Curar la impotencia y desmontar mitos

Los mitos sexuales aumentan el nivel de exigencia y pueden desencadenar impotencia. En este artículo aprendemos a desmontar esos mitos sexuales.


Es muy frecuente que al mantener relaciones sexuales nuestras expectativas sean muy elevadas – irreales – y que esto nos lleve a un nivel de insatisfacción que sea el detonante de nuestra impotencia.

Curar la Impotencia y Desmontar mitos 01
Para comenzar a superar esta situación que tanto nos afecta debemos aprender primero qué hay de real en estas expectativas, qué es lo realmente importante en la relación sexual, hasta qué punto estamos siendo realistas con nuestras posibilidades y nuestras expectativas y si no será que estamos poniendo el listón demasiado alto y somos nosotros mismos los que – de manera inconsciente – estamos desencadenando nuestro problema de disfunción eréctil.

Esta bitácora versa sobre cualquier tipo de impotencia (excepto la traumática, donde sólo los médicos te pueden ayudar) pero se especializa en la más frecuente: la impotencia psicológica, en la cual es nuestra mente, nuestra manera de modelar la realidad el detonante de nuestro problema.

En la impotencia psicológica es importante (no esencial) que seamos conscientes de qué estamos diciendo a nuestra mente. Es frecuente que estos pensamientos se refieran a falsos mitos y, por tanto, tenemos que conocer


Los falsos mitos sexuales y la impotencia



Veamos pues si nos sentimos identificados con alguno de los mitos sexuales más frecuentes, si alguno está en nuestra línea de pensamiento:

El Sexo es cuestión de orgasmos.

Este es sin lugar a dudas el mito más extendido, sobre todo entre los hombres. El número de orgasmos, la intensidad que se obtuvo en cada uno de ellos y su calidad es una cuestión muy debatida, continuamente se oyen leyendas de actuaciones épicas no contrastadas y generalmente falsas y, lo que seguro todos hemos vivido en más de una ocasión: se tiende a exagerar incluso hasta situaciones claramente irreales.

El problema es que esta exageración, esta prevalencia de gente inclinada a sobrevalorar el orgasmo, nos afecta y tendemos a querer emular sus “hazañas”. De igual manera que sería una tontería que intentáramos emular al actor de una película X (es como si de repente consideráramos que somos débiles por no tener la destreza de rambo en el combate y nos decayéramos por no poder emularlo: ¡que es una película ¡), tampoco debemos sentirnos decaídos por no poder emular las exageraciones de nuestros amigos.

La relación sexual es una experiencia muy personal, algo que sólo compartimos con nuestra pareja y, para comenzar a superar nuestra impotencia psicológica, es con ella con la que debemos encontrar una manera que se nos adecúe y satisfaga, una manera a nuestro ritmo e intensidad.

Para emular a nuestros amigos solo es necesario ser tan maquillador de la realidad como lo son ellos.

Un mundo de números.

Vivimos en un mundo de números: cuántas horas trabajas, cuánto dinero ganas, cuántos pantalones tienes, etc. y solemos trasladar esta mentalidad estadística a nuestras relaciones sexuales: cuántos coitos practicamos, cuántos orgasmos conseguimos, cuánto tiempo dedicamos, qué frecuencia semanal, qué evolución temporal están teniendo nuestras relaciones, etc.

Estamos más pendientes de cumplir con las estadísticas que de aquello que realmente nos aporta la relación.

No podemos caer en esta trampa. El nivel de satisfacción no se puede medir. Aunque algunos te dirán que cuanto más dinero tienes, más feliz eres, la realidad estadística (ya que te gustan los números) es que los países más felices no son los más ricos. Con un nivel suficiente de dinero, la felicidad que alcances dependerá de tus expectativas, de cómo lo gestiones y de a qué lo dediques.

El sexo no es una cuestión de números. Para superar la impotencia psicológica, deja de contar y dedica tus esfuerzos a lo que realmente importa y es el disfrutar, dar y recibir en cada relación, aunque esta no incluya coito ni orgasmo.

Diferencia de género

En la sexualidad de pareja, que hombres y mujeres somos distintos es algo innegable tanto física como psicológicamente. Pero esta diferencia tiende a maximizarse llegando a resultar problemática.

Ni los hombres son animales de pensamiento único que se pasan las 24 horas del día pensando en el sexo, ni las mujeres son tan románticas como se les atribuye y también buscan en ocasiones la satisfacción puramente sexual en la relación.

Resulta contraproducente el estar constantemente intentando cumplir con esta falsa expectativa, con este mito que nos acarrea más problemas que ventajas. Para superar la impotencia debemos comenzar a aceptar nuestra manera de vivir la sexualidad, nuestra frecuencia, intensidad, calidad, etc. Debemos aprender nuestra manera de sentir y hacer y centrarnos en encontrar la manera de disfrutar de nuestra propia sexualidad y la de nuestra pareja, conectando con ella a nuestro ritmo.

Cuerpos esbeltos

Cuerpos de ensueño. ¿Realmente consideras que es necesario tener un cuerpo perfecto con unas medidas ideales para disfrutar del sexo?

La respuesta es simplemente no. Permite recordar una historia que nos lleva a un hombre ya muy mayor que intenta a mantener una relación sexual con una joven y al mostrar su cuerpo viejo, débil y de pene pequeño, ve como la joven se ríe y le pregunta ¿A quién piensas dar placer con eso viejo? A lo que el experimentado hombre le contesta: A mí.

En una relación de pareja, lo importante no es tu cuerpo ni el de tu pareja, lo importante es nuestra destreza y desempeño, lo que queramos transmitir y recibir. Para superar el bloqueo que te está conduciendo a la impotencia sexual psicológica debes entender que la realidad de un buen amante, la diferencia entre un amante resolutivo y otro solo aparente, está en la capacidad de dar y de saber recibir, una capacidad íntimamente ligada a la seguridad en uno mismo.



En este artículo hemos visto mitos sexuales que, aunque aparentemente tengamos superados, suelen influirnos, solemos tenemos interiorizados y nos afectan. Mitos con esquemas que hacen que pongamos nuestras expectativas en niveles irreales y que olvidemos lo realmente importante en las relaciones: dar y recibir satisfacción. Esquemas mentales de pensamiento que debemos superar para superar nuestro problema de impotencia (psicológica o no).



Como aumentar la libido

Es posible aumentar la libido introduciendo cambios totalmente naturales en nuestras comidas, te mostramos cómo y cómo potenciar tu potencia sexual.


Está dentro del llamado conocimiento popular que a partir de los 40 años, muchos hombres comienzan a desarrollar problemas de erección. Esta bitácora está dedicada a la impotencia, a la dificultad de tener o mantener una erección, y este es un problema que afecta a personas de cualquier edad. (Notar que decimos personas porque, aunque es un problema que normalmente se atribuye al hombre, también se da en las mujeres).

Como aumentar la libido - Ginkgo biloba
Como ya hemos comentado en artículos anteriores, la impotencia puede deberse a problemas físicos, traumatismos o problemas psicológicos. Ante los primeros síntomas de estar padeciendo impotencia, lo primero que debemos hacer es acudir a nuestro médico o especialista que será quién mejor pueda diagnosticar cual es nuestra circunstancia, hecho esto; una vez conocido que nuestro problema de impotencia se debe a un problema psicológico, sí podemos y debemos tomar cartas en el asunto y poner de nuestra parte para superarlo.

En este artículo vamos a tratar de aquellas comidas, aquellos alimentos que van a ayudarnos a aumentar nuestra libido (nuestro deseo sexual) y, de paso, ayudarnos a mejorar nuestro desarrollo y potencia sexual. Comencemos pues:


Como aumentar nuestra libido con las comidas



Aunque existen alimentos, comidas, que son útiles en nuestro propósito (mira nuestro inciso sobre cómo aumentar la libido en la mesa), los mejores resultados los vamos a obtener con el consumo de determinadas plantas en pastillas naturales, preparados o en infusiones. Estas plantas serán:


Cómo aumentar la libido en la mesa

Existen multitud de comidas que, por sus principios activos, resultan muy útiles para favorecer la circulación sanguínea (principal causa de la impotencia); estos alimentos van a favorecer el que nuestra circulación retome su camino normal y seamos capaces de inundar los cuerpos cavernosos de nuestro pene teniendo nuevamente erecciones fuertes, otros nos van a ayudar a combatir los efectos del cansancio y otros estimularán nuestra libido:

Zumo de limón: podemos tomarlo directamente o disuelto con agua (algunos incluso prefieren añadirle algo de azúcar); este zumo es un auténtico aliado a la hora de combatir el problema que nos ha traído a esta bitácora: la impotencia.

Apio: Podemos tomar esta planta directamente en ensaladas o tomando su zumo después de licuar. El apio además de tener grandes propiedades a la hora de mejorar la circulación sanguínea, es conocido por su capacidad de aumentar el deseo y la potencia sexual. (nota: Esta planta, además, es conocida por sus propiedades anticancerígenas, contra el colesterol, antiinflamatorias, digestivas, diuréticas y adelgazantes).

Ajo: El ajo – además de ahuyentar a los vampiros – tomado crudo contiene gran cantidad de arginina, la cual mejora la circulación y favorece la erección. (nota: si tienes reparo por el sabor que deja en tu boca, el mejor remedio es masticar perejil crudo después de comerlo). .

Miel y los frutos secos: son excelentes productos para aportar energía casi instantánea. La miel además introduce una pequeña subida de azúcar muy beneficiosa para las relaciones íntimas.

Ginseng Panax:

Esta planta de origen chino es considerada un estimulante y está reconocida como uno de los principales afrodisiacos masculino. Según la teoría sistémica, esta planta es un adaptógeno que va a aportarnos los nutrientes necesarios para restablecer la energía corporal y aumentar nuestra potencia. Vamos a poder encontrarla en cualquier herbolario o farmacia.

Destacar que, pese a sus propiedades beneficiosas, esta planta está contraindicada en el caso de padecer problemas cardiacos (en el corazón), problemas estomacales o problemas de ansiedad y/o estrés. Si alguno de estos es tu caso, consulta con tu médico sobre tu intención de empezar a consumirlo y si puedes hacerlo.


Shisandra.

Para aumentar la vitalidad sexual.

Esta planta también proviene de la china (en este caso del norte) está indicada para tratar la impotencia (y la eyaculación precoz), aumentar la vitalidad sexual, actúa contra el cansancio crónico y contra el estrés.

Esta planta tiene la ventaja respecto al Ginseng que no presenta sus contraindicaciones, aunque puede resultar un poco más complicada de encontrar.


Ginkgo Biloba.

Esta planta está considerada uno de los mejores alimentos para mejorar la circulación sanguínea (que, como hemos comentado, está detrás de muchos de los problemas de impotencia, incluida la impotencia psicológica que comienza por "tropiezos" de erección que no son manejados de la manera adecuada). Por sus propiedades facilita el restablecimiento de la correcta circulación de la sangre lo que permite que esta pueda llegar e inundar los cuerpos cavernosos del pene.

Notar que tomada en exceso, el guinkgo biloba puede producir dolores de cabeza y problemas gástricos.


Sabal contra la impotencia.

Para luchar contra la falta de erección y de libido, deberemos incorporar media cucharadita de la tintura de esta planta diluida en agua. Repetiremos este proceso tres veces al día – aunque por un máximo de seis semanas -.



Un efecto similar podremos obtenerlo con las decocciones de hinojo, poniendo aproximadamente 10 gramos en cada taza y tomando tres tazas al día.



Chocolate:

Por muchos considerado directamente “el afrodisiaco”, algunos llegan incluso a predicar sus bondades como sustitutivo del sexo.

Por sus principios activos, el chocolate aúna en un único alimento las sustancias que se cree aumentan el enamoramiento, aumentan la sensación de placer, estimulan nuestro organismo y favorecen la erección. Todo un compendio de virtudes.



Existen multitud de alimentos que podemos introducir en nuestra dieta habitual que, de manera totalmente natural, van a ayudarnos a mejorar nuestro desempeño sexual, desde haciendo que vuelva a revivir nuestro deseo hasta ayudándonos a tener y mantener la potencia sexual (y nuestra erección).


Podéis visitar el vídeo que hemos creado para exponer estos alimentos para aumentar la libido y la potencia sexual de manera totalmente natural:





El Deseo Sexual Femenino

La libido femenina, el deseo sexual en la mujer es muy fluctuante, depende de varios factores. Veamos cómo reactivarla.


Deseo Sexual Femenino 01
Los estudios constatan que una de cada tres mujeres adultas sufre una reducción (llegando incluso a la desaparición) del deseo sexual. Aunque la medicina está avanzando mucho en tratamientos para solucionar el problema, todos los tratamientos se topan con el mismo problema: En el caso del deseo sexual de la mujer, es aspecto psicológico es incluso más importante que en los hombres a la hora de poder disfrutar del placer sexual.

El deseo sexual funciona igual en hombres y mujeres. Para que la libido se active es necesario que se active una zona del cerebro denominada hipotálamo, esta activación hace que se desencadenen una serie de procesos químicos en nuestro cerebro que concluyen principalmente con la creación de testosterona (sí, aunque normalmente la producción de esta hormona se ha asociado a los hombres, también interviene en la sexualidad femenina).

Mientras que con los hombres, el proceso hormonal es definitorio, en las mujeres no lo es tanto.

Encender la llama

Las emociones tienen especial importancia en el caso de la sexualidad femenina. Para aumentarla, deberemos tener en cuenta:

Si nuestro objetivo es el orgasmo, no nos relajaremos y esto dificultará el que debe ser nuestro objetivo final que no es otro que conseguir disfrutar del acto. La mejor estrategia para aumentar nuestra excitación al máximo.

Puesto que el tema mental tiene gran importancia en el deseo sexual femenino, los tiempos de excitación son más dilatados y, por tanto, debemos aprender (nosotros y nuestra pareja) a dilatar los tiempos y extender y saborear los preliminares.

Reconozcamos que casi todos hemos tenido momentos brillantes que han surgido de manera espontánea pero, y especialmente en este caso, esta no tiene porqué ser necesariamente la mejor estrategia. Planificar, elegir el lugar, el momento, la ambientación, nos ayudará a tener un mayor control, seguridad y tranquilidad para favorecer nuestro objetivo de alcanzar la excitación sexual.

No despreciemos la importancia del ejercicio mental; debemos dedicar un tiempo diario a pensar, planificar, vivir mentalmente nuestra próxima relación sexual. Debemos vencer nuestros tabús y dedicar un tiempo cada día a pensar en el sexo.

Las mujeres, a la hora de encender el mecanismo de excitación sexual, precisan además del aspecto psicológico, algo que se demuestra con las mujeres que tienen un bajo nivel hormonal (normalmente debido a trastornos como la exportación de ovarios, menopausia, etc.) y que a pesar de ello, mantienen intacto su apetito sexual.

Estudios recientes demuestran que las mujeres que tienen una estabilidad emocional unida a buen estado de salud disfrutan de relaciones sexuales sanas y placenteras con independencia de su nivel hormonal. Por otra parte, también se ha demostrado que problemas de pareja, problemas emocionales, trastornos del ánimo sí influyen de forma muy negativa en la capacidad de relacionarse sexualmente.


Factores en el Deseo Sexual Femenino



Pese a que las farmacéuticas han desarrollado últimamente todo tipo de cremas, parches, pastillas, etc., todo ello encaminado a revolver los problemas en el deseo sexual femenino, la mejor estrategia se demuestra que está en analizar cada caso.

Recuperar el Periné.

En caso de problemas musculares en el periné, la solución para aumentar el nivel de excitación y facilitar la consecución del orgasmo (aunque esto deberíamos relativizarlo), radica en ejercitar la zona. Este ejercicio se debe realizar diariamente y consiste principalmente en contraer y relajar la zona. (Para las que tengamos problemas en localizarlo, podemos aprenderla al intentar retener la orina y observar qué zona contraemos).

Practicar Deporte.

La práctica regular del deporte mejora el deseo sexual desde varios frentes: además de aumentar la autoestima (ayuda a sentirnos mejor con nosotras mismas) y la sensación de bienestar, el deporte practicado de manera regular activa la zona de irrigación sanguínea en la zona genital y fortalece la musculatura. A lo anterior debemos unir que, según se calcula, la práctica de ejercicio moderado de a 20 minutos diarios, aumenta de forma muy considerable el nivel de testosterona.

Reducción trastornos del ánimo.

Los trastornos del ánimo (estrés, depresión, ansiedad), aun en un nivel que no se considera clínico afectan de manera muy negativa a la libido en general y a la femenina en particular. Cuando los problemas del día a día y nuestras circunstancias nos afectan el estado de ánimo, debemos recurrir a las técnicas que nos permitan recuperar nuestro equilibrio emocional, técnicas que irán desde aprender a relajarnos de manera voluntaria al replanteamiento y organización de la rutina diaria (encontrando – que no buscando – los momentos para nosotras).

Sequedad Vaginal.

Deseo Sexual Femenino 02
Con la llegada de la meopausia este es un problema muy frecuente que tiene implicaciones directas en la dificultad en mantener relaciones sexuales, problemas que pueden desembocar en alteraciones del deseo sexual. En este problema, la solución más rápida y efectiva será recurrir a las cremas lubricantes intimas, un aporte externo que resolverá los dos problemas a la misma vez.

Dieta.

No estamos hablando de ponernos a dieta, no es ahora el momento ni el lugar de hablar de los problemas de sobrepeso sino de cómo nuestra alimentación puede afectar directamente en nuestra capacidad sexual. En este caso deberemos reducir el consumo de todos aquellos alimentos que dificultan nuestra circulación sanguínea (en especial las grasas saturadas) y cambiarlas por aquellas que la activan (principalmente frutas y verduras).


Recordemos que en la sexualidad femenina el proceso mental es incluso más importante que en el caso de los hombres. Si hemos observado que nuestro deseo sexual femenino se ha reducido, deberíamos comenzar por intentar organizar nuestra vida con el objeto de reestablecer nuestro equilibrio emocional.



Tapping para curar la impotencia

La impotencia es un problema traumático. Un problema que ahora podremos curar con la ayuda del Tapping. Una técnica fácil y que podemos hacer desde nuestra casa.


Tapping para la impotencia
Seamos honestos, ya desde nuestra más tierna infancia sólo plantearnos la más remota posibilidad de que nuestro “sandokan” pudiera tener algún problema es algo que nos aceleraba el corazón, comenzábamos a sudar, nos flaqueaban las piernas, etc. en definitiva desencadenaba un golpe de ansiedad. Los llamados problemas del ánimo (ansiedad, estrés y depresión) son, a su vez, causantes directos del problema de impotencia; contribuyen a su mantenimiento y pueden ser su causa principal. En este artículo veremos cómo podemos romper el círculo a partir de una técnica denominada Tapping.

La impotencia o disfunción eréctil es la incapacidad mantenida en el tiempo de tener y/o mantener la erección el tiempo necesario para completar una relación de manera satisfactoria. Es un problema que afecta a las personas de distinta manera, mientras que hay personas que son incapaces de tener ninguna erección, a otras les afecta de manera que sí consiguen tenerlas pero no tienen la fuerza necesaria o no consiguen que se mantenga el tiempo preciso para completar la relación.

En muchas ocasiones este problema que se achaca a la edad o problemas con la pareja. Cómo vimos en nuestro artículo “Mitos y Leyendas sobre la impotencia”, estos razonamientos carecen de fundamento. Si bien es habitual que los hombres, pasada cierta edad tengan mayores dificultades o requieran más tiempo para la relación sexual, esto no implica que la edad lleve asociada la impotencia. La impotencia afecta a los hombres en tanto en cuanto es un problema de erección, pero no es exclusivo de los hombres, las mujeres –adaptado a su fisionomía – también pueden tener impotencia. Lo que sí es frecuente es que aquellas personas que tenemos impotencia (psicológica o no) nos veamos afectados psicológicamente por este problema.

El problema psicológico, bien siendo causa o efecto, está presente en la impotencia y es precisamente apoyándonos en él en el que vamos a buscar la solución al problema; vamos a curar la impotencia a partir de una técnica denominada tapping.


Tapping para la impotencia



El primer paso para quienes no sepan qué es el tapping es definirlo: el tapping es una técnica que parte de la premisa de que cualquier problema de la persona (en nuestro caso concreto el de la impotencia) está motivado por un desequilibrio energético en la misma. El objetivo del tapping es pues restablecer ese equilibrio para sanar el problema.

El tapping parte de la acupuntura y la digipuntura, se diferencia de estas en que no utiliza agujas y se enfoca a la parte emocional de los problemas. Por la acupuntura (medicina milenaria) se sabe que nuestro cuerpo está recorrido por energías sutiles a los que llamamos meridianos. Mientras que en la acupuntura tratamos con agujas estos meridianos, en el tapping se estimulan estos meridianos mediante golpecitos con las puntas de los dedos para reequilibrar la energía.

Veamos ahora en cómo poner en práctica esta técnica en nuestro problema de impotencia.


Cómo hacer tapping para la impotencia



La práctica del tapping es muy sencilla y sólo precisa de dos pasos:

  1. Formular el problema con una frase que sea sencilla y nos resulte cómoda a nuestra manera de expresarnos.

    Para el problema de la impotencia podrían ser frases como: no la puedo levantar, me rechazará y me dejará, me siento flácido y débil, mi cuerpo me ha fallado, etc. Remarquemos que estas son frases de ejemplo, tú tienes que buscar aquella que exprese tú problema, cómo te repercute el problema de la impotencia.

    Es importante que al crear esa frase utilices las palabras y expresiones que sueles usar y que son representativas para ti: si a tu miembro le llamas pene, o poya, o pito, utiliza esa palabra y no digas “Siento que sandokan me ha fallado” cuando quieres decir que “Mi poya es una hija-de-….”

  2. Golpear suavemente con los dedos los puntos que indicamos a continuación haciendo rondas mientras se repite la frase elegida.


Los puntos principales del tapping son nueve:

Puntos de Tapping para la impotencia
  1. El punto de karate: El lateral de la mano, entre la base del dedo meñique y la muñeca.
  2. Coronilla: parte superior de la cabeza.
  3. Orilla del ojo: en el extremo interior de la ceja.
  4. Lateral del ojo.
  5. El hueso que hay debajo del ojo.
  6. Entre la nariz y el labio superior.
  7. Barbilla: en la depresión que hay entre el labio inferior y la barbilla.
  8. Clavícula: En la punta del extremo interior de la clavícula.
  9. Axila: En el costado, unos cuatro dedos por debajo de la axila.


Muchos estamos obsesionados con la precisión, con localizar exactamente el lugar del punto. En el tapping esto no es necesario, con golpear la zona va a ser suficiente. Lo que sí es recomendable es centrar todos nuestros golpes en un mismo lado del cuerpo (sí, ya lo sabemos, el de la coronilla no tiene lados pues es sólo un punto: esta es la excepción, se golpeará sea cual sea el lado elegido).

Cómo funciona una sesión de tapping:

El primer paso será de preparación: mientras golpeamos continuamente el punto de karate (1), repetiremos la expresión “aunque la_frase_que_describe_nuestro_problema, me acepto completamente”. Es un paso preparatorio puesto que su objetivo es hacer presente el problema, manifestarlo para poder trabajar en él.

El segundo paso será ir golpeando repetidamente los puntos del 2 al 9, en orden, repitiendo la_frase_que_describe_nuestro_problema. En cada punto golpearemos varias veces el punto con las puntas de los dedos índice y corazón repitiendo la frase y pasaremos al siguiente. Haremos varias rondas completas.


Con esto habremos realizado una sesión completa de tapping. La pregunta que todos nos formulamos es cuantas sesiones son necesarias para notar los resultados, para saber que estamos curando la impotencia, y aquí la respuesta es la temida: no hay una respuesta. Cada persona en función de su realidad y de lo arraigado de su problema necesita un tiempo para notar los beneficios.


Podremos cuestionarnos más o menos esta técnica, podremos tener más o menos confianza en la misma, pero lo que es incuestionable es que es una técnica sencilla, el que podemos realizarla desde la comodidad de nuestro hogar y que su precio es francamente ajustado: tendremos que pagar pero será con constancia y ánimo. Probar no te va a costar nada.





Ansiedad por Impotencia

La posibilidad de una relación unida a nuestra impotencia nos pone malos. Nuestra impotencia nos está generando ansiedad y esta a su vez nos hace impotentes. Veamos qué esta ocurriendo.


Ansiedad por impotencia
Loving couple lying in bed - Richard foster
En nuestro artículo Impotencia Psicologica: Ansiedad estuvimos analizando la relación que existe en las personas que padecemos de trastorno de ansiedad y la impotencia psicológica. Vimos como el trastorno de ansiedad limita nuestras capacidades mentales y altera nuestras capacidades físicas y es habitual que esto repercuta directamente en nuestra capacidad para mantener relaciones sexuales, siendo el causante directo de nuestra impotencia psicológica.

Este artículo va a versar sobre la otra cara de la moneda: cómo la impotencia puede provocarnos un trastorno de ansiedad.

Aunque, aparentemente, la sociedad y la cultura han avanzado mucho y cada vez estamos más cerca de conseguir la igualdad de la mujer y el hombre, de romper los estereotipos con que solíamos clasificar a las personas, la realidad es que este avance es más teórico que práctico y seguimos condicionados por este pensamiento tradicional.

Queremos salir triunfantes en las relaciones con la pareja (relaciones sexuales). Cuando soñamos, casi nadie quiere ser el músico que toca el bombo en la cola de la banda de música donde nadie se percata de su labor, habitualmente, todos soñamos con ser la majorette (bailarina) que encabeza el desfile deslumbrando con sus movimientos y su habilidad con el bastón que agita. En las relaciones sexuales la cuestión también es la misma: no queremos pasar desapercibidos pero, en esta faceta el problema es que – culturalmente - nuestra valía parece depender de nuestro desempeño, algo que está aún más marcado en el caso de los hombres que parecen ser los responsables del placer de sus parejas. Más aún, nuestro buen rendimiento está condicionado por la capacidad de llevar al orgasmo a nuestra pareja.

Como decimos la sociedad ha avanzado pero las viejas ideas se mantienen. El hecho que provoca este artículo es que este deseo, esta necesidad social de satisfacer sexualmente a nuestra pareja (y, como no, nuestro ego), nos genera un nivel de nerviosismo, de excitación, una ansiedad ante la posibilidad de fracaso que, paradójicamente, es la que impide que nuestro sistema nervioso responda de manera adecuada y con ello nos predispone a la impotencia, esto es a no tener o no poder mantener la erección.


El círculo de la Ansiedad por Impotencia



La ansiedad que se genera ante la posibilidad que no cumplir las expectativas en nuestra relación sexual, conduce a los primeros “pinchazos”.

Ante esta situación nuestra reacción natural es que, en las próximas relaciones, estemos más pendientes de no repetir nuestro mal desempeño que en recibir los estímulos eróticos. Centramos nuestra mente en no repetir los errores e inconscientemente estamos adentrándonos cada vez mas: nuestra mente está nerviosa, nuestro cuerpo está exaltado (que no excitado), tenemos todo nuestro ser pendiente que no fracasar, de salir del círculo de la impotencia y, esta misma tensión es la que está cerrando nuestros sentidos a las señales de estímulo sexual. El desenlace es previsible y el problema se sigue agravando.

La reiteración de los fracasos hace que pensemos en que este es un problema que no vamos a conseguir corregir, nos invaden los pensamientos de frustración y la angustia, la ansiedad crece cada vez mas en nuestro interior y hace que temamos, evitemos o demos por perdido el encuentro erótico: con la impotencia estamos aumentando cada vez más nuestra ansiedad, con cada fracaso estamos alimentando nuestro temor a nuevos encuentros.

Hemos descrito el círculo que nos lleva a la realidad de no saber qué fue primero, la gallina o el huevo. Tenemos impotencia, puede que los médicos nos hayan dicho que esta no responde a causas físicas y, por tanto, estamos ante una impotencia psicológica, o puede que responda a algo físico, el hacho es que esta impotencia y el miedo que nos genera ha desembocado en un trastorno de ansiedad, en un “miedo” anticipatorio a las relaciones sexuales y al fracaso. Una ansiedad que, a su vez, es causante de la impotencia y que, por tanto, hace difícil dilucidar qué nos produce impotencia (aunque en un principio no estuviéramos padeciendo de impotencia psicológica).



A los factores educativos y sociales que hemos apuntado anteriormente como causantes de la ansiedad en personas que padecemos de impotencia, deberíamos añadir:

  • La pareja: la forma en la que nuestra pareja reaccione ante el problema, la forma que tenga de afrontar la insatisfacción sexual y, sobre todo, la manera en la que se comprometa en afrontar de manera conjunta el problema es un punto clave que puede disparar rápidamente el nivel de ansiedad.

  • El tiempo que transcurre desde que surge el problema hasta que comienza a tratarse. El nivel de ansiedad irá aumentando con el tiempo, ignorarlo no va a hacer que desaparezca. Es importante comenzar a tratar los dos problemas (impotencia y ansiedad) desde ya.

  • La pérdida de la libido. En nuestro artículo Aumentar la libido en cuatro pasos estuvimos hablando de cómo no tratar de manera correcta la impotencia, nos lleva a distanciar las relaciones y tratar de bloquearlas mentalmente, esta reacción lleva asociada el que nuestra libido, nuestro deseo sexual se desvanezca. Esta situación, contrariamente a lo que pueda pensarse, va en contra de la solución de nuestro problema de impotencia y sí aumenta nuestros niveles de ansiedad.

  • El miedo al fracaso hace que evitemos el coito, probablemente buscaremos formas “alternativas”, esta situación – al no tratarse de algo deseado – aumentará nuestro nivel de ansiedad.


Como vemos el problema de la impotencia (psicológica o no) mal tratado puede desencadenar otra serie de alteraciones en nuestra auto-estima, en la manera en la que nos relacionamos con nuestra pareja, en la manera que afrontamos las relaciones sexuales, etc. problemas que se unen en una alteración de nuestra mente denominada trastorno de ansiedad, la cual – a su vez – es desencadenante de la impotencia psicológica.