las relaciones y tratar de bloquearlas mentalmente, esta reacción lleva asociada el que nuestra libido, nuestro deseo sexual se desvanezca. Esta situación, contrariamente a lo que pueda pensarse, va en contra de la solución de nuestro problema de impotencia y sí aumenta nuestros niveles de ansiedad.

  • El miedo al fracaso hace que evitemos el coito, probablemente buscaremos formas “alternativas”, esta situación – al no tratarse de algo deseado – aumentará nuestro nivel de ansiedad.


Como vemos el problema de la impotencia (psicológica o no) mal tratado puede desencadenar otra serie de alteraciones en nuestra auto-estima, en la manera en la que nos relacionamos con nuestra pareja, en la manera que afrontamos las relaciones sexuales, etc. problemas que se unen en una alteración de nuestra mente denominada trastorno de ansiedad, la cual – a su vez – es desencadenante de la impotencia psicológica.




Aumentar la libido en cuatro pasos

Al padecer impotencia cada vez espaciamos más nuestras relaciones. El deseo sexual (la libido) se desvanece y se agrava el problema. Veamos cómo recuperarnos.


Con el término libido, tanto en medicina como en psicología, nos estamos refiriendo al deseo sexual de la persona (no confundir – como resulta demasiado frecuente – con lívido, que hace referencia a la palidez de una persona y que no es objeto de esta bitácora).

Como comentamos en nuestro artículo Practicar sexo para curar la impotencia, una de las peores cosas que podemos hacer al padecer de impotencia es interrumpir o espaciar nuestra actividad sexual. El no mantener relaciones sexuales, muy al contrario de lo que podría suponerse, no va a mejorar nuestro estado sino que va a agravar nuestra situación.

Aumentar la libido en cuatro pasos
Huir no es la solución aunque, si bien se defiende pues que debemos reemprender nuestra actividad, también es cierto que deberemos hacerlo de manera que nos resulte beneficiosa, esto es: no deberemos exigirnos volver a ser los mismos de antes y rendir como antaño desde el primer día, sino aprovechar la oportunidad que nos brinda este trastorno para aumentar en nuestro autoconocimiento y en el de nuestra pareja, para así no sólo superar el problema sino hacerlo mejorando nuestra calidad sexual.

Un problema con el que nos enfrentaremos en esta situación es que – de manera más o menos consciente – nuestra libido se ha ido adormeciendo.
  • Puede que sea el resultado de nuestra voluntad consciente de espaciar las relaciones (no funcionamos y preferimos no mantener relaciones a tenerlas y salir frustrados)

  • Puede que sea debido a una reacción de nuestro subconsciente (quien nos está intentando liberar de la presión añadida de ser impotentes)

  • O puede, simplemente, responder a que con la distancia se pierde la costumbre (no pongamos cara de extrañados, si nos quedamos parados esperando a tener ganas para hacer algo, probablemente estas nunca llegarán, las ganas, la apetencia, normalmente aparece cuando nos forzamos a hacer aquello que queremos – aún sin ganas – y mientras lo hacemos).


La cuestión es que nuestro deseo sexual ha desaparecido, nuestra libido está ahora dormida y necesitamos despertarla. Necesitamos reactivar el deseo sexual pero


Como Aumentar la libido



Existen cuatro sencillos pasos que van a permitirnos aumentar la libido, cuatro pasos para aumentar el deseo sexual que son aplicables a hombres y a mujeres, padezcan o no de impotencia (psicológica u otra) y es que son los cuatro pilares sobre los que asentar el deseo aumentando la actividad de nuestro principal órgano afrodisíaco: El cerebro.


Relajarnos.

Lo sabemos, no hay peor consejo para una persona nerviosa que el típico comentario de “¡relájate!”, es como un resorte automático, es oír la orden relájate para que se dispare aún más nuestro nerviosismo: ¡si pudiera relajarme no estaría así! ¿no crees?. Conocedores de esta realidad te proponemos que la cambies por aquella con la que te sientas más cómodo: respira, despacio, etc.

Volviendo al tema central los nervios son el anti-libido, son como comprar todos los boletos de la rifa y jugar a si vamos a tener un “pinchazo”. Los nervios nos impiden “meternos en situación” y, por tanto debemos aprender a manejarlos.

Para alejar estos nervios un excelente método consiste en: contar con la complicidad de nuestra pareja. A partir de este momento.
  • Debemos asumir que la relación se realiza sin expectativas. Nuestro objetivo no debe ser mantener una relación completa sino el disfrutar de nuestra pareja.

  • Cada persona dispone de actividades que le resultan relajantes: oír música, pasear, leer, ver la televisión, etc. En este caso vamos a aprovechar que disponemos de nuestra pareja y de su complicidad para realizar otro tipo de actividades igual de relajantes y mucho más eróticas: darnos un baño compartido, darnos un masaje mutuo, una cena romántica e íntima, etc.

Recordemos: no estamos intentando superar nuestra impotencia de golpe, nuestro objetivo ahora es aumentar nuestra libido, reactivar el deseo sexual.


Crear el ambiente.

Muchos hombres hemos oído en reiteradas ocasiones las quejas de nuestra pareja por “ir demasiado rápidos”. Hombres y mujeres tenemos ritmos diferentes y tenemos necesidades diferentes. Puede que antaño no tuvieras problemas con el aquí te pillo aquí te mato en cualquier momento o lugar, pero es algo que debemos olvidar.

El ambiente en el que se va a realizar nuestro proceso por aumentar la libido es mucho más importante de lo que se le suele atribuir. Deberemos asegurarnos de disponer del lugar idóneo, del tiempo necesario y del momento apropiado.

El tiempo es importante porque las prisas no son buenas consejeras y no contribuyen a tener la calma necesaria.

El momento es aquel en el que tanto tú como tu pareja podáis dedicaros a esa relación, en cuerpo y mente.

Y el espacio, el ambiente es importantísimo pues nos va a servir como fuente de inspiración: tal vez un cambio en la iluminación (velas, luz tenue, etc.), una música propicia, un cambio en las sabanas (si es que es en una habitación), un espejo estratégicamente orientado, etc.

El invertir nuestro tiempo en preparar el escenario ideal y hacerlo con tranquilidad, planeando cada detalle va a estimular nuestra imaginación hacia el deseo

Recordemos que no debemos ser exigentes: estamos planeando y – con ello – anticipando una situación, pero no debemos perder de vista que un planteamiento no es una realidad, puede que llegado el momento nuestros planes vuelvan tortas y nada salga como habíamos planeado. No importa. Nuestra parte que es aumentar nuestro deseo, revivir nuestra libido y la de la pareja, ya se habrá puesto en marcha. Una mala experiencia no es una frustración sino una nueva oportunidad para aprender de lo ocurrido y mejorar en la próxima ocasión. Un paso en nuestra intención de curar la impotencia psicológica.


Compartir fantasías.

La cuestión es que todos tenemos fantasías sexuales, cierto es que el grado de las mismas difiere de unos a otros, pero todos las tenemos.

Tú también las tienes, al igual que tu pareja. Poder realizar estas fantasías es uno de los mayores estímulos mentales que podemos tener, pero debemos ser extremadamente cuidadosos.

Deberemos intentar abrirnos a nuestra pareja, hacerle conocedora de nuestras fantasías e indagar sobre las suyas. En este punto debemos ser sumamente sutiles, debemos ir profundizando poco a poco observando si nuestras insinuaciones son bien recibidas o no. Puede que nuestra fantasía choque frontalmente con el pensamiento de nuestra pareja y, en ese caso, deberemos valorar cómo afectará a nuestra relación. (Lo mismo puede ocurrir en tí con las fantasías de tu pareja).

Aunque con cautela, compartir fantasías con nuestra pareja es un fuerte lazo de complicidad que reforzará nuestra relación y aumentará nuestra libido.


Comunicación de pareja.

Estrechamente relacionado con los tres puntos anteriores. Nuestra pareja es el otro pilar de la relación. Existen muchas formas de comunicación aunque la más sencilla es aquella con la que nos comunicamos con los demás: hablar.

En la cura de la impotencia, contar con el apoyo, el compromiso y la confianza en/de nuestra pareja, es un gran punto que tenemos a nuestro favor. Aunque pueda existir este grado de complicidad en otras facetas, es habitual que en el terreno sexual, existan puntos negros, existan cosas ocultas.

Para poder avanzar en nuestra cura de la impotencia debemos superar estas barreras que nos separan y profundizar en el conocimiento del mundo erótico de nuestra pareja (y del nuestro propio). Este juego de aprendizaje aumentará nuestra libido y nos será de gran utilidad a la hora de plantear los tres puntos anteriores.



En este artículo hemos tratado sobre cómo es posible despertar nuestro deseo sexual, cómo aumentar nuestra libido y sacar del coma a nuestra excitación sexual. Debemos contar con el deseo de nuestra mente por mantener relaciones para superar la impotencia y este es el primer camino que debemos emprender.

Como ya hemos comentado los cuatro pasos a seguir son aplicables a cualquier persona pero en especial a aquellos que padecemos de impotencia psicológica pues, a nosotros, nos afecta más directamente el nerviosismo en nuestra mente. Una intensidad diferente que no quita el que tengamos y podamos aumentar nuestra libido siguiendo estos pasos.




Alimentos para la impotencia

Impotencia y alimentación no están reñidos, veamos qué alimentos van a ayudarnos a superar nuestra disfunción eréctil.


Cuando hablamos de impotencia, de la incapacidad mantenida en el tiempo de tener o mantener una erección, esta puede ser debida a distintos problemas que van desde traumatismos (lesiones que rompen los sistemas necesarios), causas físicas (enfermedades y medicaciones tomadas para superarlas o consumo de sustancias no acertadas) o psicológico (cuando no existe un origen físico de nuestra impotencia y esta responde a una alteración de nuestra mente).

Alimentos para la impotencia
Aunque el objeto principal de esta bitácora es la impotencia psicológica, lo que vamos a tratar en este artículo es aplicable también a la impotencia de origen físico.

Cuando sufrimos de una disfunción eréctil de origen psicológico, la primera opción es considerar que el tratamiento que nos va a conducir a su cura se va a centrar en reconducir nuestros pensamientos para que no nos perjudiquen en materia eréctil. Si bien este planteamiento es acertado en cierta medida, el tratamiento de la impotencia psicológica va necesariamente a ir un poco más allá y se va a centrar en tres puntos principales:
  • Revisión de nuestros pensamientos personales
  • Revisión de nuestra relación, nuestra pareja, nuestro entorno, sus influencias.
  • Revisión de nuestra alimentación.


Cuando hablamos de impotencia, una causa directa de la misma suele estar en la alimentación. Aun cuando hablamos de impotencia psicológica, aquella que está motivada por alteraciones en la manera que tenemos de razonar la realidad, un punto que debemos considerar es si nos estamos alimentando de manera adecuada o estamos dificultando aún más el problema mediante un maltrato a nuestro cuerpo.


Qué comer para curar la Impotencia



En el punto relativo a la alimentación que nos va a ayudar a superar nuestra disfunción eréctil, debemos considerar cómo se produce la erección:

La erección es un proceso de respuesta a una excitación mental. Cuando nuestro cerebro se excita, envía las órdenes adecuadas para que se desencadene la erección. En estas órdenes están aquellas que hacen que (entre otras cosas) nuestro cuerpo comience a bombear sangre a los cuerpos cavernosos que forman el pene y, con ello, conseguimos la erección.

Aunque en la impotencia psicológica, el problema principal suele estar en estas órdenes por parte del cerebro, si nuestro cuerpo tiene problemas circulatorios, el problema se agrava. Necesitamos un nivel mucho mayor de excitación para conseguir la erección.

En consecuencia, el primer punto que deberemos atacar es cómo podemos mejorar nuestro sistema circulatorio. En este punto existen múltiples cosas que podemos hacer: ejercicio, dejar de consumir determinadas drogas (legales o ilegales), dejar el tabaco,… y el objetivo de este artículo: modificar aquello que comemos para favorecer la circulación.


Alimentos que van a agravar la impotencia


Grasas Saturadas: Aquella grasas animales que son sólidas a temperatura ambiente. Aunque normalmente las vamos a encontrar en la carne animal roja, también se pueden encontrar en manecas, coco o aceite de palma.

Grasas Trans: En realidad estas grasas son un proceso químico sobre los aceites vegetales. Aunque estos aceites no son originariamente perjudiciales, el proceso de hidrogenado al que se someten sí los hace malos para la circulación. Estas grasas están presentes fundamentalmente en las margarinas y la repostería industrial.

Harinas y azúcares refinados: siguiendo con el tema de la pastelería y la bollería.

Alcohol: el más claro ejemplo de que lo importante es la cantidad justa. Un consumo moderado de alcohol puede incluso ser beneficioso para la salud, pero todos conocemos su efecto sobre la erección cuando la cantidad ingerida es excesiva.

Sal: Directamente relacionada con la presión arterial y la retención de líquidos.


En definitiva, casi todos conocemos qué no debemos comer para no perjudicar a nuestra circulación y casi todos somos conscientes además de la dificultad de mantener una dieta adecuada pero, para favorecer la recuperación de nuestro pene, vamos a tener que cambiar de hábitos: abandonar la copiosa cena del carne de cerdo asada en guarnición de patatas fritas a punto de sal culminada con tarta de chocolate, copa y puro,por la algo, puede que menos apetecible, pero mucho más saludable como la pechuga de pollo a la plancha con guarnición de ensalada, medio vaso de vino tinto y de postre una fruta del tiempo.


Alimentos beneficiosos para la impotencia



En este punto de qué sí debemos comer, es importante conocer que uno de nuestros principales enemigos va a ser el llamado colesterol malo, que se va a quedar pegado en las paredes de nuestras venas, haciéndolas cada vez más estrechas y dificultando la circulación: el consumo de pescado azul, vegetales de hoja verde oscura, nueces (sin exceso), ajos y verduras, serán nuestros aliados en la lucha contra este enemigo.





En otros artículos trataremos más concretamente qué alimentos van a resultarnos beneficiosos para superar nuestra impotencia: alimentos que van a estimular la erección, pero por el momento es importante que revisemos la manera en la que estamos alimentándonos para intentar modificar nuestra dieta dejando de lado aquellos alimentos que perjudican el riego sanguíneo y favoreciendo aquellos que la estimulan, mejorando así nuestra capacidad de tener erecciones y, por tanto, ayudándonos a superar la impotencia psicológica.




Pareja e Impotencia

Hablar de impotencia psicológica es hablar de una disfunción eréctil debida a problemas de la mente. En este artículo tratamos cuando el problema es interno a la pareja.


La impotencia es un trastorno que imposibilita el mantener relaciones sexuales satisfactorias por problemas en la erección, problemas que van desde que la erección no se produzca hasta que sí lo haga pero no tenga la fuerza o dure lo suficiente para poder consumar la relación. La impotencia, puede deberse a traumatismos y a una gran cantidad de problemas físicos, entre los que incluiremos el consumo de drogas (legales o no tanto).

Pareja e Impotencia 01
Un caso especial (y que es el objeto de esta bitácora) es cuando esta impotencia no responde a ningún problema físico y lo hace aun problema psicológico. Son varias las neurosis que pueden ser las responsables de nuestra impotencia: depresión, estrés, ansiedad, problemas en el trabajo, problemas familiares, etc. En este artículo vamos a tratar de una circunstancia muy concreta que puede ser la responsable de nuestra disfunción eréctil: cuando el problema está en la propia pareja. Hablamos de cuando los problemas de inseguridad, los problemas de pérdida de intimidad, los problemas de aburrimiento, la pérdida de interés, etc. dentro de la pareja son el desencadenante principal de nuestro trastorno.

La buena noticia es que, cuando estamos en esta situación, las posibilidades de curar la impotencia son muy altas.

El primer problema con el que deberemos enfrentarnos es con le problema de la aceptación. La impotencia psicológica es un trastorno estigmantizante, es un trastorno mal visto socialmente, un trastorno que socialmente pone en tela de juicio nuestra hombría, nuestra “varonilidad”, es como si pensáramos que el hombre impotente no es tal, que la hombría depende del funcionamiento de una parte de nuestro cuerpo. Deberemos aprender a superar este primer escollo: de la misma manera que tu hombría no va a depender de si tienes o no un dedo, no lo va ha hacer de cómo funcione tu pito. La impotencia psicológica no define tu hombría. La hombría se va a demostrar en la entereza, la decisión y el compromiso que muestres en superar este y otros problemas de la pareja porque – aunque parece olvidarse – la impotencia es un problema que padece uno de los miembros de la pareja, pero que afecta a la pareja en su conjunto.

Aceptado el problema, llega el momento de analizarlo, buscar la solución al mismo y aplicarla. En este punto, cuando tenemos impotencia psicológica tenemos una ventaja que no siempre se da en otros tipos de impotencia: la cura de la impotencia psicológica no necesita de procesos de cirugía o el consumo (o dejar de consumir) productos químicos. El proceso de cura la de impotencia psicológica va a requerir trabajar la mente.

Habitualmente esta re-programación de nuestra mente, este proceso de apertura de la mente a nuevas ideas y de liberarla de aquellos condicionantes que nos han abocado a la impotencia se va a realizar por dos vías distintas:

  • Por una parte tenemos el trabajo que se realiza en la pareja en su conjunto, con técnicas que van a enseñarnos cómo podemos renovar aquella intimidad y recuperar la excitación sexual.
    La pareja está expuesta al mundo exterior, un mundo hostil que puede repercutir en su interior, afectando a uno de los miembros o a los dos haciendo que se pierda la intimidad y el interés y esto desemboca en una espiral de distanciamiento que causa la impotencia. En este tipo de trabajo, mediante charlas, actividades, ejercicios en pareja y cada miembro individualmente, vamos a aprender a recuperar la ilusión y el interés de nuestros inicios, vamos a recordar qué nos unió, aprender a volver a dar a la pareja la importancia que se merece y cómo podemos establecer barreras para proteger aquello que en realidad tiene importancia.

  • Por otra parte tenemos un conjunto de técnicas que van a estar enfocadas a que desarrollemos una nueva relación con nosotros mismos.
    Esta vía suele generar confusión, por protección propia, la mayoría de las personas tendemos a pensar que actuamos de la manera correcta y el problema radica en los demás. En estas técnicas vamos a trabajar cuánto hay de cierto en la creencia anterior, hasta qué punto estamos actuando de manera coherente con lo que realmente pensamos. Se va a trabajar qué expectativas tenemos de nosotros mismos y de la pareja.
    Unas técnicas con las que vamos a profundizar en nuestro autoconocimiento, un aprendizaje que va a repercutir de manera muy favorable, no sólo en la superación de nuestro problema de impotencia psicológica, sino también en nuestra personalidad en general.



Impotencia Psicológica Dentro de la Pareja



Este artículo sobre la impotencia psicológica y su relación con la pareja, no está orientado a cómo nuestra disfunción eréctil afecta a la pareja sino a cómo puede ser la relación de pareja la causante de nuestro problema. Las técnicas descritas anteriormente deben y serán tratadas de manera más detallada y profunda en próximos artículos pero, por el momento, sí hay determinadas valoraciones que podemos ir avanzando y que nos serán de gran utilidad a la hora de acotar el problema que nos atañe:


Expectativas:

Tenemos tendencia a idealizar, cuando comenzamos la relación creamos un mundo imaginario y un desempeño de la relación que probablemente no se concrete en la realidad. La realidad tiende a imponerse, alterando nuestra imaginación y moldeando nuestro presente y el de nuestra relación. Es importante en este punto hacer una reflexión profunda sobre tú realidad actual y la de tu relación y sobre qué rumbo quieres que tomen ambas realidades.


Comunicación:

Que una pareja es de dos, es fácil de asimilar pues así nos lo enseñaron. Ahora cuando hablamos de una pareja de personas, lo que significa que es de dos es que ambos miembros son partícipes y responsables de su desempeño.

Pareja e Impotencia 02
Aunque algunas parejas pretendan que la comunicación fluya sin necesidad de palabras, la realidad puede estar afectando a esta vía de comunicación y dificultándola mucho. Es importante retomar la comunicación por las vías habituales, es importante buscar el momento, el lugar y el tiempo para dedicárselo a una parte tan importante de la pareja como es la comunicación. Debemos comunicar qué nos está afectando, cómo pensamos que podemos mejorarlo, aprender qué está afectando al otro miembro y qué piensa que se puede hacer. Debemos indagar sobre las inquietudes y expectativas de cada miembro y, de esa manera, plantear una estrategia común para afrontar la realidad diaria.

Una comunicación sin discusión buscando cómo superar la impotencia de las que, además, saldremos reforzados al saber que contamos con el apoyo y la comprensión de nuestra pareja.


Estilo de Vida.

En una ocasión un médico hacía esta reflexión sobre las necesidades que nos imponemos: ¿para qué trabajamos día y noche, horas y horas extra e invertimos todo este esfuerzo en adquirir una segunda vivienda en otro lugar, cuando luego no tenemos ni el tiempo ni las ganas de disfrutarlo? ¿No sería más productivo invertir menos horas y ganar lo justo para hacer aquello con lo que realmente disfrutamos?.

De esta reflexión surgen muchas más consecuencias que lo meramente material. Nosotros nacemos con un cuerpo, este cuerpo es la carcasa con la que vamos a tener que desenvolvernos toda la vida. Una carcasa, un coche que sistemáticamente descuidamos y maltratamos: grandes ingestas de grasas que obstruyen nuestras venas, nos generan sobrepeso y destrozan nuestra imagen; tabaco, alcohol y otras sustancias, que nos aportan un placer momentáneo y cuyas consecuencias quedan grabadas en el cuerpo para siempre, trabajo duro y constante pensando en un mañana que quizás no llegue y descuidando el presente, etc.

Debemos reflexionar sobre lo que realmente estamos haciendo con nuestro estilo de vía, qué cambios van a proporcionarnos una mayor calidad de vida y cuales no nos resultan productivos en nuestro objetivo de tener una vida plena y sí nos impiden llegar a él. Y, lo más importante, ponerlos en práctica.



La pareja puede ser origen o no de nuestra impotencia pero, de manera irremediable es la diana en la que se sufren sus consecuencias. En el caso en que nuestra impotencia psicológica responda a problemas en el seno de la pareja, es precisamente ahí donde vamos a encontrar la respuesta a cómo superarla. Nosotros y nuestra pareja, causa y cura de la impotencia psicológica. La buena noticia es que nuestro aliado es precisamente aquella persona con la que queremos estar y contar en los momentos difíciles.





Curar la impotencia en tres semanas

Impotente, eso somos: impotentes. Tenemos problemas de erección nosotros, sí, pero afecta a la pareja. En este artículo analizamos cómo resolverlo.


Cuando nos damos cuenta de que nuestro antaño gran amigo “sandokan” se ha tomado unas vacaciones y, aparentemente, no tiene intención de volver en breve, tenemos una sensación de vacío, una percepción de que alguien nos está traicionando.

Curar la impotencia en tres semanas
Primero pensamos que será algo pasajero, un gatillazo fruto del infortunio, la edad o esas copas de más. Cuando la situación comienza a hacerse rutinaria, repetimos el gatillazo o notamos que nuestra erección o no viene, o no tiene la fuerza de antes o no se mantiene el tiempo necesario para permitirnos que la relación sea satisfactoria, en ese momento somos conscientes de que somos impotentes.

La temida disfunción eréctil nos ha atrapado. Empezamos a dudar, toda la cultura que nos rodea ahora nos es hostil: no somos hombres, no podemos responder ante nuestra pareja, hemos perdido la virilidad, etc.

Superado este primer momento de crisis (para lo cual esperemos que te hayan sido de utilidad nuestros artículos anteriores), una vez hemos comprendido que sí tenemos un problema de impotencia pero no por ello somos menos “machos” que antes, es el momento de afrontar la realidad y superar el problema de la impotencia.

En este artículo te hemos dicho que te vamos a “desvelar” un sistema y, fieles a nuestra palabra, vamos a explicarte en qué consiste.

Antes debes responder a estas tres preguntas:
  • ¿Tienes pareja?
  • Tu pareja y tú ¿vivís juntos o tenéis posibilidades de mantener relaciones con continuidad?
  • Tu pareja ¿Entiende que es un problema de pareja?

Para poder aplicar esta “solución”, este tratamiento de tres semanas, para curar la impotencia, la respuesta a las tres preguntas anteriores debe ser sí. Necesitas tener pareja por que, como verás, es pieza clave en el tratamiento. Necesitas tener la oportunidad de mantener relaciones porque vas a tener que practicar mucho. Y, lo más importante, necesitas que la pareja te apoye.

En la resolución de la impotencia psicológica, cuando tratamos de personas que tienen pareja, es importantísimo que esta comprenda que la impotencia no es algo que afecte a tu capacidad como hombre y, por tanto, que el impotente no se sienta atacado y pueda confiar en su pareja para juntos resolver el problema. Es importante que la pareja comprenda que es un problema que tiene uno de los miembros pero que afecta a la pareja en sí (en otro momento puede ser el otro miembro el afectado). Es importante que entienda todo esto pues debe participar de manera activa en la solución que proponemos.



Ahora, sin más preámbulos, veamos en qué consiste esta


Cura de la impotencia en tres semanas.



Como comentábamos este tratamiento va a implicar que ambos miembros de la pareja estén de acuerdo y dispuestos a trabajar juntos en la resolución del problema. Necesitamos el compromiso de que van a realizar estos “ejercicios” por lo menos cuatro veces a la semana.

Primera semana:

En la primera semana de nuestro “tratamiento” vamos a tener que hacer algo que puede resultar difícil (o no): En la primera semana NO mantendremos ningún tipo de relación sexual con nuestra pareja. Se puede ser afectivo, educado, conversar, etc. pero nos abstendremos de cualquier tipo de contacto: no caricias, no besos y, mucho menos, lo que estáis pensando.

Segunda semana:

Por lo menos en cuatro ocasiones, en cuatro días distintos, ambos miembros de la pareja estaremos desnudos. Por turnos, primero uno y luego otro, nos tumbaremos y recibiremos las caricias de nuestra pareja por lo menos durante 20 minutos. En estas caricias, el que acaricia se abstendrá de acariciar las zonas genitales (regla que no puede saltarse) y se centrará en percibir las respuestas del acariciado. El acariciado se centrará en sentir y hacer percibibles sus sensaciones (que el otro note cómo nos está afectando),

Tercera semana:

Hemos llegado a la última semana de nuestro plan de cura de la impotencia. En esta semana volveremos a estar desnudos durante por lo menos cuatro días, en esas cuatro (o más ocasiones) volveremos a alternar el tratamiento, en estos encuentros volveremos a tener que acariciar a nuestra pareja y dejar que nos acaricie, podremos eso sí, acariciar las zonas genitales pero teniendo presente que no se busca en ningún momento el que nuestra pareja llegue al orgasmo, sólo buscamos darle placer y aprender qué y cómo le excita, así como mostrar a nuestra pareja qué y cómo nos excita de lo que hace.



Hemos acabado el tratamiento. No debemos esperar nada en concreto, no debemos suponer que ahora nuestras fuerzas estarán como cuando teníamos muchos años menos. No tenemos que exigir nada. Simplemente debemos retomar nuestra relación sin forzar, dejando que sean nuestros instintos quienes nos guíen en cuando y cómo mantener una relación con la pareja y hacerlo sin buscar nada más allå que el sentir y hacernos sentir.

Recordar: el orgasmo no es la meta última, sino el dar y recibir satisfacción a nuestra pareja.


Puede que tres semanas te parezcan mucho tiempo, pero en realidad no son nada si superas el problema y dejas de considerarte impotente. Puede que pienses que este sistema no es útil o que con tu impotencia psicológica no va a funcionar, en ese caso permítenos una consideración: no te va a suponer ningún costo económico y, como máximo, te arriesgas a aprender qué y cómo darle placer a tu pareja sin necesidad de utilizar a “sandokan”.




El Mejor Afrodisiaco Natural

Un afrodisíaco es una sustancia que aumenta el deseo sexual. Una herramienta muy útil para quienes tenemos impotencia, en especial impotencia psicológica.


Cuando sufres de impotencia, buscas alguna manera de superarla y, lo normal, es buscar qué hacer o qué consumir para vencerla. En este punto entran en juego los llamados afrodisíacos, sustancias a las que se atribuye la cualidad de aumentar el deseo sexual, el rendimiento e incluso el disfrute en la relación.

Conocedores de la necesidad, es fácil encontrar preparados, de venta en las tiendas especializadas, que defienden ser totalmente “naturales” y que garantizan ser los mejores afrodisíacos del mundo. Pequeños secretos almacenados en pequeños frascos que incluyen en su interior el gran secreto desvelado para aumentar nuestra lívido, nuestra potencia y nuestro rendimiento a niveles inimaginables. Pequeños milagros “de gran valor” que nos permitirán superar nuestra impotencia en un instante.

En este artículo no vamos a dar fomentar ninguno de estos productos. Vamos a tratar de los afrodisíacos completamente naturales (fácil de comprobar, no como los que vienen en frascos), aquellos que podremos obtener sin mayor problema, sin necesidad de recurrir a ninguna tienda especializada, aquellos que han sido utilizados y probados para la imponencia durante años, aquellos que – según nuestro criterio – son


Los 5 Mejores Afrodisíacos Naturales
para la impotencia



Antes de estos afrodisíacos, es importante recordar lo que no debemos hacer ni comer antes de tener una relación:
  • Evitaremos las comidas copiosas (mucha cantidad)
  • No comer alimentos difíciles de digerir (col, coliflor, lentejas, garbanzos, etc.).
  • Los afrodisíacos son alimentos fáciles de digerir.



Espagueti con salsa de tomate.

¿Sorprendido?

Espagueti con salsa de tomate - impotenciapsicologicacura
El espagueti es fácil de digerir y el tomate ha sido considerado durante siglos el viagra vegetariano. Para que la comida resulte ligera es conveniente que no vaya acompañada de carne.

El espagueti nos aporta la energía del carbohidrato. La salsa de tomate es buena para la próstata. El tomate en sí es un excelente vigorizante.

Por supuesto en la relación es deseable el juego y la complicidad, esta comida es ideal para el juego de poner la punta de un espagueti en la boca de uno de los miembros de la pareja y la otra punta en la boca del otro y, mientras ambos comen, llegarse a besar.




El plátano o la banana

Platano - impotenciapsicologicacura
Según Sigmund Freud, el plátano, la banana o los espárragos son afrodisiacos visuales, es su forma la que estimula nuestros sentidos.

El plátano y la banana unen a esta faceta el incluir componentes que mejoran el humor e incrementan la autoestima. El potasio aumenta la energía y la producción de la hormona sexual.

El juego de pareja aumenta la efectividad de este alimento, dando cada miembro de la pareja de comer al otro y simulando …



Fresas con nata

Fresas con Nata - impotenciapsicologicacura
Rojas, pequeñas, las fresas son la fruta de la pasión. Son ideales para compartir en la cama mientras la temperatura comienza a elevarse.

Son ricas en vitamina C, favorecen la producción de las hormonas sexuales, benefician los neurotransmires.

En el juego erótico se pueden distribuir por el cuerpo de nuestra pareja y comerlas y lamerlas lentamente.





Vino tinto - impotenciapsicologicacura
Vino Tinto

Que el vino es ”desinhibidor” creemos que es conocido por todos, pero no es este el principal beneficio que deseamos.

En el caso del vino, este es rico en vasodilatarores que hace que llegue más sangre a la zona genital tanto del hombre como la de la mujer.

Con este afrodisíaco es importante no excederse pues sería “contraproducente”.




Chocolate

Chocolate - impotenciapsicologicacura
Conocido como el manjar supremo.

La semillas de cacao tienen muchas sustancias que combaten la fatiga, favorecen la ventilación pulmonar, favorecen una mejor circulación sanguínea, son una fuente de endorfinas, renuevan el rendimiento sexual, etc.

En versión sirope puede untarse en el cuerpo de nuestra pareja y dejar volar la creatividad.

Importante: para que el afrodisíaco funcione, este debe comerse lento, en bocados pequeños, en complicidad y a ser posible rodeado de un ambiente distendido y con humor.




Conocidos estos cinco afrodisíacos es momento de probarlos y comprobar con cuál obtenemos mejores resultados, cuál es el que mejor se adapta a nuestras preferencias y – simplemente – utilizarlos para aumentar nuestra autoestima y vencer con ello nuestra impotencia psicológica.




Impotencia Psicologica Cura Caminando

Veamos como un ejercicio tan simple como caminar es muy útil en el tratamiento y cura de la disfunción eréctil, en especial de la impotencia psicológica.


Impotencia Psicologica Cura Caminando 01
La disfunción eréctil o impotencia es una alteración de nuestro organismo que provoca el que no seamos capaces de tener una erección o tenerla lo suficientemente fuerte y por un periodo de tiempo que nos permita mantener una relación sexual completa y satisfactoria.

Esta alteración puede deberse tanto a traumatismos (lesiones), como a problemas físicos, como a problemas psicológicos.

Existe una práctica que todos realizamos desde nuestra más tierna infancia que resulta especialmente útil en el tratamiento y cura de la impotencia, tanto cuando su origen es físico como – especialmente – cuando su origen es psicológico.

Esta práctica es algo tan sencillo como el simple hecho de Caminar. Caminar es un ejercicio que está al alcance de casi todos:
  • No necesita que invirtamos ningún dinero.
  • No es necesario disponer de ningún equipamiento especial.
  • Puede realizarse en cualquier momento sin necesidad de planificación.
  • Es apto para cualquier edad, sexo y estado físico inicial.



Caminar en la Cura de la Impotencia



Hablar de una impotencia de origen físico es hablar de una disfunción eréctil que se produce porque nuestro organismo no está en condiciones. Cuando se asocia la disfunción eréctil a la edad, no se hace porque el hecho de que al ir acumulando años nuestro cuerpo pierda la capacidad de mantener la erección, sino porque tendemos a no cuidar nuestro cuerpo, este se deteriora y este deterioro es el que produce la disfunción. De hecho, si no tenemos esta edad pero sí se ha deteriorado nuestro cuerpo, la impotencia aparecerá de igual manera.

La impotencia de origen físico suele responder a enfermedades y/o medicaciones utilizadas en su tratamiento. En la impotencia tienen especial impacto los trastornos relacionados con la circulación sanguínea y es en este punto donde el caminar puede proporcionarnos grandes beneficios.

  • Caminar es un ejercicio aeróbico, esto es, es un ejercicio que va a mejorar nuestra oxigenación. Una buena oxigenación es indispensable para alimentar correctamente a nuestras células.
  • Caminado mejoraremos nuestro sistema cardiovascular (pondremos en forma a nuestro corazón, la bomba que mueve nuestro sistema circulatorio).
  • Reduciremos los niveles de colesterol. El colesterol malo se pega en las paredes de nuestras venas, como la cal en las tuberías, haciendo que la sección por la que puede circular la sangre sea cada vez más pequeña y produciendo también que las venas pierdan elasticidad. Recientes estudios han demostrado que, a la hora de reducir el colesterol, el ejercicio de caminar es tan efectivo como el de correr; se ha comprobado que el efecto se obtiene por el tiempo invertido y no por la intensidad del ejercicio.
  • Si caminamos 30 minutos diarios, consumimos 1000 calorías semanales. El caminar nos ayuda a controlar el sobrepeso tan perjudicial para nuestra salud.



Todos estos beneficios van a tener un impacto directo y positivo en la cura de la impotencia, sea cual sea su origen. Cuando estamos hablando de la impotencia psicológica, de la disfunción eréctil producida por un problema psicológico, el caminar va a proporcionarnos una serie de beneficios adicionales que lo hacen especialmente interesante:


Generamos endorfinas.

Las endorfinas son una sustancia que funciona como neurotransmisor (la comunicación de las neuronas). En el caso que nos interesa en el presente artículo (la impotencia psicológica y su cura), las endorfinas son la sustancia que va a aumentar nuestro nivel de energía y la sensación de placer, felicidad y bienestar en general.

Generando endorfinas vamos a ser capaces de paliar los niveles de tristeza o depresión, de abatimiento.


Consumimos adrenalina.

La adrenalina es la sustancia que genera nuestro cuerpo ante una situación de peligro real o aparente, es la sustancia que genera para preparar a nuestro cuerpo para poder dar una respuesta rápida y efectiva a este peligro.

Cuando estamos en un estado de alteración psicológica, nuestro cuerpo genera adrenalina ante peligros no reales. Esta adrenalina, a diferencia de cuando el peligro es real y se consume en su respuesta, permanece en nuestro cuerpo produciéndonos un estado de alteración que, además de falso, es muy incómodo y responsable de muchos de los síntomas de los trastornos psíquicos.

Con el simple hecho de caminar vamos a poder consumir esta adrenalina sobrante y, como consecuencia, vamos a reducir nuestro nivel de tensión.


Aumento de la confianza en nosotros mismos.

Probablemente sólo sufres un trastorno psicológico serás capaz de entender este punto. Caminar es un ejercicio sencillo, al alcance de todos con independencia de la edad, el sexo y el estado físico inicial pero, ¿qué ocurre cuando mi problema psicológico me impide incluso salir a pasear?.

Impotencia Psicologica Cura Caminando 02
No tenemos ningún impedimento físico pero, estamos generando una especie de agorafobia, estamos desarrollando un temor a que nuestros síntomas nos ataquen en el momento que dejemos la seguridad de nuestro hogar y, para evitarlo, simplemente no salimos.

En este punto es donde el mero hecho de “obligarnos” a salir y caminar, se convierte en un proceso de autocontrol y de superación. Un proceso en el que vamos a aprender que sí podemos hacer aquello que nos proponemos aumentando la autoconfianza, algo importante en la superación de la discapacidad eréctil, en la cura de la impotencia psicológica.


Relatividad de los problemas.

En los trastornos psicológicos nuestra mente suele estar inmersa en un constante proceso de análisis y preocupación por aquello que nos acontece. Un proceso de saturación mental que dificulta nuestra memoria, nuestra atención, nuestra forma de razonar, etc. Nos bloquea.

El simple ejercicio de caminar nos va a reportar dos beneficios:
  • Al forzarnos a irnos fijando en qué dirección cogemos en la caminata, en qué nos rodea, qué tiempo hace, con quiénes nos cruzamos en el camino, etc. Al centrar nuestra atención en el proceso de caminar estamos realizando una especie de meditación centrando nuestra mente en algo distinto a aquello que nos obsesiona y, por tanto, relajando la mente.
  • Al caminar durante largo tiempo, llega el cansancio, este mismo cansancio es el que nos va a ayudar a relativizar. Cuando estamos cansados, el resto de problemas es como si perdieran la fuerza que tenían, es como si en ese momento fueran importantes pero menos: aprendemos a poner las cosas en su justa medida.

Relativizar problemas, comprender qué es importante y qué no nos va a ayudar a volver a aprender qué es lo importante en la relación, va a liberar nuestra mente y esto va a repercutir directamente en la cura de nuestra impotencia psicológica.



Tanto si sufrimos de una impotencia psicológica como si tenemos una disfunción eréctil debida a otras causas, el simple ejercicio de caminar va a proporcionarnos muchas facilidades en su proceso de cura. Como se ha señalado, estos beneficios van a ser incluso mayores cuando el origen de nuestra impotencia sea psicológico.




Eyaculación Precoz

Eyaculación Precoz un problema que parece imposible que pueda ser padecido a la vez que la impotencia pero, como nosotros sabemos, no es así.


Cuando hablamos de impotencia (psicológica o no), estamos hablando de disfunción eréctil, un problema que padecemos aquellos que no podemos tener y/o mantener la erección el tiempo suficiente para una relación sexual satisfactoria.

Eyaculación Precoz
La Eyaculación Precoz es otro problema del ámbito sexual, un problema con muchas y muy distintas definiciones, la más extendida y aceptada actualmente de las cuales es: Se considera que una persona padece de eyaculación precoz cuando no posee el control suficiente sobre su sistema eyaculatorio, evaluando esta deficiencia de control en que esta en la relación sexual, en el bienestar sexual y emociona de uno o los dos miembros de la pareja.

Una definición algo rimbombante para indicar que padecemos de eyaculación precoz cuando no somos capaces de controlar nuestra eyaculación y esta se produce antes de tiempo produciéndonos insatisfacción a nosotros o a nuestra pareja.

Puesto que para que haya eyaculación debe haber erección, estos problemas no deberían coincidir en una misma persona y al mismo tiempo. Respuesta: la premisa es incorrecta, no es necesario una erección completa, suficiente para una penetración, para eyacular.


Eyaculación Precoz e Impotencia Psicológica



En la mayoría de casos en los que se produce esta coincidencia, la historia viene a ser algo parecido a esto:

Cuando comenzamos nuestras relaciones sexuales, teníamos que sandokan era muy sensible, sólo un roce, una caricia, una insinuación, servía para que se envalentonara y se alzara orgulloso mostrando todo su poder. El problema era que sandokan, inexperto y mal educado tomaba decisiones independientes de nuestra voluntad y eyaculaba de manera desconsiderada sin importarle nuestra opinión ni, mucho menos, la de nuestra pareja.

Avergonzados por su actitud insolente, empezamos a realizar trucos de feriante para contrarrestar su poderío: nos asegurábamos que llegara a la cita descargado, incluíamos ejercicios de dispersión mental para descentrarlo (pensar en otra cosa, contar hasta infinito, imaginarnos cosas desagradables), etc.

Lo sorprendente de la historia fue que sandokan no se tomo a bien nuestros intentos y, un buen día y sin previo aviso, decidió que ya no volvería a jugar. Ya no volvería a levantarse. Ya no participaría en nuestros juegos. Si no podía ser como él quería no habría juego.


Estamos ante uno de los casos más claros de impotencia psicológica, Una impotencia que se ha producido como consecuencia de ser eyaculadores precoces.

Como consecuencia de padecer de eyaculación precoz hemos desarrollado un problema de confianza en nosotros mismos y nuestra capacidad en la relación sexual que inconscientemente nos ha conducido a una disfunción eréctil o impotencia psicológica.

Aunque algunos lo consideren imposible, la realidad es que ambos trastornos pueden coincidir y debemos aprender cómo curarlos.

El proceso de tratamiento para superarlos comenzará por resolver primero el problema de la impotencia psicológica, volver a hacer que nuestro pene vuelva a tener erecciones fuertes como para mantener una relación sexual completa, para posteriormente centrarnos en el problema de la eyaculación precoz, resolver el problema de no saber controlar la eyaculación.

Una ventaja que tiene este tipo de tratamiento es que al resolver la impotencia psicológica avanzamos en nuestro autoconocimiento y autoestima, un aprendizaje que repercute directamente en la cura de la eyaculación precoz.

Antes de plantearnos cualquier tratamiento debemos razonar y asimilar tres conceptos básicos:

  • Hombres y mujeres tenemos ritmos sexuales diferentes. Aunque generalizar no es bueno, normalmente las mujeres tienen un ritmo sexual más lento que los hombres, ellas necesitan mas prolegómenos para llegar al estado de excitación del hombre.

  • En la relación sexual, buscar el “acabar juntos” es en muchos casos una utopía. El mero hecho de centrarnos en conseguirlo hace que perdamos la concentración en lo realmente importante que es disfrutar y hacer disfrutar de la relación. Además, los tiempos del clímax son distintos y aunque comencemos a la vez, difícilmente acabaremos juntos.

  • En la relación sexual, si tu pareja es capaz de hacerte feliz con más partes y más cosas que el coito en sí, también ella es capaz de recibirlo.



Para los ajenos a la materia, puede parecer imposible que impotencia psicológica y eyaculación precoz se aúnen en una misma persona y tiempo. Ahora ya sabemos que no, lamentablemente no pero, por suerte la solución a ambos problemas va unido (al menos en parte).




Impotencia Femenina

Impotencia Femenina: un problema mucho más común de lo que parece que afecta a la calidad de vida de quien la padece y su relación de pareja.

Cuando hablamos de impotencia normalmente nos estamos refiriendo a un trastorno que afecta exclusivamente a los hombres.

La impotencia o disfunción eréctil (ya su nombre lo indica) es la incapacidad mantenida en el tiempo de tener una erección lo suficientemente fuerte y duradera como para mantener una relación sexual satisfactoria.

Impotencia Femenina 01
En este artículo vamos a centrarnos en un problema frecuentemente olvidado: la impotencia femenina. En este caso no estaremos hablando de un problema que afecte a su capacidad para tener y mantener la erección, pero sí en un problema que es del de la incapacidad mantenida en el tiempo de mantener una relación íntima completa.

Aunque normalmente olvidado, la impotencia femenina es un problema que afecta directamente a la pareja. Es un problema que puede aparecer en cualquier momento, cuando se inician las relaciones intimas o, incluso, años después. Es un problema que impide que la mujer tenga relaciones intimas satisfactorias y, por tanto, un problema que repercute directamente en la pareja y puede ser causa o efecto de problemas psicológicos.

Un problema que puede y debe ser tratado.


Impotencia Femenina: Causas



En el caso de las mujeres, la impotencia se manifiesta fundamentalmente en un cambio de hábitos sexuales, un cambio que provoca el que disminuyan e incluso desaparezcan los pensamientos y fantasías sexuales y que desemboca en que se retrasen y se eviten los encuentros íntimos.

Al igual que cuando hablamos de la impotencia masculina tenemos que esta puede estar provocada por problemas físicos, traumáticos o psicológicos, las mismas causas pueden ser las que motiven la disfunción sexual femenina.


Problemas Físicos.

Determinadas enfermedades (cardiopatías, esclerosis múltiple, Parkinson, etc.), intervenciones quirúrgicas, fármacos, etc., pueden estar implicados directamente en la impotencia femenina.

Todos estos problemas pueden afectar al riego sanguíneo y a la sensibilidad de las zonas eróticas de la mujer, llevando directamente a la pérdida de disfrute en la relación.

En este grupo también deberíamos incluir los problemas asociados al cambio en los métodos anticonceptivos, la obesidad, el consumo excesivo de bebidas alcohólicas y drogas, etc.


Dolor asociado al coito

Una causa que ocurre casi exclusivamente en el caso de la impotencia femenina.

En esta clasificación diferenciaremos entre Dispareunia y Vaginismo.

La Dispareunia es el dolor que se produce en el momento del coito, un dolor que puede estar motivado por distintas causas: inflamaciones en la zona pélvica, tumoraciones uterinas, engrosamiento de la pared de la matriz, infecciones, falta de lubricación, etc. Es un dolor real que responde a una causa física y que, dependiendo de su intensidad, nos hará hablar de Dispareunia profunda o leve.

Vaginismo, en este caso no estamos hablando del dolor en le coito sino de las respuestas condicionadas que se producen al anticipar el que se vaya a producir este dolor. Unas respuestas anticipatorias que provocan que la mujer no esté físicamente preparada para la relación.


Trastornos de excitación sexual.

Existen muchos motivos que pueden estar provocando trastornos en la excitación sexual. Cambios en aquello que hace que nos excitemos, cosas que antes nos resultaban excitantes y actualmente no lo hacen.

Este tipo de trastornos de excitación suelen corresponder a problemas en la dinámica d la pareja: la rutina sexual, la monotonía, hastío, algo que hace que ahora nuestra pareja nos produzca rechazo, etc.


Problemas psicológicos.

Entramos en el tema fundamental de esta bitácora: la impotencia psicológica.

Impotencia Femenina 02
En este punto tratamos los conocidos trastornos del ánimo: depresión, estrés y ansiedad. Este tipo de trastornos, su sintomatología (los síntomas con los que se manifiestan) y la medicación que se prescribe para su tratamiento, son causa directa de muchos de los problemas de disfunción sexual, de la impotencia psicológica femenina.

Cuando padecemos de problemas psicológicos, sus síntomas suelen resultar incapacitantes: la caída en el estado de ánimo, la pérdida de autoestima, el cansancio constante, los dolores, los mareos, los vértigos, las palpitaciones, etc. Muchos síntomas y muy distintos pero con la característica común de impedir a la persona que los padece el continuar con su vida normal.

Las medicaciones que se prescriben para tratar este tipo de trastornos pueden tener como efecto colateral la bajada del lívido, incluso su completa pérdida.

Los trastornos del ánimo son los causantes de gran número de casos de impotencia femenina. No podemos olvidar tampoco que la disfunción sexual femenina es un problema que afecta directamente a quien lo padece y a la relación de pareja, por lo que puede –a su vez – ser causa detonante de estos problemas psicológicos.



Aunque normalmente al hablar de impotencia estamos refiriéndonos a un problema sexual masculino, la realidad es que también existe la impotencia femenina. Un problema tan importante como en el caso de los hombres.

Un problema (la impotencia femenina) que puede responder a muchas causas distintas que tienen en común que son causas ajenas a la disfunción sexual. Causas que, para curarlas, deberemos tratar otros aspectos distintos a la sexualidad, pero que son detonantes de un problema que puede traer grandes complicaciones en la salud psicológica de quien la padece y en la relación de pareja.



Pastillas para la ereccion

Queremos resolver nuestra impotencia y, como siempre, queremos encontrar las pastillas para la erección. Analicemos qué hay de verdad en ellas.


En la sociedad en la que estamos, en esta sociedad en la que los médicos y farmacéuticos nos han acostumbrado a que cualquier dolencia puede ser curada recurriendo a los concentrados químicos que llamamos pastillas, hasta no hace mucho no existían las pastillas para la erección.

Pastillas Para La Ereccion 01
Decimos hasta no hace mucho porque actualmente sí existen las ansiadas pastillas para la erección, pastillas para la impotencia. Aquellos que tenemos ya una edad recordamos como no hace mucho se anunció con bombo y platillo la aparición de estas milagrosas pastillas que iban a ayudarnos a superar uno de los problemas más antiguos y estigmatizantes del hombre: la temible impotencia o disfunción eréctil.

Aunque estás pastillas fueron diseñados para determinadas dolencias específicas y sólo pueden ser adquiridas bajo receta, esto es, con el correspondiente dictamen y control médico, en la actualidad muchos son los hombres que recurren a ellas. La existencia de estas pastillas (de color azul) está muy generalizada y son fácilmente adquiribles por vías “alternativas”, evitando los problemas de los sistemas de distribución legales.

El problema de estas pastillas azules (o no), el problema de estas pastillas para la erección, radica en que tienen una gran cantidad de contraindicaciones. Una cantidad muy larga y nada despreciable, una relación que viene detallada en los prospectos, pero que nadie o casi nadie lee (en caso de tenerlos).

La obtención de estos medicamentos es fácil porque, aprovechando la desesperación de quienes tenemos disfunción eréctil o impotencia, es posible obtener grandes beneficios económicos (se obtienen por vías alternativas pero su precio es considerablemente alto) siendo poco escrupulosos y comercializando productos sin el correspondiente control sanitario y omitiendo los graves riesgos en los que ponemos nuestra salud al consumirlos.

La generalización del recurrir a estas pastillas para la erección ha sido tal que incluso se han documentado casos de personas que, sin padecer de disfunción eréctil, las han consumido para mejorar su performance sexual, para incrementar su rendimiento (aunque esta no sea la finalidad pues fueron diseñadas para tratar determinados problemas de impotencia). Personas estas que han puesto en peligro su salud, para obtener un beneficio que estas pastillas no proporciona (ni ha anunciado nunca que lo haga – por lo menos las pastillas legales-).


Son buenas las pastillas para la erección



Pastillas Para La Ereccion 02
Aunque actualmente existen muchas formulaciones, muchos tipos de pastillas para la erección, todas tienen en común que tienen gran cantidad de contraindicaciones. Las pastillas para la erección, sin excepción, sólo pueden ser recetadas por un médico especialista tras la realización de las pruebas clínicas y de laboratorio pertinentes. Si no se deben consumir sin esta prescripción médica, ni que decir tiene de consumir aquellas que se obtienen por vías laterales, sin ningún tipo de control.

La gran cantidad de contraindicaciones de este tipo de pastillas hace que su consumo pueda resultar incluso mortal para personas con problemas (especialmente cardiacos, con insuficiencia renal, con retinitis, etc.). No contar con el correspondiente control médico hace que nos estemos exponiendo pues, aunque aparentemente no padezcamos de estas dolencias, no es extraño que la cuestión de creer que no padecemos de ellas radique en que aún no se han detectado. Cometemos el error de arriesgar nuestra calidad de vida por una demora en el diagnóstico, un diagnóstico que puede llegar demasiado tarde.

Ante la pregunta que da lugar a este artículo, ante la cuestión de si debemos consumir pastillas para la erección para resolver nuestro problema de disfunción eréctil, la respuesta es un contundente y rotundo NO. Si consideramos además lo elevado de su coste y los riesgos que conllevan, la respuesta vuelve a ser, con mayor insistencia incluso, NO. Sólo en caso de contar con la correspondiente prescripción médica, sólo en el caso que un especialista, tras la realización de las pruebas oportunas, nos haya recetado las pastillas para la erección, sólo en este caso es posible (que no deseable) recurrir a estas pastillas para resolver el problema de la disfunción eréctil o impotencia.

Pensemos, además, que las pastillas para la erección no son pastillas que vayan a resolver el problema en su origen. Son fármacos diseñados para resolver momentáneamente la situación, no curan la impotencia y, por tanto, en el mejor de los casos serán “un apaño” para salir del paso en el momento pero que luego pueden acarrear consecuencias no deseadas.

Pastillas Para La Ereccion 03
Aunque es un punto que suele omitirse al hablar de las maravillas de estas pastillas para la erección, no podemos ignorar el flaco favor que realizan al erotismo. Las pastillas para la erección deben tomarse con antelación a la relación sexual. Se acabaron la sorpresa, la naturalidad, las relaciones libres y espontáneas, las relaciones deben ser pautadas y programadas, las pastillas deben tomarse un periodo de tiempo antes de la relación, sólo funcionan cuando hay estímulo directo sobre “el aparato y tienen un "periodo de vigencia" limitado. Relaciones pautadas y obligatorias: Poco romanticismo.





Impotencia Psicologica

Hablar de impotencia psicológica es hablar de una disfunción eréctil motivada por un trastorno en la mente, algo que requiere un tratamiento singular.


Como ya hemos visto en otros artículos, hablar de disfunción eréctil o de impotencia es hablar que un trastorno que afecta a la erección del pene, un trastorno que afecta a los hombres que tenemos una incapacidad –reiterada en el tiempo – para conseguir la erección y/o para mantenerla el tiempo suficiente para tener una relación sexual satisfactoria.

Son muchas las causas que pueden motivar la impotencia, desde causas físicas (en este grupo se incluyen los problemas relacionados con el mal funcionamiento del cuerpo: desde enfermedades hasta consumo de medicamentos para su “cura”), causas traumáticas (lesiones) y, el tema que ahora nos afecta y que constituye el origen de esta bitácora: la impotencia psicológica y su cura.

Estaremos hablando de una impotencia psicológica cuando nuestra impotencia no responde a ninguna de las otras causas, esto es: no tendremos problemas físicos o traumáticos que sean los causantes de esta disfunción eréctil y sí tengamos algún trastorno psicológico que pueda estar generándola (aunque no esté diagnosticado).

Al hablar de los trastornos psicológicos que pueden estar generando nuestra impotencia psicológica, estaremos hablando de trastornos muy distintos, principalmente ansiedad, depresión o estrés.

Aunque estos trastornos suelen agruparse dentro de la impotencia psicológica como un origen común de la misma, son trastornos del ánimo muy distintos y que requieren de un tratamiento diferenciado.


Por qué de la Impotencia Psicológica



Actualmente se calcula que entre el 10 y el 20% de los problemas de disfunción eréctil son debidos a problemas psicológicos, un número muy grande que justifica la creación de esta bitácora (Impotencia Psicológica Cura) pero no la asociación problema psicológico con impotencia pues, en realidad, muchas personas con problemas psicológicos no tienen disfunción eréctil.

Entonces ¿porqué a mí si me ha ocurrido?

En este punto debemos separar la impotencia psicológica de la impotencia producida por los fármacos utilizados para tratar los problemas psicológicos.

Aunque el origen es el mismo (los problemas psicológicos) cuando hablamos de una impotencia debida a los fármacos utilizados para tratar este trastorno psicológico, no estaremos hablando de una impotencia psicológica sino de una impotencia por causas físicas. Su tratamiento estará relacionado con la supresión de esta medicación bien sustituyéndola por otra, bien ajustando las dosis o bien recuperando las funciones de nuestro cuerpo para combatirla (Importante: Nunca dejar la medicación para el tratamiento de los problemas psicológicos sin la supervisión de un profesional de la medicina).

En este artículo vamos a centrarnos en cuando es el problema psicológico el causante de la impotencia, cuando es la alteración de la manera que tenemos de percibir la realidad la que está produciéndonos esta disfunción eréctil.

Está demostrado que las alteraciones psicológicas tienen una repercusión directa en la química de nuestro cerebro, unas alteraciones que tienen un reflejo directo en una pérdida del apetito sexual (libido) y de la capacidad de erección de nuestro pene.

Aparte de esta explicación química de las repercusiones de la impotencia en nuestro cerebro debemos considerar las repercusiones en nuestra manera de razonar.

La impotencia psicológica es la más proclive a entrar en un círculo de razonamiento erróneo y que alimenta su perpetuación.

Nuestro problema psicológico tiene nuestra mente ocupada en tratar de resolver qué nos está produciendo este trastorno y contrarrestar sus síntomas(los trastornos psicológicos pese a su origen mental suelen tener una expresión física muy real y suelen resultar muy estigmatizantes socialmente), este esfuerzo mental unido a los cambios en la química de nuestro cerebro tienen una reflejo directo en nuestra libido y hacen que nuestro pene no responda como antaño; cuando notamos que nuestro pene ya no tiene el vigor y la fuerza de antes, entramos en una dinámica de preocuparnos por si no funcionará, si no tendrá la capacidad suficiente para mantener una relación completa, etc.; estos pensamientos se van agolpando y, finalmente, se produce la temida impotencia psicológica.

Estamos hablando de la profecía autocumplida. Es el estudiante que se prepara un examen y piensa que no va a poder superar la prueba; el día de la prueba, se presenta y el propio miedo le bloquea e impide que demuestre sus conocimientos; se ha cumplido su profecía, él sabía que no iba a superar la prueba pero, con lo que no contaba, es que este fracaso no tiene porqué responder a no tener la suficiente preparación, responde a su bloqueo mental.

De la misma manera cuando hablamos de impotencia por origen psicológico estamos hablando de la impotencia que se produce por el hecho de que estamos convencidos de que nuestro miembro no va a responder como esperamos en el momento que lo necesitamos.


Como veremos en próximos artículos, para tratar este tipo de disfunción eréctil vamos a poder recurrir a distintas técnicas: sistemas para apoyar la fortaleza de nuestro cuerpo, sistemas para minimizar el impacto del problema psicológico, sistemas para aumentar la confianza en nosotros mismos, etc. Un tratamiento de la impotencia psicológica que, como todos, sólo va a permitir su cura completa cuando superemos el problema raíz: cuando resolvamos el problema psicológico de confianza que bloquea nuestra potencia sexual

Nota: no necesariamente, será necesario superar completamente nuestro trastorno de ansiedad, estrés o depresión; lo que sí es una realidad es que superar la impotencia psicológica y recuperar nuestra actividad sexual normal será muy beneficioso para superar estos trastornos psicológicos.