Impotencia Femenina

Impotencia Femenina: un problema mucho más común de lo que parece que afecta a la calidad de vida de quien la padece y su relación de pareja.

Cuando hablamos de impotencia normalmente nos estamos refiriendo a un trastorno que afecta exclusivamente a los hombres.

La impotencia o disfunción eréctil (ya su nombre lo indica) es la incapacidad mantenida en el tiempo de tener una erección lo suficientemente fuerte y duradera como para mantener una relación sexual satisfactoria.

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En este artículo vamos a centrarnos en un problema frecuentemente olvidado: la impotencia femenina. En este caso no estaremos hablando de un problema que afecte a su capacidad para tener y mantener la erección, pero sí en un problema que es del de la incapacidad mantenida en el tiempo de mantener una relación íntima completa.

Aunque normalmente olvidado, la impotencia femenina es un problema que afecta directamente a la pareja. Es un problema que puede aparecer en cualquier momento, cuando se inician las relaciones intimas o, incluso, años después. Es un problema que impide que la mujer tenga relaciones intimas satisfactorias y, por tanto, un problema que repercute directamente en la pareja y puede ser causa o efecto de problemas psicológicos.

Un problema que puede y debe ser tratado.


Impotencia Femenina: Causas



En el caso de las mujeres, la impotencia se manifiesta fundamentalmente en un cambio de hábitos sexuales, un cambio que provoca el que disminuyan e incluso desaparezcan los pensamientos y fantasías sexuales y que desemboca en que se retrasen y se eviten los encuentros íntimos.

Al igual que cuando hablamos de la impotencia masculina tenemos que esta puede estar provocada por problemas físicos, traumáticos o psicológicos, las mismas causas pueden ser las que motiven la disfunción sexual femenina.


Problemas Físicos.

Determinadas enfermedades (cardiopatías, esclerosis múltiple, Parkinson, etc.), intervenciones quirúrgicas, fármacos, etc., pueden estar implicados directamente en la impotencia femenina.

Todos estos problemas pueden afectar al riego sanguíneo y a la sensibilidad de las zonas eróticas de la mujer, llevando directamente a la pérdida de disfrute en la relación.

En este grupo también deberíamos incluir los problemas asociados al cambio en los métodos anticonceptivos, la obesidad, el consumo excesivo de bebidas alcohólicas y drogas, etc.


Dolor asociado al coito

Una causa que ocurre casi exclusivamente en el caso de la impotencia femenina.

En esta clasificación diferenciaremos entre Dispareunia y Vaginismo.

La Dispareunia es el dolor que se produce en el momento del coito, un dolor que puede estar motivado por distintas causas: inflamaciones en la zona pélvica, tumoraciones uterinas, engrosamiento de la pared de la matriz, infecciones, falta de lubricación, etc. Es un dolor real que responde a una causa física y que, dependiendo de su intensidad, nos hará hablar de Dispareunia profunda o leve.

Vaginismo, en este caso no estamos hablando del dolor en le coito sino de las respuestas condicionadas que se producen al anticipar el que se vaya a producir este dolor. Unas respuestas anticipatorias que provocan que la mujer no esté físicamente preparada para la relación.


Trastornos de excitación sexual.

Existen muchos motivos que pueden estar provocando trastornos en la excitación sexual. Cambios en aquello que hace que nos excitemos, cosas que antes nos resultaban excitantes y actualmente no lo hacen.

Este tipo de trastornos de excitación suelen corresponder a problemas en la dinámica d la pareja: la rutina sexual, la monotonía, hastío, algo que hace que ahora nuestra pareja nos produzca rechazo, etc.


Problemas psicológicos.

Entramos en el tema fundamental de esta bitácora: la impotencia psicológica.

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En este punto tratamos los conocidos trastornos del ánimo: depresión, estrés y ansiedad. Este tipo de trastornos, su sintomatología (los síntomas con los que se manifiestan) y la medicación que se prescribe para su tratamiento, son causa directa de muchos de los problemas de disfunción sexual, de la impotencia psicológica femenina.

Cuando padecemos de problemas psicológicos, sus síntomas suelen resultar incapacitantes: la caída en el estado de ánimo, la pérdida de autoestima, el cansancio constante, los dolores, los mareos, los vértigos, las palpitaciones, etc. Muchos síntomas y muy distintos pero con la característica común de impedir a la persona que los padece el continuar con su vida normal.

Las medicaciones que se prescriben para tratar este tipo de trastornos pueden tener como efecto colateral la bajada del lívido, incluso su completa pérdida.

Los trastornos del ánimo son los causantes de gran número de casos de impotencia femenina. No podemos olvidar tampoco que la disfunción sexual femenina es un problema que afecta directamente a quien lo padece y a la relación de pareja, por lo que puede –a su vez – ser causa detonante de estos problemas psicológicos.



Aunque normalmente al hablar de impotencia estamos refiriéndonos a un problema sexual masculino, la realidad es que también existe la impotencia femenina. Un problema tan importante como en el caso de los hombres.

Un problema (la impotencia femenina) que puede responder a muchas causas distintas que tienen en común que son causas ajenas a la disfunción sexual. Causas que, para curarlas, deberemos tratar otros aspectos distintos a la sexualidad, pero que son detonantes de un problema que puede traer grandes complicaciones en la salud psicológica de quien la padece y en la relación de pareja.